Liderazgo

En los últimos meses, comencé a observar el aumento en la movilidad de personas entre empresas. El último año y medio fue marcado por la caída del empleo en varios sectores de actividad y el incremento en otros. El cansancio por estrés fue y sigue siendo protagonista de la pandemia. La pregunta es: ¿cómo incide en la toma de decisiones?, ¿qué razones hoy promueven el cambio de trabajo en líderes y equipos?

Algunas frases que escucho últimamente son: «Necesito un cambio de aire... vengo trabajando muchas horas en esta empresa»; «siento que vengo haciendo malabares con muchas naranjas a la vez, hijos, pareja, trabajo, padres»; «me cansé de la empresa, ¡voy a emprender! quiero ser dueño/a de mi destino»; «estoy muy cansado/a y quiero cosas nuevas».

En menor medida, escuché: «Cumplí un ciclo, necesito avanzar»; «llevo muchos años haciendo lo mismo, necesito cosas nuevas»; «no estaba buscando, pero me ofrecieron mejores condiciones»; «igual me voy por la misma plata, solo quiero cambiar de jefe».

De manera casi inconsciente, empecé a preguntarme: ¿Quieren un cambio real de trabajo o es la ilusión de escaparse del cansancio, del aburrimiento o la excesiva demanda? No existe una única mirada y/o respuesta si tomamos en cuenta la complejidad intrínseca en el ser humano, pero hay algunas preguntas o recomendaciones que suelo compartir:

1. Primero y fundamental, mantener una conversación abierta, sincera y probablemente difícil con uno mismo y si es posible tomar nota para recurrir a ella cuando sea necesario. El objetivo de la conversación interior es separar los «tantos» y evitar mezclar las cosas. Poder inventariar lo vivido en este último año y medio podría explicar la situación actual. Además de contribuir al auto conocimiento, te permitirá tomar decisiones conscientes.

2. Algunas preguntas para apoyar el punto anterior podrían ser: Del 1 al 10, siendo 1 nada y 10 todo, ¿Dónde me siento más demandado/a? ¿hijos? ¿pareja? ¿padres, abuelos, tíos? ¿estudio? ¿trabajo? Si tengo un puntaje por encima de 5 en el trabajo, ¿qué es concretamente lo que sucede?, ¿se extendió la jornada de trabajo?, ¿por qué? ¿Es la relación con mi jefe? ¿mis compañeros? ¿me siento solo/a?, ¿aburrido/a?, etcétera.

¿Qué valoro hoy de mi trabajo actual? Si las hubiera, ¿qué cosas ya no soporto? ¿Qué conversaciones no he mantenido aún y podría mantener? ¿Cuál es la relación costo-beneficio de mi trabajo actual? ¿Qué es lo más importante para mí, hoy? ¿balance vida-trabajo, lo económico, la motivación u otro aspecto? ¿Qué me ofrece de diferente el cambio? ¿Puedo imaginar un año más en esta empresa? Si cambio de empresa, ¿puedo imaginar cómo estaré dentro de un año? Si quisieras encarar un emprendimiento, la pregunta casi obligada es: ¿emprendería por amor, por necesidad, por oportunidad? ¿lo analicé en todas sus aristas?

3. Intercambiar miradas con una persona de tu confianza y/o con un profesional, puede abrirte posibilidades y ver las cosas desde otra perspectiva.

Resumiendo, lo más importante es generar los espacios para conectar con uno mismo, para tomar decisiones conscientes y, si es necesario, recurrir a un profesional que acompañe al darse cuenta.

No es un camino sencillo ser completamente objetivo y sincero con uno mismo, por los puntos ciegos que todos tenemos pero fundamentalmente porque podemos enfrentarnos a respuestas que no queremos y/o no estamos preparados para escuchar.

Pero la información da elementos para decidir de manera objetiva. Y, al elegir, somos libres. Al escoger la mejor opción, así no sea perfecta, porque se hizo a consciencia. De todas maneras, es importante saber que nada es definitivo: siempre existe la oportunidad de volver a elegir.