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Llevar un café o entregar un paquete, los robots ahora llegan a las oficinas

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La empresa tecnológica coreana Naver los usa para entregas y prevé venderlos a empresas.

Los nuevos trabajadores recorrieron la oficina haciendo tareas como ir a buscar café, entregar comidas y paquetes. No estorbaron a nadie. Esperaron los ascensores con una cortesía inquebrantable. Y, quizás lo más tentador, no se quejaron.

Eso es porque eran robots.

Naver, un conglomerado de Internet en Corea del Sur, está experimentando con la inclusión de robots en la oficina desde hace meses. Dentro de un rascacielos de 36 pisos, futurista e industrial, en las afueras de Seúl, unos 100 robots navegan por su cuenta, moviéndose de un piso a otro en ascensores exclusivos para ellos y, a veces, junto a humanos, pasando por puertas de seguridad y entradas a salas de reuniones.

La red de servicios de Naver, que incluye un motor de búsqueda, mapas, e-mail y agregación de noticias, es dominante en Corea, pero su alcance en el extranjero es limitado y carece del renombre de Google.

En las afueras de Seúl, dentro de un rascacielos de 36 pisos, unos 100 robots navegan por su cuenta, moviéndose de un piso a otro en ascensores exclusivos para ellos y, a veces, junto a humanos.

Naver ha estado a la caza de nuevas vías de crecimiento. En octubre, acordó adquirir Poshmark, un retailer de segunda mano en línea, por US$ 1.200 millones. Ahora, ve a los robots en oficinas como un producto que otras empresas querrán.

Los robots han encontrado un hogar en las fábricas, el retail y la hospitalidad, pero en gran medida están ausentes del mundo administrativo. Hay cuestiones de privacidad espinosas: una máquina repleta de cámaras y sensores que deambula por los pasillos podría ser una herramienta distópica de vigilancia corporativa si se abusa de ella, dicen los expertos. Diseñar un espacio donde los robots puedan moverse sin molestar al personal es un desafío.

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Interacción. La empresa busca que los robots no hagan sentirse incómodos a los empleados. 

Pero Naver ha realizado una investigación exhaustiva para asegurarse de que sus robots se vean, muevan y comporten de una manera que haga que los empleados se sientan cómodos.

«Nuestro esfuerzo ahora es minimizar la incomodidad que causan a los humanos», dijo Kang Sang-chul, ejecutivo de Naver Labs, una subsidiaria que desarrolla los robots.

Naver diseñó la oficina desde cero con los robots en mente, comenzando la construcción en 2016. Cada puerta está programada para abrirse cuando se acerca un robot. No hay pasillos estrechos ni obstrucciones en el suelo. Los techos están marcados con números y códigos QR para ayudar a los robots a orientarse. La cafetería tiene carriles dedicados para que los robots entreguen comidas.

Naver también ha publicado estudios en el campo de la interacción humano-robot. Tras una serie de experimentos, por ejemplo, concluyó que el lugar óptimo para un robot en un ascensor repleto de humanos era la esquina junto a la entrada en el lado opuesto al panel de botones. Ponerlo en la parte trasera del ascensor hizo que los humanos se sintieran incómodos.

Riesgos de Privacidad

Naver no es la única empresa que intenta avanzar en la tecnología robótica. Rice Robotics ha desplegado cientos de robots que entregan productos en oficinas, shoppings y tiendas de conveniencia en Asia. Robots como Optimus, que Tesla presentó en septiembre, están diseñados para parecerse más a los humanos y transportar cajas y más, pero aún falta mucho para su implementación.

La cafetería tiene carriles dedicados para que los robots entreguen comidas.

Naver dijo que un diferencial de sus robots es que son intencionalmente «sin cerebro», o sea, no son computadoras rodantes que procesan información en su interior. En cambio, se comunican en tiempo real a través de una red 5G privada de alta velocidad con un sistema informático centralizado en la «nube». Los movimientos de los robots se procesan utilizando datos de cámaras y sensores.

A Lee Jin-kyu, director de protección de datos de Naver, le preocupaba que los datos pudieran usarse para rastrear a los empleados sin su conocimiento, creando problemas legales para la empresa en Corea del Sur, que tiene estrictas leyes laborales y de privacidad.

Las cámaras solo pueden ver debajo de la cintura de las personas y las imágenes se borran cuando el robot se orienta. Se activa un modo de emergencia si éste es derribado o si los ángulos de la cámara cambian repentinamente. En tales casos, el robot alerta que puede grabar rostros de personas.

A los expertos en privacidad les preocupa que los clientes puedan modificar los robots o crear sus propias políticas de recopilación de datos. La abogada de privacidad Kim Borami, dijo que muchas empresas coreanas eran opacas al respecto y que encontró ejemplos de compañías que violaban las leyes de privacidad. «Normalmente no te enteras de las violaciones de privacidad en una empresa hasta que hay un denunciante o una filtración», remató Kim.

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