Con la inauguración de su primera tienda en Tacuarembó el mes pasado, Margara Shaw se lanzó a la conquista del norte del país y ve potencial para continuar por el resto del territorio bajo el formato de franquicias.

Luego del cuarto local, en 2010 la dirección de la empresa decidió que la expansión comercial sería a través del sistema de franquicias. «Es así que trabajamos en el diseño de un formato a través del cual el franquiciado pudiera contar con el respaldo y trayectoria de la marca», explicó la responsable de franquicias, Patricia Larrea.

En 2016 llegó la propuesta desde Tacuarembó que se concretó en un período de cinco meses, desde que recibieron la solicitud hasta la firma del contrato, indicó.

Larrea detalló que obtener una franquicia de Margara Shaw implica una inversión de alrededor US$ 100.000, entre el canon inicial de US$ 25.000 y la inversión del local. La empresa solicita además un fondo de promoción del 5% de las ventas anuales pero no se cobran regalías.

A cambio, la empresa proporciona apoyo en varios aspectos, como la búsqueda del local —si es necesario—, software centralizado de gestión, marketing y comunicación integral y pautas de cómo hacer el layout para que «el estilo y el espíritu sea el mismo en todos los locales», exlcusividad de territorios, entre otros.

Otra de las premisas de la empresa es ofrecer el mismo mix de prendas en todas las tiendas, destacó Larrea.

A un mes de la apertura en Tacuarembó, Larrea indicó que las ventas vienen «en muy buenos números». A raíz de esta primera franquicia se incrementaron las consultas para llevar la marca a otras ciudades. «Antes de fin de año nos gustaría tener más presencia en el Interior. Nos parecen interesantes Salto y Rivera, pero estamos abiertos a todas las opciones», dijo.

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