Ser admitidos en prestigiosas universidades extranjeras les aportó a varios ejecutivos uruguayos mucho más que títulos académicos.

El pasaje por centros de enseñanza del calibre de la London School of Economics, el Massachusetts Institute of Technology (MIT) o Harvard marcó sus vidas y, además de volver con el birrete, estos profesionales trajeron conocimientos y contactos que capitalizaron en sus carreras.

«En Harvard aprendí a pensar, no a recitar teoremas», aseveró Luis Berchesi, hoy director de Isbel. A Pablo Sitjar, recibir clases de un Nobel de Economía lo marcó a fuego; supo valorar la experiencia de compartir debates con Franco Modigliani, un testigo privilegiado de negociaciones importantes de gobiernos.

Convivir con estudiantes de todo el mundo le permitió generar una red de «consultores» a Tamara Schandy, gerente senior en Deloitte. Lo mismo sintió Pablo Garfinkel, que compartió aula con 180 colegas de orígenes y perfiles muy variados. Mauricio Levitin, en el MIT conoció a Josef Preschel, hoy su amigo y socio en desarrollos inmobiliarios. Andrés Cerisola, socio director de Ferrere, aprendió en Harvard la importancia de empujar sus propios límites y Alberto Mello, gerente de Banca Persona e Inversiones de HSBC, comprendió que «cada uno es dueño de su carrera».

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CUADRO DE HONORSilvana Nicola