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Impresión 3D aplicada a la medicina busca afianzarse y proyecta expansión

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Piezas. Cuestan la mitad que en Brasil; el maxilar llega a los US$ 500, pero los precios varían mucho según el caso. (Foto: Ariel Colmegna)

Su implementación permite reducir tiempos y costos de las intervenciones quirúrgicas, al darle la oportunidadal cuerpo médico ensayar el procedimiento previo a la intervención.

Los alcances de la tecnología de impresión 3D no conocen límites y sus beneficios continúan derramándose por diferentes ámbitos. La medicina no es la excepción.

Tres jóvenes emprendedores vieron un nicho a explotar en Uruguay y crearon Armor Bionics, una empresa especializada en la impresión 3D que crea modelos médicos sobre los cuales el cuerpo médico luego moldea las placas de los pacientes. Esto permite optimizar el proceso de intervención quirúrgica reconstructiva.

Rodrigo Amarelle, Bruno Demuro y Jan Szolno son los responsables del emprendimiento que realiza modelados óseos en base a la información de tomografías computadas. «Creamos la empresa en 2013. El primer año lo dedicamos a estudiar los modelos, la forma de leer las tomografías computadas y replicarlas en la impresora 3D. En 2014 lo llevamos a la práctica», recordó Demuro.

En ese momento entró en juego la Cátedra de cirugía plástica, reparadora y estética de la Universidad de la República, del Hospital de Clínicas. Más específicamente el Héctor Juri, profesor titular de la cátedra y Gustavo Mantrana, cirujano que buscaba ejemplos locales de uso de la tecnología para presentar un Trabajo de Investigación Científica sobre su uso. «Comenzó a probar la técnica a inicios de 2014 y dos ejemplos le bastaron para confiar en el sistema. Hizo ocho en total y en marzo de este año presentará su documento final», explicó Demuro.

Los resultados obtenidos trascendieron y a la empresa ya le llegaron los dos primeros pedidos de privados, y otro está en proceso. Incluso, uno de ellos no es de un maxilar, sino de cadera. «Es que la tecnología no tiene límites, se puede aplicar a cualquier pieza ósea del cuerpo o tejidos blandos», apuntó Demuro.

En la actualidad, para casos de urgencia en Uruguay se utiliza un servicio similar pero de Brasil, «que demora dos semanas y es más costoso; con nuestra tecnología se obtiene la pieza en 72 horas y con la mitad del valor», aclaró Amarelle. La pieza maxilar llega a los US$ 500 aunque varía mucho según el caso.

Según Amarelle, el producto final logra un alto grado de detalle, consistencia y cualidades mecánicas similares a las óseas. Entre otras ventajas, el equipo médico puede evaluar y planificar la operación, moldear las placas de osteosíntesis e incluso la longitud de los tornillos de fijación sin la necesidad de operar al paciente. «Además de la ventaja médica, implica un ahorro para las instituciones reducir los costos del quirófano ya que procedimientos que antes se hacían en ese lugar, ahora, gracias a esta tecnología se pueden hacer afuera, como el moldeado de las placas de osteosíntesis, con los gastos que esto implica. Esto se traduce luego, en una reducción de un 25% del tiempo en la operación de reconstrucción», dijo Amarelle. El material utilizado, PLA, también marca la diferencia. Es en base a maíz, 100% biodegradable y no tóxico.

Capacidad

Con seis impresoras instaladas, Armor Bionics tiene una capacidad para producir unas 100 piezas mensuales, pero el objetivo es seguir sumando equipamiento para ampliar el negocio. «Lo que se genere estará destinado a recursos, impresoras y materiales, para ampliar nuestra capacidad productiva», indicó Amarelle. «Incluso estamos estudiando los materiales orgánicos que no son rechazados por el cuerpo humano para en un futuro poder ‘imprimir’ órganos», agregó Demuro.

Este año y el próximo, con el mayorista de equipos médicos Günter Schaaf como socio estratégico, los emprendedores focalizarán sus energías en afianzarse en el ámbito local. A futuro, el objetivo es salir a conquistar mercados regionales donde aún no se ha explotado la tecnología.

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Piezas. Cuestan la mitad que en Brasil; el maxilar llega a los US$ 500, pero los precios varían mucho según el caso. (Foto: Ariel Colmegna)

InnovaciónAntonio Larronda | [email protected]

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