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Una empresa uruguaya de pioneros que avanza

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Efice

Con varios proyectos innovadores en su portafolio de negocios y en constante crecimiento, la empresa Efice destinará US$ 300 millones, en lo que será la inversión de capitales uruguayos más grande del país, en la instalación de una nueva planta industrial con el objetivo de triplicar su actual capacidad de producción y ampliar hasta cinco veces la línea de productos derivados del cloro.

Son pocas las empresas familiares que superan los 100 años de actividad y que actualmente siguen creciendo. Con fuertes ra{ices en la visión emprendedora de Domingo Garibaldo, un pionero que en 1895 a los 19 años de edad se recibe de químico y dedica su vida a la docencia en la cátedra de Química de la Facultad de Medicina, pues en aquellos años era una rama de esa carrera. Actualmente, 121 años después, la cuarta generación ha desarrollado más de 100 innovadores productos con nuevas aplicaciones para el cloro.

Néstor Gómez Alcorta, presidente y director general de Efice, habla de los principales hitos de una pequeña empresa familiar que se ha transformado en un referente de la industria química nacional y regional.

¿Cómo fueron los inicios de la fabricación del cloro en Uruguay?
Efice nació en 1955, pero este negocio familiar del cloro tiene más de 100 años de historia. Todo comenzó en el año 1925 cuando mi bisabuelo, el Dr. Domingo Giribaldo, elaboró la primera producción de hipoclorito de sodio de América del Sur. En 1911, Giribaldo obtiene una beca para ir a la reconocida Universidad de París, La Sorbonne, a estudiar todos los temas que estaban en gran auge en el mundo de la ciencia por aquellos años, como los átomos y los electrones. Al finalizar esa beca, logra otra beca para estudiar en Berlín. Francia y Alemania a comienzos del siglo XX eran el emporio de la industria química y de la física.

¿Cuándo nace la vocación emprendedora de su bisabuelo?
A su regreso a Montevideo, continuó con su actividad de docente y, al cabo de varios años, se decide a diseñar y construir una celda electrolítrica, a partir de los conocimientos adquiridos en Europa. Así es capaz de fabricar cloro a partir de la electrolisis de sal con escasos recursos económicos.

¿En qué condiciones comienza la producción?

Construye una especie de planta piloto en el garage de su casa. Ayudado de dínamos de moto, con un tanque fabricó una membrana y después llegó la etapa de la electrólisis de la sal. Separó la molécula del cloruro del sodio, para la obtención del hipoclorito de sodio que es la base de las aguas lavandinas hasta el día de hoy.

¿Cuándo llega la segunda generación al emprendimiento familiar?
Ya en los años 20 entra en escena mi abuelo, Héctor Alcorta, que se casó con la hija de Giribaldo. Ahí comienza una etapa más emprendedora frente a los inicios de mi bisabuelo, que lógicamente tenía un mayor foco en la ciencia, la investigación y la docencia académcia. Alcorta comienza a replicar la construcción a gran escala de esas celdas electrolíticas y en 1925 comienza la producción nacional de hipoclorito de sodio. Se trató de la primera planta de cloro de Sudamérica que estaba ubicada en la zona del Cordón, en la calle que hoy se denomina Ana Monterroso de Lavalleja, entre Requena y Paullier. Debido a ello, Uruguay es el primer país del continente en erradicar el cólera y el tifus, porque se comenzó a potabilizar el agua.
La fábrica instalada comienza a crecer acompañando la demanda del mercado, agregando módulos de producción hasta que en los 1950 donde entra en escena mi padre, Sadi Gómez Larcebó, que se casa con la hija de mi abuelo Alcorta. Mi abuelo decide dar el gran salto cuantitativo y cualitativo con la construcción de una gran planta de cloro y soda cáustica, para complementar la fabricación del hipoclorito de sódio.

¿En qué circunstancias nace Efice?
Para esta nueva etapa de desarrollo, se precisa incorporar tecnología de Europa y se decide adquirir una planta para instalar en Uruguay. En el año 1955, nace Efice para encarar ese proyecto. El emprendimiento es financiado por distintos inversores, entre ellos hubo capitales argentinos que luego la empresa reabsorbió por parte de la familia. En 1956, se encarga a mi padre, que ya era ingeniero químico recibido, que viaje a Europa a adquirir una planta que quedó operativa en la ruta 1 Km 25 (San José) en 1959.

UN LEGADO

¿Hubo espacio para el desarrollo nacional?


En plena expansión, comienza a replicar las celdas importadas a nivel nacional con técnicos uruguayos en talleres de Efice. A nivel local se desarrollan las celdas electrolíticas con la misma eficiencia que las importadas. Mientras tanto, a finales de los años 60, mi padre termina el diseño propio de una nueva celda electrolítica con una serie de avances en eficiencia y en calidad de producto. En 1969 se pone a funcionar la primera celda electrolítica marca Efice.

¿Cuándo se incorporó a la empresa?
En el año 1977 fallece mi padre en un accidente automovilístico y llega mi turno para estar al frente de la empresa con 28 años. Ahí nos hacemos cargo de ese gran desafío que no es sólo mantener el legado empresarial, sino también la filosofía de crecimiento desde 1925. Un legado que dejó mi padre fue. “Una industria en constante crecimiento para un país en constante desarrollo”.

¿Y cumplió con el legado?

Sí, desde 1977 hasta la actualidad no dejamos de crecer en la producción de todos los productos derivados del cloro. Logramos crecer treinta veces. Efice es una empresa que tiene que ver con una necesidad nacional, que tiene que ver una estrategia asociada a la soberanía del país. Porque no existe ningún país en el mundo que deje de tener producción propia de cloro para potabilizar el agua. Se perdería soberanía si se precisa del cloro extranjero para potabilizar el agua porque, en caso de un conflicto global, se corre el riesgo de dejar al país sin agua potable.

UN REFERENTE

¿Cómo fue traspasar la barrera de pequeña empresa familiar para transformarse en un referente de la industria química dentro y fuera de fronteras?
En 1995 aumentamos sustancialmente la capacidad productiva de la planta y se inició un proceso de profesionalización de todas las áreas de trabajo de Efice, que se mantiene hasta hoy. En la gestión, de 140 empleados mi madre y yo somos los únicos integrantes de la familia en la empresa. Además Efice se convierte en una de las primeras industrias del país en certificarse bajo las normas de calidad ISO, como parte de su permanente búsqueda de la producción de derivados con mayor valor agregado y con un alto grado de profesionalismo, mejora continua y excelencia en la gestión. También hay un cuidado responsable del medio ambiente, especial atención a la seguridad laboral y una fuerte apuesta a la innovación.

Como empresa referente. ¿Efice forma parte de entidades gremiales empresariales a nivel nacional y regional?
Sí, somos socios de Chlorine Institute, que es la agrupación internacional de productores de cloro que tiene como único objetivo bregar por las buenas prácticas industriales y el manejo seguro tanto en la planta industrial como en el transporte de cargas peligrosas.Asimismo, somos socios fundadores de Clorosur desde 1996, del cual soy presidente desde hace tres años.

INNOVACIÓN

¿Cuál es actual capacidad productiva?


En un predio de 10 hectáreas, la planta ocupa el 50% de la superficie aunque en un futuro vamos a desarrollar un nuevo proyecto industrial. Actualmente tenemos una capacidad de producción de 200.000 toneladas anuales de cloro y sus derivados.

¿Qué lugar ocupa la Innovación y la creación de nuevos productos dentro de la compañía?

Ocupa el primer lugar; en 2011 se creó el Departamento de Innovación. Ya tenemos más de 100 productos de Innovación en distintos grados de avance. En ese campo, tenemos en plena construcción, una planta piloto con apoyo de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) para la fabricación de Silicio Grado Solar. Se trata de un insumo clave para la construcción de los paneles fotovoltaicos, básicamente a partir del cloro y las cenizas de la cáscara de arroz que actualmente está generando un problema medioambiental.
Tenemos además proyectado desarrollar una línea de productos para el agro, para el crecimiento de los cultivos y un promotor de crecimiento para vacunos. Entre otros productos innovadores de Efice, podemos destacar la erradicación del aire con polvo de las calles de tierra y la neutralización del fósforo de los efluentes, evitando la formación de cianobacterias en el agua.También trabajamos con la industria láctea y las plantas de celulosas instaladas en Uruguay.
Asimismo, somos la primera empresa que ha implementado el MUGI (Modelo Uruguayo de Gestión de la Innovación). un programa creado conjuntamente por el LATU y la Cámara de Industrias del Uruguay que tiene como objetivo el manejo sistematizado de la innovación dentro de la empresa. Contamos con más de 100 productos de innovación generando nuevas aplicaciones para el cloro, hay más de 50 innovaciones en fase de desarrollo y más de 20 productos en etapa de lanzamiento.

¿Cuál fue el momento más crítico para Efice?

Se produjo en 2014… Sucedió luego de 10 años de aumentos muy grandes de nuestros precios de energía eléctrica, que llegaron a un 500% en dólares. La electricidad es nuestra principal materia prima; significa un 50% de nuestros costos de producción. Somos el principal consumidor de energía eléctrica del país. Ese fue el momento más crítico de toda la historia de Efice, que tenía amenazada su continuidad... Tras afrontar una etapa de ajustes y baja significativa de costos, donde quiero destacar el apoyo de las autoridades y la colaboración de los trabajadores, ahora tenemos una empresa totalmente saneada.

PROYECTO DE US$ 300 MILLONES
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¿Cuáles son las características del proyecto Omega?
Es la inversión de US$ 300 millones en una nueva planta industrial. Se trata de la inversión privada más grande del país realizada por capitales uruguayos. Va a estar ubicada en nuestro predio de la ruta 1, donde vamos a triplicar la capacidad productiva actual y el desarrollo de líneas de productos va a ser cuatro veces más grande. Junto a la planta principal, se proyectan 24 plantas satélites interconectadas, que fabricarán otros productos derivados del cloro. Llegaremos al millón de toneladas en la capacidad de producción que, en un alto porcentaje, se exportarán hacia la región. En tanto, el 40% de la inversión corresponde al desarrollo de un parque eólico, que abastecerá a la red de UTE, y está prevista la construcción de dos barcazas para el traslado de la soda cáustica a las plantas de celulosa.

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