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Caetano Porcelli, director de Papacito: "Si no aceptás tarjeta, hoy no vendés"

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Caetano Porcelli, director de Papacito.

ENTREVISTA

Ha dedicado 46 de sus 62 años a trabajar en la clásica librería céntrica, por lo que en su carrera ha visto las altas y bajas del negocio. Actualmente, cuenta con dos locales (sobre 18 de Julio), y tiene ventas estables, dice Porcelli, a quien le preocupan los «grandes costos fijos» que enfrenta. 

Caetano Porcelli, director de Papacito.
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Afirma que los pagos con tarjetas predominan en el rubro, por lo que «hoy no sabes qué plata tenés para depositar». Cree que el uso del e-book crecerá en algunos años, pero mientras tanto aún prevalece el romanticismo del lector por el libro impreso. Es montevideano, tiene cuatro hijos y cuatro nietos. En su tiempo libre, le gusta ver fútbol y básquet y salir a pescar.

¿Cuál es la historia detrás de la empresa y el nombre Papacito?

La empresa comenzó en 1910, con mensajería, revistería y venta de pequeños libros. En aquel comienzo, el libro no era tan popular como hoy. El nombre «Papacito» viene porque uno de los primeros dueños, Isidro Gentile (N. de R.: que originalmente estuvo asociado con Antonio Chechi), vendía muchos diarios en aquella época, entonces cuando a los vendedores (ambulantes) les quedaba un remanente, él se los compraba a precio de costo y no perdían. La leyenda dice que el nombre salió de ahí porque era como un padre para estos vendedores callejeros.

Hace muchos años, Papacito trabajaba hasta la madrugada. ¿Cómo fue eso?

Imagínese que entre los años ‘40 y ‘50 Uruguay era la «Suiza de América» y había un público nocturno, bohemio, que le gustaba recorrer Montevideo. Y Montevideo era 18 de Julio, la Plaza Independencia, la Plaza Libertad, no había más nada. El paseo era ése. Entonces, Papacito era un referente porque trabajaba hasta la madrugada. Incluso, cuando mi familia compró la librería en 1964, los sábados abría hasta más tarde, porque se esperaba a la gente que salía de los cines. Cuando empecé acá en 1973, abríamos de 9 hasta las 12 de la noche, de lunes a viernes, y los sábados por los teatros y los cines, hasta la 1 de la madrugada. Hoy es impensable, porque no hay gente en la calle y por seguridad. También, hay opciones que antes no existían, estamos llenos de shopping y la gente busca lo mejor.

Llegaron a tener varios locales en el Centro, pero hoy solo mantienen dos. ¿Qué los llevó a reducir su presencia?

En nuestra mejor época, que fue en los años ‘90 hasta 2002, llegamos a tener siete locales sobre 18 (de Julio). Quizás fue un error táctico, porque estaban a pocas cuadras de distancia y creo que se hacían competencia entre sí. El plan era bueno pero cuando arrancaron los shopping ya no; hubo una baja de ventas, vino la crisis de 2002, que afectó hasta 2006, y tuvimos que ir cerrando locales porque la realidad era otra. Los alquileres que se pagan (hoy) son muy diferentes; en un momento estuvieron bajos y ahora están altos para nuestro rubro. El sector tiene un margen ganancial fijo que a través de los años se mantiene prácticamente incambiado.

Hoy en día, cambió el aspecto de 18, está más bonito, ahora se van a tener obras, hay mejor iluminación... no sé si (mejoró) en la parte de seguridad".

Caetano Porcelli, director de Papacito.
Caetano Porcelli

¿De cuánto hablamos?

Para las librerías pequeñas, de barrio, que no están sobre 18 de Julio, es un 30% o 35%. Nosotros tenemos algo más, porque somos buenos vendedores. Hace muchos años que estamos, entonces tenemos un margen de entre un 40% y un 45% de promedio. Igual, es difícil mantenernos, porque los gastos fijos son grandes. Los aumentos de sueldos son dos por año y eso cuesta.

Mencionó la competencia con los shopping y cómo eso le quitó público al Centro. Pero, ¿cómo ve la propuesta comercial de 18 de Julio hoy?

Ha mejorado luego de esa fase negativa que tuvimos de 2002 a 2006. Fue cambiando cuando entró el gobierno (nacional) del Frente Amplio por primera vez en 2005. Hoy en día, cambió el aspecto de 18, está más bonito, ahora se van a tener obras, se han ensanchado las veredas, hay mejor iluminación... no sé si (mejoró) en la parte de seguridad. Antes, había un rastrilleo de dos policías por cuadra, a veces con un perro, pero hace tres o cuatro años que no se ven. Ellos dicen que con las cámaras vigilan. Tiene esa tentación 18; es difícil a veces que no haya robos, cuando hay tanta aglomeración de gente.

¿Ustedes sufren robos?

Sí. Con casi 46 años trabajando acá sigue habiendo gente que roba libros. Algunos lo hacen por picardía, después están los que vienen en banda —uno le pregunta un precio o un título y otro le roba—, y está el oportunista que entra al salón, usted está distraído, y lleva lo que encuentra. Y así como viene a mi comercio, va a una zapatería o a un bazar. La policía dice «son oportunistas»; yo creo que el comercio siempre va a tener eso. Está dentro de los costos que un comercio tiene.

Se ha resentido el consumo en el último tiempo. ¿Cómo vienen las ventas en su caso?

En 2017 no nos fue muy bien, quizás porque no hubo tres, cuatro o cinco libros que movieran mucha cantidad (de ventas). En 2018 empezaron a salir algunos títulos más y se vendió mejor, entre un 5% y un 10%. Hoy se mantiene estable. No sé con el año electoral... eso puede influir porque la gente se distrae por ese tema. Espero que no sea mucho.

¿Qué es lo que más lee la gente?, ¿qué le compran?

Es variado. Hay un tema que siempre (vende) desde la vuelta a la democracia que es la política, la historia reciente, la izquierda, el «Pepe» Mujica. Eso tuvo repercusión durante muchos años y se sigue vendiendo. Después están los autores nacionales clásicos -(Mario) Benedetti, (Juan Carlos) Onetti, por ejemplo-, los de la nueva generación, Mario Delgado Aparaín, entre otros. Hay avidez por los libros históricos, las novelas tienen su público, y (los libros de) Mercedes Vigil y Diego Fischer. Lanzan un libro y tienen venta segura porque la gente los sigue.

Desde la vuelta a la democracia la historia reciente siempre vende"

Caetano Porcelli, director de Papacito.
Caetano Porcelli

Se dice que las nuevas generaciones leen poco por culpa del celular. ¿Está de acuerdo?

En general, hay un público joven que lee y hay otro que no. Creo que los que siguen una carrera están en contacto con los libros, los profesores les inculcan ciertas cosas, y uno ve que vienen a buscar autores de política, los clásicos -como Fedor Dostoievski, Dante Alighieri, José Cervantes, Alan Poe, H.P. Lovecraft- que se mantienen en el tiempo. También, autores nacionales como Horacio Quiroga que se vende siempre... «El Principito» y «El diario de Ana Frank» creo que son los libros más vendidos a todo nivel en las librerías. Hay que tenerlos, porque un día no te los piden y al otro te encargan tres.

¿Cuánto hay de olfato y cuánto de apoyo en datos a la hora de armar el inventario? 

5

Es el total de títulos que componen el catálogo de libros de la casa central de la librería Papacito (en 18 de Julio casi Germán Barbato). La firma tiene otro local en 18 y Convención.

70%

Es el porcentaje de participación de la venta de libros en la facturación de la empresa. El 30% restante proviene de la comercialización de artículos de papelería, cómics y revistas.

5%

Es el porcentaje de crecimiento estimado de las ventas de la librería en el año 2018, según valoró Porcelli. En lo que va del ejercicio 2019, la actividad se mantiene estable, afirmó.

En mi caso es experiencia y olfato, de ciertos autores tenés que tener porque tarde o temprano te los vienen a pedir. Hoy tenemos computadoras que antes no existían, y usábamos más la memoria o fichas. Entonces, la experiencia te indica que de ciertos títulos tenés que comprar cantidad porque los vas a vender, de otros autores que no se venden tanto vas a los números que te marca la computadora y comprás menos. Te vas guiando.

Se estima que el autor se lleva el 10% del precio de un libro. ¿Qué porcentaje le corresponde a la librería? 

No hay ninguna librería que pueda trabajar con menos de un 30% a 40%. Acá inciden los costos fijos... y las tarjetas. Hoy, las compras se hacen en seis, 10 o 12 cuotas, o con débito. Antes nuestro rubro era un 70% contado, 30% en tarjeta. Ahora diría que tenemos entre un 70% y 75% de crédito y débito y el resto en efectivo. Hoy no sabés qué plata tenés para depositar. Hoy es plástico. La gente por $ 100 pide débito y por $ 50 también. Lo he visto en otros rubros, en un restaurante o en un kiosco. Yo soy de otra época, pero me tengo que aggiornar porque es el pan de hoy. Si no tenés débito y crédito no vendés, porque la gente va con muy poco efectivo en su bolsillo.

Me tengo que aggiornar porque (la tarjeta) es el pan de hoy"

Caetano Porcelli, director de Papacito.
Caetano Porcelli

El libro impreso se sigue vendiendo con fuerza a pesar del e-book. ¿Cómo se está dando esa competencia localmente? 

Por los datos que tengo a través de la Cámara del Libro y de mis colegas, en Uruguay todavía el e-book no se ha incrementado mucho. Con el tiempo irá creciendo, porque las nuevas generaciones están en contacto permanente con una tablet o una computadora. La diferencia entre el libro en papel y el electrónico es que al impreso lo puede llevar a cualquier parte, a la playa por ejemplo, pero la tablet tiene que tener una carga suficiente, y la arena, el viento y el agua pueden dañarla. En cambio, el impreso se puede manchar, pero le pasa la mano o un trapito y lo limpia. Ahí hay una ventaja del libro en papel. Pienso que aún estamos en una generación que ama el libro en papel. Hoy el electrónico quizás sea un 20% y el impreso un 80%; tal vez en 10 o 20 años se equiparen.

La empresa tiene su sitio web, pero no ofrece la opción de compra online. ¿Qué importancia tiene el canal digital entonces para la empresa? 

Hay librerías, no muchas en Uruguay, que se dedican a vender a través de la web. Papacito es una cosa intermedia, no tiene todavía un aparato montado como para hacer eso, pero sí la capacidad de conseguir libros. Hay gente que nos contacta por el sitio web o nos llama para preguntarnos sobre un libro. Y le damos una respuesta en dos o tres horas acerca de si el libro está en el mercado. Es una forma de preservar al cliente y mantener el vínculo entre comprador, libro y librería. (Pero) hay un romanticismo de los extranjeros y uruguayos que entran ávidamente a ver y curiosear. Es una forma importante de mantenerse vigente.

La competencia de farmacias y súper «hace mella»

Caetano Porcelli, director de Papacito.

Hoy venden libros, papelería y cómics. ¿Qué peso tiene cada rubro en el negocio?

Es bastante constante en el tiempo; es un 70% la venta de libros y un 30% la parte de papelería, cómics y revistas. Todo suma y a veces para hacer la diferencia tenés que tener otros artículos que no son libros. Hoy entra a una farmacia y no se venden solo medicamentos sino también refrescos, golosinas, y libros.

¿Son competidores?

Sí, es una competencia. Eso es un aspecto deshonesto de las editoriales, porque ellos quieren ampliar sus ventas (pero) nos quitan venta a los que estamos en esto. La gente se acostumbró también a comprar en farmacias y supermercados. Ese no es un comprador exigente sino impulsivo. A las librerías nos hace mella. Incluso, usted va a las redes de cobranza y allí las editoriales tienen 20 títulos de primer nivel. Con tantos puntos le hacen un precio más barato, en cambio los libreros tenemos que mantener el precio que marca la editorial. Puede haber una oferta con las tarjetas y la gente aprovecha, pero en general los precios hace años que los fijan las editoriales.

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