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Calmo, la moda del "nuevo lujo", busca seducir al mundo

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Alice Otegui

Negocios

La uruguaya es una de las 10 empresas más innovadora desde lo social de Iberoamérica

Prendas con un diseño único, hechas con técnicas artesanales y productos naturales de alta calidad que perduren por años. El concepto de slow fashion —el consumo responsable de ropa y accesorios hechos con tiempo y mucha dedicación— es el que eligió la diseñadora uruguaya Alice Otegui cuando decidió crear su marca de indumentaria y accesorios, Calmo. «Quiero una marca que funcione, que me permita ser independiente y pueda dar trabajo a artesanos locales. Busco ser referente en moda slow, que trabaja en forma responsable, generando un producto que tenga una historia», explicó a El Empresario.

La idea la arrastra desde que cursaba la licenciatura de diseño y comenzó a tomar forma de proyecto cuando en 2015 ingresó a trabajar en una empresa lanera. Ahí, además de toparse con el universo de la lana merino y los artesanos de prendas, conoció cómo funciona una empresa «con buenos valores y ética de trabajo que, como emprendedora, aplico hasta hoy», aseguró.

Fue esa etapa la que terminó de convencer a la emprendedora de armar un proyecto y probar suerte. Así, en 2016 se presentó en la incubadora Socialab, donde quedó preincubada y recibió capital de fondo semilla de ANDE. Con este impulso final, ese año renunció a su trabajo en la lanera para dedicarse 100% a su emprendimiento.

Luego de un año, en 2017 consolidó la marca y lanzó sus primeros productos.

«El valor agregado es el tiempo. Este movimiento redefine el lujo. El valor está puesto en el tiempo del proceso de los artesanos, en los detalles».

Alice Otegui
Alice Otegui

Bajo la grifa Calmo se elaboran tres líneas: indumentaria, accesorios y decoración. La primera es la que menos pesa en el negocio (tan solo un tercio de la facturación; son chaquetas y túnicas de seda). El grueso del negocio son accesorios (chales, pañuelos) y productos de decoración como almohadones, cuadros y tapices. Hasta el momento se han hecho unas 20 túnicas de seda, 150 pañuelos y almohadones.

El valor del lujo.

El concepto slow fashion se rebela contra el fast fashion y apela a un consumo responsable, conquistando a aquellos que buscan prendas que duren varios años.

Por ello también se revalora el proceso productivo. «El valor agregado es el tiempo. Este movimiento redefine el lujo. El valor está puesto en el tiempo del proceso de los artesanos, en los detalles», destaca la diseñadora. Incluso el empaque es una caja de madera elaborada que las personas guardan y reutilizan, ilustró Otegui, quien comentó que en la actualidad trabaja con 15 artesanos.

Por el volumen de la producción, su colección se enmarca dentro de las denominadas «cápsulas» que incluso se elaboran casi a demanda. Sus ventas se concretan a través de tiendas especializas y la marca está presente en Montevideo y Punta del Este. Lo exclusivo de sus prendas hace que las ventas en Uruguay sean acotadas. Eso explica que el 40% sean adquiridas por extranjeros. Por ello el foco de la emprendedora ahora está puesto en llevar sus productos de «nuevo lujo» al mundo, adelantó.

Reconocimiento del exterior llega paso a paso

El camino al exterior se allana para la marca. Al interés comercial que recibió desde otros países de la región se suma el reconocimiento del Banco de desarrollo de América Latina (CAF) como una de las 10 empresas más innovadoras desde lo social (entre 250) de Iberoamérica. Alice Otegui también fue elegida por el departamento de Estado de EE.UU. como emprendedora latinoamericana para participar del progama YLAI para jóvenes, con una mentoría de un mes en ese país.

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