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Es argentino, se siente uruguayo y lidera la exportadora de miel en actividad más antigua del mundo

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Christoph Lhéritier, director de Urimpex

ENTREVISTA

Director de Urimpex, Christophe Lhéritier dice que la miel uruguaya es reconocida en el mundo, pero es necesario apostar a darle valor agregado. "Hoy se vende como commodity", explica

Christoph Lhéritier, director de Urimpex
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Nació en Buenos Aires, tiene nacionalidad francesa, pero se identifica como uruguayo, ya que se radicó de niño junto a su familia en el país. Tiene 62 años y dirige el negocio familiar, la empresa Urimpex, dedicada a la venta de miel en Uruguay y el exterior. La firma es la exportadora de miel en actividad más antigua del mundo, dice. La apicultura enfrenta varios desafíos, señala: desde un consumo interno estancado y la pérdida de productores a la caída del precio de la miel y el uso de los agroquímicos en el campo. A favor juega la calidad de la miel uruguaya, aunque falta apuntar más al producto de valor agregado, afirma. Tiene tres hijos, es hincha de Peñarol y en sus ratos libres hace ejercicio.

En su origen la empresa no se dedicaba a la miel. ¿Cómo fue la evolución hasta tomar ese rumbo?

La empresa nace en 1947, se funda más bien como una importadora de mercaderías de almacén y otros insumos. Luego, fue cambiando a medida que diferentes circunstancias provocaron la «tablita» (la crisis de 1982), cuando hubo un problema para los que importaban mercaderías y ahí se empezó a pensar más en las exportaciones. Mi padre era francés y trabajaba en la lana, había venido primero a Argentina y luego a Uruguay y así empezó a trabajar en Urimpex la parte de lanas. La lana también sufrió cambios: antes se exportaba mucha lana sucia, después se empezó a exportar peinada. Nosotros hacíamos la lana sucia, así que se fue relegando esa parte. También pesaron circunstancias políticas y económicas, porque para importar había que exportar algún producto no tradicional; en la empresa había un socio alemán y tenía contactos con empresas alemanas que pedían miel, entonces empezamos a exportar ese producto. Era un momento, 1971, donde la producción era bajísima y muy artesanal. Hoy somos la empresa de exportación (de miel) más antigua del mundo en actividad. Eso nos distingue bastante de la competencia.

¿Qué volumen de miel procesa la empresa?

No producimos sino que le compramos la miel a apicultores, acopiamos, y generamos un 10% o 15% de las exportaciones del país (N. de R.: unos 10 o 12 millones de kilos al año). Nuestro objetivo nunca fue ser los principales exportadores sino tratar de mantenernos y conseguir clientes en todo el mundo; lo que hemos hecho. Pero siempre estamos entre los tres o cuatro primeros exportadores (de miel).

La actividad ha perdido apicultores, ¿a qué lo atribuye?

Ha perdido en los últimos años porque los precios han bajado, la demanda ha sido más floja, entonces hubo un desánimo en muchos apicultores y fueron dejando. Si bien cayó el número de apicultores, las colmenas fueron tomadas por otros que quedaron, o sea que no bajó tanto. El país sigue produciendo más o menos lo mismo, un volumen de 10.000 toneladas de miel, que es lo que habitualmente se exporta.

¿Cuánta miel se consume en el mercado doméstico?

Es muy difícil saberlo porque el apicultor vende mucho también en su lugar de trabajo, entonces, hay una venta que no es formal. Se calcula que puede haber más de 1 millón de kilos de consumo, lo que da unos 300 gramos por persona. Es (un promedio) bajo con respecto a Europa y EE.UU., pero no es de los más bajos, de hecho, es un consumo bastante importante porque hay que considerar que tenemos las cuatro estaciones (marcadas) y la miel está asociada a un consumo más de invierno.

Más allá del factor climático, ¿qué podría mejorarse para impulsar el consumo?

Hay una comisión honoraria que trabaja desde hace años y de la cual participo como presidente de la Asociación de Exportadores de Miel. Su trabajo es desarrollar la apicultura pero sobre todo la de exportación. Hasta ahora no hubo una política pensada hacia el consumo interno. Últimamente, hubo movimientos con el Estado para que el Mides dé miel como parte de lo que ofrece como alimento. Eso empezó tímidamente y veremos si da resultado. Pero lo que veo en las marcas, acá y en el mundo, es que no hay marketing para la venta de miel.

Lo que veo en las marcas, acá y en el mundo, es que no hay marketing para la venta de miel"

Christoph Lhéritier, director de Urimpex
Christoph Lhéritier

¿Por qué?

No sé realmente. Creo que es un producto muy tradicional, entonces, no sale del rango de producto medicinal. Cuesta romper eso de que en realidad se puede consumir todo el año como un edulcorante, en la cocina, para los deportistas, en fin, tiene un uso muy variado.

¿Qué lugar tiene la miel uruguaya en los mercados internacionales? ¿Es reconocida?

El mercado de la miel es casi una familia. Así como nuestra empresa es familiar, trabajamos con muchas compañías que lo son también. En ese marco, la miel de Uruguay está muy bien posicionada por su calidad —es similar a la de Argentina, que es un productor muy grande— y por tener una trazabilidad muy buena. La miel uruguaya es conocida en casi todo el mundo. Nosotros vendemos a Europa, África, Asia, EE.UU., Australia. Este año vamos a entrar en Arabia Saudita, o sea que hay una buena imagen. El país está entre los primeros 10 o 20 exportadores de miel a nivel mundial porque, pese al tamaño pequeño, como no tiene un consumo interno muy importante, exporta mucho.

La miel uruguaya es conocida en casi todo el mundo"

Christoph Lhéritier, director de Urimpex
Christophe Lhéritier

¿Qué falta para ser más competitivos?

Lo que falta del lado de los exportadores es focalizarse, a pesar de vender un producto a granel, en encontrar el valor agregado de la miel. Hay una venta como commodity, lo que le saca un poco de valor. Ahora estamos haciendo un proyecto con ANDE (Agencia Nacional de Desarrollo) para tratar de posicionarnos mejor en la diferenciación de mieles. Si bien ya se hace entre la poliflora y la de eucaliptus, hay posibilidades de diversificarse más.

El Mercosur nos está trancando una mejor negociación de los aranceles en los mercados"

Christoph Lhéritier, director de Urimpex
Christoph Lhéritier

Los aranceles son una barrera para el ingreso de productos desde Uruguay, ¿cuál es el caso de la miel?

Estamos compitiendo con países de Sudamérica como Chile que tiene cero por ciento de arancel en Europa... El Mercosur nos está trancando una mejor negociación de los aranceles en los mercados. Vamos a ver si llega a buen fin el tratado Mercosur-UE, pero deberíamos llegar a un arancel cero también y competir al menos en igualdad de condiciones con otros países.

1.000

Es la producción anual en toneladas de miel que Urimpex canaliza para la venta local y para exportación. El volumen equivale a un 10% o 15% de las ventas de miel del país al exterior.

80%

Es el volumen que se destina a la exportación. El 20% restante se vende a nivel local, tanto al consumidor final como a tiendas, supermercados y como ingrediente a firmas de la alimentación.

300

Es el número de apicultores de todo el país con los que trabaja la empresa Urimpex. Se estima que actualmente unas 2.300 personas se dedican a la apicultura en Uruguay.

En el primer semestre del año el precio internacional de la miel estuvo en US$ 1.900, un 20% más bajo que en los últimos seis meses de 2019. ¿Cómo repercute en el sector?

Impacta sobre todo en la parte productiva, que es lo que nos preocupa porque, si no tenemos productores que produzcan miel, no hay qué exportar. Son precios históricamente bajos y, con los costos de producción que hay, el sector productivo lo siente mucho. Muchos apicultores ven esto como un ingreso que puede ser el principal o un complemento. Eso hace que la gente siga hasta que las cosas mejoren. Pero es un impacto fuerte; venimos de 4.000 apicultores hace 15 años y hoy estamos en 2.300.

Según investigadores, cada año Uruguay pierde un 30% de sus colmenas. ¿Cuánto afecta a la hora de producir?

Si bien no es grave en el sentido de que el apicultor todos los años reproduce colmenas, incide porque afecta directamente en el costo de producción. Además, una colmena nueva no rinde lo mismo que una que funciona desde hace años. Por otro lado, la mayor parte de la mortandad de las colmenas se debe al uso de agroquímicos y es una preocupación grande, porque hay posibilidad de contaminación de la miel y porque hay posibilidad de contaminación del ambiente para la población.

¿Qué acciones encara su sector frente a los agroquímicos?

En la comisión honoraria se han hecho reuniones con las cámaras, también hubo movimiento para las buenas prácticas agrícolas en las que participan apicultores, exportadores y la comisión honoraria. Hay todo un movimiento para tratar de limitar esto. En la última administración de gobierno se iba avanzando gracias a las buenas prácticas, que son una solución más a mano ahora. Eliminar los agroquímicos es muy difícil, hay que tratar de convivir.

El campo está adoptando más tecnología. ¿Cuánto de esto abarca a la apicultura?

Se desarrolla casi exclusivamente para la trashumancia, o se utilizan aparatos que bajan y suben colmenas, pero hay poca tecnología aplicada realmente. Tampoco en cuanto a la genética, en eso todavía estamos en pañales. En momentos donde el precio es bajo y hay poca rentabilidad, se trata de hacer lo básico y sacar lo más que se pueda. No hay tampoco mucho campo para aplicar tecnologías nuevas. La apicultura siempre ha sido artesanal —en todo el mundo, no solo en Uruguay—, por más que las normas se van complejizando y se apunta a una actividad muy profesional. Acá estamos muy avanzados, hay un buen nivel técnico de los apicultores.

¿Qué lecciones para la empresa se pueden aprender del trabajo de las abejas?

La laboriosidad y generosidad de la abeja y la organización que tiene dentro de la colmena, cómo reacciona a distintos problemas que puede tener, que es lo mismo que (necesita) una empresa. Problemas tenemos todo el tiempo, pero hay que tener un rumbo general, si bien a veces hay que desviarse. Y eso es lo que hace ella: según cómo esté el clima, cambia su actitud y trabaja de una manera distinta. Desde ese punto de vista se aprende siempre.

Por remanente, se duplicaron los nuevos exportadores

Christoph Lhéritier, director de Urimpex
Christoph Lhéritier, director de Urimpex

¿Qué efecto trajo la pandemia al negocio de la miel?

Era una incertidumbre, pero ha tenido una buena repercusión. Hubo una mayor demanda, el confinamiento ha hecho que las familias la consuman más y también al cocinar mucho en casa. Veremos si la recesión mundial impacta, porque si el consumidor no tiene plata, no compra miel porque no es un producto básico.

¿Los vaivenes del negocio han hecho cerrar empresas?

Hubo más dificultades de colocación (de miel) en los últimos años, porque la demanda era más baja debido a que había más oferta de mieles asiáticas adulteradas. Eso hizo que no se pudiera vender toda la miel del año y quedara remanente. Entonces, aparecieron nuevas empresas exportadoras para tratar de hacer su negocio. También había poca resistencia del apicultor, lo que quería era vender. Éramos siete u ocho empresas y casi que se duplicó, hoy son 18 exportadores. Es un récord. Hay que ver si en el futuro, como las cosas están cambiando, podrán competir con los (jugadores) tradicionales, lo que es más difícil.

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