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Amenaza de guerra comercial con EE.UU. ensombrece a la industria china

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Trabas. Los principales puertos de entrada de China han incrementado los controles al ingreso de productos desde EE.UU.
Shipping containers are stacked in the Kwai Chung shipping terminal in Hong Kong, China, on Tuesday, April 7, 2009. Hong Kong is the third busiest container port in the world behind Shanghai, the second busiest, and Singapore. Photographer: Jerome Favre/Bloomberg News
JEROME FAVRE/BLOOMBERG NEWS

INFORME

Empresas del gigante asiático reformulan sus planes a medida que crece la tensión entre Washington y Pekín a causa de la decisión de la administración Trump de aplicar aranceles masivos a productos chinos.

En sus laboratorios de alta tecnología en el centro manufacturero chino de Shenzhen, Beike Biotechnology está desarrollando robots médicos que podrían ayudar a tratar el cáncer. Tiene grandes planes para exportarlos a mercados como EE.UU.

No obstante, estos proyectos están ahora bajo amenaza. Los robots, que ayudan a desarrollar cultivos celulares usados en terapias de células madre, integran una extensa lista de productos amenazados con fuertes aranceles en EE.UU. en medio de una creciente puja comercial entre Washington y Pekín.

La compañía ya está incorporando los aranceles estadounidenses en sus planes para el próximo año y ha encargado a sus equipos de ventas que busquen nuevos mercados ante este escenario. Beike, empresa líder a nivel local en tecnología de células madre con apoyo del gobierno y lazos con el exterior, ilustra lo que está en juego para la industria china. En ese marco, Washington y Pekín se sentaron a negociar la semana pasada. Encabezadas por el secretario del Tesoro de EE.UU., Steven Mnuchin, y el viceprimer ministro chino, Liu He, las reuniones apuntaban a aliviar las tensiones entre las dos mayores economías del mundo. Aunque se consensuaron algunos aspectos, el desacuerdo sigue siendo «relativamente grande», dijo la agencia de noticias china Xinhua.

La administración Trump llegó al encuentro con el objetivo de reducir la brecha comercial de EE.UU. con China en US$ 200.000 millones en los próximos dos años y frenar los subsidios chinos para los sectores industriales avanzados. En tanto, Pekín aspira a que Washington relaje las restricciones a las exportaciones de productos de alta tecnología que puedan tener aplicaciones militares.

La administración Trump llegó al encuentro con el objetivo de reducir la brecha comercial de EE.UU. con China en US$ 200.000 millones en los próximos dos años y frenar los subsidios chinos para los sectores industriales avanzados.

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Las conversaciones se dieron en medio de indicios de que las fricciones comerciales están escalando. Los principales puertos de entrada de China han aumentado los controles a las importaciones de fruta fresca de EE.UU., indicaron fuentes chinas a Reuters.

EE.UU. es el mayor socio comercial de China, con unos US$ 506.000 millones en importaciones en 2017.

Mientras, los fabricantes ven con nerviosismo los acontecimientos. «Las sanciones tienen un gran impacto en nosotros», afirmó Hu Xiang, fundador y presidente de Beike. «Estamos desarrollando un robot para el cultivo celular completamente automatizado, que está dentro del alcance de los aranceles», destacó, agregando que la firma recibió intenciones de pedidos de compra significativos desde EE.UU. que se verían muy afectados por la medida.

Onda expansiva.

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Beike no está solo. Negocios líderes en dispositivos médicos, indumentaria, manufacturas, productos de acero, impresión y otros subrayaron la amplitud con la que vive el comercio la amenaza de guerra. Algunas empresas ya están cambiando sus ventas a otros destinos o han descartado planes de expansión en EE.UU. Otras lidian con la incertidumbre que trae esta incipiente batalla comercial.

Lo que comenzó como una forma de proteger los empleos en la industria metalúrgica de EE.UU. se ha convertido en un recurso que la administración Trump está utilizando para lograr concesiones en otras áreas, como las exportaciones de automóviles a Europa o las gestiones para revisar el Tratado de Libre Comercio con México y Canadá.

La incertidumbre está sembrando el caos en las redes de suministro internacionales. Las compañías automotrices y otros fabricantes no saben si los barcos que transportan acero pueden ser prohibidos repentinamente en puertos de EE. UU.

Sanciones. El presidente de EE.UU., Donald Trump, muestra su firma en el documento que prevé medidas arancelarias contra productos chinos.
Sanciones. El presidente de EE.UU., Donald Trump, muestra su firma en el documento que prevé medidas arancelarias contra productos chinos.

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Las empresas chinas ya están sintiendo estos efectos. Hebei Huayang Steel Pipe Co Ltd, empresa que fabrica tubos metálicos para transportar petróleo, gas o agua, ha visto un desplome de los pedidos desde EE.UU. en los últimos meses. «Planeábamos expandirnos en EE.UU. este año», afirmó Steven Yue, un gerente de ventas de la firma. El ejecutivo matizó que los compradores estadounidenses tendrán que adquirir igualmente los productos en algún lugar, y es probable que haya más escalas en los envíos, ya que se buscará evitar los aranceles con ventas a intermediarios en terceros países.

En la ciudad de Ningbo, Joan Lu está nerviosa por el aumento de las presiones sobre el precio de las impresoras de telas que vende su empresa (un 40% de las cuales va a EE.UU.), mientras los clientes buscan descuentos para compensar tasas de importación más elevada. Su compañía no dejará EE.UU., pero está buscando desarrollar otros mercados.

Empresas chinas están cambiando sus ventas a otros destinos o han descartado planes de expansión en EE.UU.

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En Yiwu, una ciudad conocida por exportar artefactos, juguetes y adornos navideños, los comerciantes se muestran más circunspectos sobre el impacto, aunque sin descuidar el desarrollo de los acontecimientos.

Yang Dingju, un gerente de Zhejiang Bote Sewing Machine Co Ltd, indicó que la mayoría de sus compradores está en Oriente Medio y África, lo que atenuará cualquier efecto negativo.

Chen Haiying, que trabajó para otra firma de Yiwu vendiendo tijeras de sastre y partes de máquinas de coser, no entiende por qué estos productos están en la lista estadounidense, pero dijo que la guerra comercial tendría una onda expansiva más amplia. «Si vamos a la guerra con EE.UU., todos resultarán afectados», afirmó.

Una rúbrica con valor de US$ 50.000:

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La tensión que hace temer una guerra comercial entre EE.UU. y China se anida en la decisión del gobierno del presidente Donald Trump de aplicar aranceles del 25% en más de 1.300 productos chinos (foto). La lista incluye dispositivos médicos, robots y máquinas de coser, valorados en alrededor de US$ 50.000 millones. La imposición de estos gravámenes se produce tras las tarifas aplicadas al aluminio y el acero. Los aranceles podrían entrar en vigor en junio, tras la conclusión de un período de consulta de 60 días. China ha amenazado con una represalia en igual medida, incluidos aranceles a las principales exportaciones de EE.UU., como soja y aviones.

TRES MIRADAS LOCALES

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Gabriel Murara, presidente de la Cámara de Industrias
Gabriel Murara

Presidente de la Cámara de Industrias

De concretarse la política anunciada por EE.UU., anticipa que China se convertirá en una «competencia para la producción nacional y el mercado de exportación», ya que intentará colocar sus productos en otros países. Si bien la pulseada comercial implicaría una oportunidad para que Uruguay incremente sus ventas al exterior al inicio, a futuro el impacto sería negativo, dijo. «Si no nos vinculamos con los que compran más (tanto EE.UU. como China), no tendremos una buena salida para los productos. Hay que ver cómo termina esto», cerró.

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Gabriel Rozman, presidente de la Cámara de Comercio Uruguay-China
Gabriel Rozman

Presidente de la Cámara de Comercio Uruguay-China

Ve «difícil» venderle a China productos terminados como lo hace EE.UU., en cambio, se podría «ampliar los cultivos». «El problema es que eso lleva tiempo (...) y puede pasar que, por ejemplo, hacemos una estrategia país para suplir lo que EE.UU. le vendía a China y después Trump y Xi se arreglan, y nosotros nos quedamos afuera», explicó. Agregó que Uruguay puede exportar más a China, en vista de su gran demanda de alimentos. «Y si no es a ellos, seguramente sea a otros países de Asia», aventuró.

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Marcos Soto, gerente senior de PwC Uruguay
Marcos Soto

Gerente senior de PwC Uruguay:

A corto plazo, Uruguay podría aprovechar esta tensión para vender soja o trigo, en caso de que China frenase las compras a EE.UU., evaluó el experto. «En el mediano y largo plazo, no veo que una guerra comercial favorezca a Uruguay», agregó, más aún al involucrar al primer (China) y el cuarto (EE.UU.) socio comercial del país. Según Soto, «si en China entran menos divisas por ventas a EE.UU., posiblemente deteriore su crecimiento económico y, por tanto, su capacidad de compra al mundo», incluido Uruguay.

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