La estabilidad uruguaya atrae y se eleva el porcentaje de las postulaciones de candidatos extranjeros.

En los últimos cinco años, muchas empresas abrieron oficinas en Uruguay. La firma de Trading Trafigura se instaló en Montevideo en 2013 y hoy emplea a 260 personas; la química Basf abrió su oficina en 2014; son 60 funcionarios, pero prevén llegar a 300 a fines de 2016. La empresa de retail Sodimac llegó en 2014 y en 2015 abrió su primera tienda. La compañía de logística Axionlog abrió el año pasado un nuevo centro de distribución.

Al principio conformaron sus estructuras ofreciendo paquetes de expatriación a profesionales, en su mayoría argentinos, para llevar adelante el startup de sus negocios. Hoy, salvo excepciones, la realidad es que por las mismas leyes de oferta y demanda los candidatos están dispuestos a relocalizarse y aceptan hacerlo aún con contratos locales.

«El mercado uruguayo como plaza ha ganado gran popularidad. Cuando publicamos una búsqueda, el 60% de las postulaciones proviene de argentinos. Este porcentaje decanta hasta llegar a un 25% dispuesto a moverse, y se reduce a un 15% entre quienes ofrecen una especialización que para el mercado uruguayo pueda resultar competitiva», comenta Martín Gerding, responsable de Page Group Uruguay.

El 2012 fue el año «pico» de consultas y postulaciones para trabajar en Uruguay, según datos de Advice. ¿Buscando qué? Cercanía, afinidad cultural, estabilidad social, política y económica, seguridad y calidad de vida. De hecho, según un ranking de la consultora Mercer que comparó 230 localidades del mundo, Montevideo es la ciudad latinoamericana con mejor calidad de vida. Está en el lugar 78, seguida por Buenos Aires (91), Santiago (93) y Ciudad de Panamá (95).

Uruguay ha gozado de circunstancias internacionales que han beneficiado su economía. Cuenta con US$ 16.000 millones de reservas y llega a 47.000 millones el PBI. «Padece atraso cambiario —morigerado, pero que se mantiene— por el ingreso de divisas de los últimos años. Con una presión fiscal medio alta, tiene una tasa de inflación cercana al 10%» explica Marcelo Elizondo, de la consultora DNI.

Quien decida pegar el salto para trabajar en Uruguay, no debería evaluarlo solo desde el punto de visto monetario, «el costo de vida en Montevideo es superior al de Buenos Aires en un 40%, y los salarios no tiene paridad directa con esta diferencia», precisa Gerding.

Sin embargo, hay quienes aún así lo deciden. Karina Cicinelli se instaló en Montevideo en 2014 para ocupar el puesto de directora médica de Roche en Uruguay. «Acepté viajar como un desafío profesional", dice, aunque en su decisión también influyó la estabilidad económica y social del país y la seguridad. La ejecutiva no llegó a Montevideo en condición de expatriada, o sea que los costos de la casa y del colegio de su hijo están a su cargo. El auto es suyo, pero los gastos los paga la empresa. En su paquete tampoco se incluyeron pasajes a Buenos Aires, como suele negociarse en otros casos para destinos más lejanos.

El sueldo que percibe es menor al que recibía en Buenos Aires, pero ganó en calidad de vida y asegura que hasta puede ahorrar.

Sebastián Bellagamba, argentino que dirige la ONG Internet Society para América Latina, dice: «Es mucho más caro que Buenos Aires. Allá viviría con menos dólares, pero en Montevideo hay opciones para no gastar. En Argentina llevaba a los chicos al Club de Amigos porque no tenía plazas cerca o seguras. Acá usamos el espacio público». El ejecutivo vive en Carrasco, con su esposa y sus cuatro hijos y optó por Uruguay en 2007. Considera que Montevideo «está más cerca cultural, geográfica e idionsincráticamente que muchos lugares del interior argentino».

A su juicio, el profesional de Montevideo mira más al mundo, es más cosmopolita y tiene más bajo perfil que el porteño, pero reconoce que la privacidad entre los que integran el minimundo ejecutivo puede verse comprometida. (La Nación / GDA)

Negocios