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"Digitalización es el reto en Latinoamérica"

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Soto. La tecnología está cambiando el modelo del negocio farmacético, reflexionó.  (Foto: Francisco Flores)

Nació en San José de Costa Rica y con 53 años viajó por casi todo el mundo de la mano de Roche, Hoy dirige las operaciones para varios países de América Latina, incluido Uruguay.

Nació en San José de Costa Rica y con 53 años ha viajado por casi todo el mundo. Estudió contabilidad pública y finanzas, se especializó en Alta Gerencia y hoy dirige las operaciones de Roche para varios países de América Latina, incluido Uruguay. Con 25 años en la empresa, reafirma que innovar es clave y que la empresa «va a donde la ciencia la lleve». Espera que la región avance en digitalizar la información médica para no «quedarse atrás» y destaca a Uruguay en este contexto. No ve como amenaza a las empresas dedicadas a los genéricos siempre y cuando «se pruebe su seguridad y eficacia» y reconoce que las tecnológicas revolucionaron a la medicina. Está casado, tiene dos hijas y en su ratos libres le gusta disfrutar de su familia y hacer deporte.

En 1992 ingresó a Roche, ¿cómo fue ese acercamiento?

Roche está en mi familia hace muchos años, mi padre era visitador médico y trabajó en Roche cinco años, conozco la empresa desde muy chico. En ese año yo trabajaba para una industria bananera, pero antes estuve tres años en PwC y auditaba a Roche. Me llamaron para una plaza que había en el área de contabilidad y finanzas y ahí comenzó la historia. Ingresé como gerente de proyectos, pasé por varios puestos en el área de finanzas hasta que a fines de 1995 tuve la oportunidad de ir a trabajar a la casa matriz, en Suiza, en el área de auditoría corporativa de toda la compañía. Eso me permitió conocer el mundo Roche porque si bien vivía en Suiza, auditaba a varias regiones y países en el mundo. También estuve en la dirección financiera de Roche en Bélgica.

Después regresé a Latinoamérica, estuve nueve años en México y finalmente, en 2009, volví a Costa Rica, ya como gerente general para Centroamérica y el Caribe.

Según su experiencia, ¿cómo ve el mercado latinoamericano respecto al resto del mundo?

En desarrollo. Tiene una importante característica y es que tiene una medicina social. Debemos reconocer que los gobiernos han hecho esfuerzos importantes para proveer de salud a la población pero la medicina avanza muy rápido y el problema es cómo hacer para incorporar la innovación, los nuevos desarrollos que permitan a los pacientes de Latinoamérica tener las mismas oportunidades y calidad de vida que en los países desarrollados.

¿Cuáles son las trabas?

Son varios factores. Pasa por un tema financiero, de capacitación para entender e incorporar oportunamente las nuevas tecnologías en salud, por mejorar la transparencia en la toma de decisiones, por una mejor asignación de presupuestos en el área de salud.

Hoy se habla de la medicina personalizada y eso implica cambios en los sistemas de salud en términos de educación, diagnóstico, tratamientos oportunos, determinar cuáles son los mejores tratamientos para los pacientes. El primer nivel de decisión debería estar a nivel técnico, si surge una nueva forma de tratar una enfermedad que tiene mejoras significativas con respecto a otras, debería haber reglas claras para eso. Porque, por ejemplo, qué sentido tiene para Roche investigar, invertir durante 20 años para sacar una nueva fórmula si al final no le puede llegar al paciente. En los mercados desarrollados es mucho más ágil, más abierta la interacción y más transparente. Acá primero se aprueba y está disponible para aquellos que lo pueden pagar, luego llega un proceso de inclusión para el resto de la sociedad que puede durar cinco años.

¿Cómo se ubica Uruguay en esa realidad?

Es un país que va entre los más adelantados en la región, las autoridades están más abiertas para dialogar, el sistema es más transparente y ayuda a tomar mejores decisiones. Es un ejemplo de positivismo, es uno de los primeros países en la región en tener acceso a la suite de productos de Her 2 positivo en cáncer de mama, gracias al diálogo con el Fondo Nacional de Recursos (FNR). El resultado es que el paciente en Uruguay accede a la misma terapia que en los principales países del mundo. En Uruguay están disponibles todos los productos de Roche, aunque no todos son financiados por el FNR.

En materia de negocio, ¿cuánto significa América Latina en relación con otros mercados?

Cerca de un 10% con una facturación anual de US$ 2.500 millones, de los cuáles un 70% corresponde al sector oncológico. Este continente (excluido Venezuela) crece a un ritmo anual de entre 7% y 8%. El mercado tiene un gran potencial porque hay una oportunidad de llegar a muchas personas. Uruguay, que es una subregión (que incluye a Paraguay y Bolivia), tiene una venta anual de US$ 35 millones. En ese rubro, tres productos son los más importantes, Herceptin (cáncer de mama), Avastin (cáncer de riñón, glioblastoma, cuello de útero, ovario, mama y pulmón) y MabThera para pacientes linfáticos.

¿Cuál es el principal canal de venta?

Estamos en el segmento especialidades (de alta complejidad) y apuntamos al mercado hospitalario que generalmente está atendido por los sistemas de salud (Ministerio de Salud, Seguridad Social). Lo que cambia en los países es cómo se financia la salud pública. En el mundo, los gobiernos representan un 85% de las ventas, en Uruguay es un 70% a través del FNR.

La innovación es clave en las empresas farmacéuticas, ¿cuánto invierte Roche?

Roche está en los primeros cinco lugares en cuanto a innovación, independientemente de la industria. En 2016 invertimos cerca de US$ 9.000 millones en investigación. No nos sentimos menos que las empresas de tecnología en ese sentido. En Latinoamérica contribuimos al desarrollo clínico de las nuevas moléculas en la fase 3, que es cuando se prueba clínicamente con poblaciones grandes de pacientes. Tenemos centros de investigación en varios países.

¿Cuáles son los beneficios para un país de llevar adelante esos centros de investigación?

En países como Uruguay, por el tamaño y la cantidad de pacientes no alcanza estadísticamente para determinar si el resultado es significativo para la población. Pero sí es bueno porque en el país queda la experiencia. Por ejemplo, los investigadores o médicos que están trabajando con las nuevas moléculas, luego que se den los resultados tendrán los conocimientos de la investigación y pueden ser replicadores de la noticia. Además, cuando un hospital participa de un estudio necesita que los procesos sean de nivel mundial, o sea lo impulsa a mejorar.

Uruguay centraliza los servicios para la región y es el centro de regulación para el continente, ¿por qué fue elegido para esta tarea?

Presenta varias condiciones positivas para una multinacional como la nuestra. Ofrece personas capacitadas, con visión abierta. Con el tiempo ha ido creciendo la actividad, lo que confirma lo acertado de la decisión. Además, es un país con una gran estabilidad y seguridad jurídica lo que nos da la confianza de que estos servicios, que son estratégicos para la operación de una región, tengan la certeza de que se seguirán prestando con confianza a través del tiempo. Siempre que se habla de regionalizar algún servicio Uruguay está en lo alto de la lista.

Roche es muy fuerte en oncología, ¿cuál es la próxima etapa en esta área?

La siguiente generación de productos está dentro de la inmunoterapia, o sea que el mismo cuerpo combata el cáncer. Pensamos que será la nueva forma de vencer la enfermedad.

¿Este nuevo panorama afectará a la empresa?

Vamos a donde la ciencia nos lleve. En oncología el camino a seguir es la inmunoterapia. Es muy nuevo y la complejidad es mayúscula. De todas formas, a pesar que la teoría es muy prometedora, aún hay mucho camino por recorrer, no se resolverá en menos de cinco años. Dentro de este programa Roche tiene unos 40 proyectos en marcha. También estamos por lanzar productos en nuevas áreas terapéuticas para la empresa como la Esclerosis Múltiple. Estamos esperando los resultados clínicos para poder lanzar otro producto en Hemofilia que puede transformar la forma de tratar la enfermedad. Es un producto subcutáneo que se suministra una vez al mes y no crea resistencia. Además estamos investigando el Alzheimer.

Apuntamos a la diversificación y esperamos que para 2024 Oncología no llegue a ser más del 40% del negocio y que Neurociencia sea más importante.

¿Cómo influye en su negocio la competencia de las empresas dedicadas a genéricos?

Hay un período de innovación y otro donde deja de serlo. Para que una compañía tenga un marco para invertir existe el sistema de patente, aunque no la protege por siempre. Nosotros necesitamos ese período y cuando termina ese ciclo entendemos que puede existir una apertura a propuestas más económicas. De hecho, las compañías genéricas también necesitan ese tiempo porque sino nunca van a tener productos nuevos porque no investigan y no asumen el costo del desarrollo de la molécula, que puede pasar los US$ 1.000 millones. Me van a quitar el negocio solo si no hago innovación, y yo invierto más de 20% de las ventas en innovación.

Lo que sí entendemos es que todo medicamento que llega al mercado debe probar su seguridad y eficacia. Cuando vemos que se intenta traer al mercado productos que no tienen esa evidencia somos agresivos en informar. Otro tema es que cuando el gobierno sustituye un tratamiento con algo más barato, ese ahorro ingrese al sistema de salud para que sea utilizado en la nueva ola de productos innovadores. Eso le dará al sistema la sostenibilidad que todos queremos.

¿Cómo está transformando la tecnología al sector farmacéutico?

Ya hay países que hacen diagnósticos digitales, los ingresan a un expediente digital para que luego un software específico lo lea y emita un resultado como «con este diagnóstico, estas son las opciones terapéuticas». Igual, el médico seguirá estando en el centro y decidirá cuál es el mejor diagnóstico entre las diferentes opciones.

Entonces creo que el mayor reto de Latinoamérica es la digitalización de los expedientes médicos porque si no entramos en esta era nos alejaremos de la innovación y eso no es justo para los pacientes.

Otro reto que trae este avance es regulatorio, por ejemplo si el diagnóstico que da el software indica que para ese caso existen cinco resultados exitosos en el mundo pero con una molécula que aún no está aprobada en el país. Ahí es donde hay que trabajar para agilizar las políticas de medicamentos.

«El valor del mercado se está moviendo hacia la información»

Empresas tecnológicas como Google, Microsoft e IBM están invirtiendo en salud, ¿son nuevos competidores en la industria?

Uno de los problemas es la competencia de talentos. Además, el valor del mercado se está moviendo hacia la información. En este sentido, Roche invirtió en empresas tecnológicas, como Foundation Medicine en EE.UU. que estudia el diagnóstico de la enfermedad y provee al médico un reporte de cuál es la experiencia que hay en el mundo sobre ese diagnóstico. Está disponible en Uruguay y médicos ya solicitaron información molecular sobre los tumores de sus pacientes. Otra compañía es Flatiron, que creó un software para leer información en tiempo real de los expedientes y permite hacer preguntas como «qué resultado está dando cierto tratamiento». Ayuda a pacientes, médicos, laboratorios y a los hospitales, que pueden ver si una molécula funciona mejor que otra y apostar por ella. También tenemos convenio con Watson de IBM para estudiar el tema de la farmacovigilancia, o sea vigilar en Internet y las redes sociales que los productos que ya están siendo utilizados masivamente no tengan efectos adversos no deseados.

APUNTES DE CARRERA

1989

Logró su título universitario en contabilidad pública y finanzas en Costa Rica, y obtuvo su primer trabajo en PwC donde, entre otras tareas, auditó a Roche.

1995

Aceptó la oportunidad de trabajar en la casa matriz de Roche, en Suiza, donde llevó adelante la tarea de auditor corporativo de la compañía a nivel mundial.

2002

Fue nombrado gerente general de Roche en Costa Rica. Ese momento además marcó el retorno a su país natal luego de 14 años en el exterior.

2014

Lo designan como presidente de la subregión Roche América Latina, que abarca Centroamérica y el Caribe, y los países Chile, Ecuador, Perú y Uruguay.

CIFRAS DEL NEGOCIO

9.000millones de dólares invirtió la compañía en investigación durante 2016.

2.500millones de dólares es lo que factura Roche en América Latina —un 70% proviene del sector oncológico— y representa un 10% del total mundial. Esta región crece a un ritmo de entre 7% y 8% anual.

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Soto. La tecnología está cambiando el modelo del negocio farmacético, reflexionó. (Foto: Francisco Flores)

ÁLVARO SOTO - PRESIDENTE DE ROCHE, SUBREGIÓN AMÉRICA LATINA

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