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Borrón y cuenta nueva

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Pratto. El nuevo delantero de River borró de su cuenta de Twitter el número 12, que lo identificaba, por estar asociado a la hinchada de Boca.

MARKETING DEPORTIVO

Cada detalle cuenta para las marcas en su afán por conectar con los consumidores, una regla de oro del marketing también aplicable a la dinámica futbolista-hinchas.

De esto último puede dar testimonio el flamante fichaje de River Plate, Lucas Pratto. El delantero, procedente del San Pablo brasileño, accedió a modificar su nombre de usuario en Twitter (@PrattoLucas12) porque los fanáticos «millonarios» asocian ese número a la hinchada de su clásico rival, Boca Juniors, popularmente conocida como «la 12».

El gesto del jugador (que había usado ese dorsal durante su etapa en Vélez) respondió al clamor de los seguidores de River, que habían pedido el insólito cambio a través de redes sociales.

El nuevo usuario del delantero en la red del pajarito reza: @PrattoLucas_. Pese al gesto, el atacante sigue luciendo el cuestionado «12» en su cuenta de Instagram (prattolucas12).

Se trate de números o palabras, borrar publicaciones polémicas en Internet se ha vuelto un trending topic en el mundo futbolero en las últimas semanas.

En el Liverpool de Inglaterra aún persiste el malhumor con Nike, luego que el gigante de indumentaria deportiva anunciara «accidentalmente» el traspaso del crack brasileño Philippe Coutinho de Anfield al Camp Nou (Barcelona).

En un anuncio publicado a fin de año en su página web, la marca saludaba el pase del jugador que, al igual que el club catalán, lucen la «pipa».

Bajo el título «Donde ocurre la magia», el aviso decía: «Philippe Coutinho está listo para brillar en el Camp Nou. Consigue la equipación 2017/18 del FC Barcelona con el nombre del ‘Mago’».

Al cabo de unos minutos pero con la captura de la página de Nike diseminada en las redes sociales, la compañía borró la publicación.

El resto es historia conocida, Coutinho firmó hace pocos días su contrato con el club culé a cambio del pago de 160 millones de euros.

Aunque el «desliz» de Nike se confirmase, las aguas no estarían calmas en Liverpool ya que, según el periódico inglés The Telegraph, el club evaluaba demandar a la marca deportiva por el gaffe.

Adidas también ha tenido sus cuitas con las redes sociales. Uno de los casos más sonados ocurrió en 2013 cuando la marca alemana presentó la nueva camiseta de la Selección de Colombia, la cual recibió múltiples críticas por su diseño. La respuesta de la empresa a través de su cuenta de Twitter fue tan inesperada como incendiaria:«Si no les gusta la #nuevacamiseta de la @FCFSeleccionCol pues no la compren manada de descerebrados... #Colombia está llena de criticones».

Adidas se disculpó públicamente tras el revuelo atribuyendo el tuit a un «error humano» y que «no representa» la opinión de la empresa.

Este tipo de fallos no son exclusivos de las marcas. Hace algunos días el community manager de la UEFA tuvo un lapsus cuando la entidad consultó en Twitter a los hinchas del Atlético de Madrid cuántos goles anotaría su nuevo atacante, Diego Costa, en la Champions League. La pregunta no habría sido improcedente si no fuera porque el equipo ya quedó eliminado de esa competición. El tuit duró lo que un suspiro y el error fue enmendado al plantear la pregunta pero en la cuenta de la Europa League, torneo que los rojiblancos sí disputarán.

Los clubes tampoco resisten archivo. Recientemente, el Manchester City propuso una adivinanza en Twitter donde había que develar qué futbolista escondía una imagen pixelada. Un usuario preguntó si se trataba de Marouane Fellaini (jugador del United, el otro equipo de la ciudad), a lo que el club replicó con ironía: «No, se trata de un jugador de fútbol». El tuit se viralizó antes de que fuera borrado.

Por estos lares todavía está fresca la novela en torno al pase del goleador argentino José Sand, a quien Nacional presentó en Twitter como nuevo refuerzo para, segundos después, borrar el anuncio. Lo mismo ocurrió algunas horas más tarde con el mismo jugador y el Deportivo Cali, donde finalmente jugará.

Casos como para pensar dos veces antes de apretar el botón de publicar.

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