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Alimentos made in China ya se integraron a la mesa uruguaya

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En alza. En 2015, las importaciones de alimentos desde China sumaron 9 millones de toneladas y totalizaron US$ 13 millones.

En 2015 se importaron 59 categorías de alimentos diferentes, desde enlatados hasta jugos; la idea de que lo importado de ese origen es barato pero de mala calidad está perdiendo vigencia.

Un plato de ensalada rusa, un vaso de jugo y chocolate de postre. Estos fragmentos de un almuerzo o cena en algún hogar uruguayo, con un detalle en el que no todos reparan: sus ingredientes bien pueden ser de origen chino.

Desde su apertura al mundo, el gigante asiático no ha parado de ampliar el abanico de productos que exporta. El sector de alimentos no le es ajeno y los importadores uruguayos lo saben.

Según Uruguay XXI, en 2015 se importaron unas 59 categorías de alimentos de esa procedencia, que varían entre vegetales enlatados, jugos, cacao en polvo, margarinas, entre otros tantos. En total, fueron unas 9.000 toneladas que llegaron por un valor superior a los US$ 13 millones.

Cuestión de valor

Atrás quedó la idea de que lo importado de China es barato pero malo. La calidad ya no está en discusión y quienes se inclinan por ese proveedor lo hacen en base a que encuentran mejores costos en comparación con la región.

De hecho, China suele ser un 20% más caro en cuanto a costos de fletes y de importación aseguró Fernando Melissari, gerente comercial de Nidera, empresa que importa alimentos desde ese mercado desde inicios de la década de 1990.

«Es un tema de mercado, pero no de la calidad. Hay años que no sirve y se trae de la región. Hoy importamos principalmente enlatados, champiñones y algo de arvejas y choclo con las marcas Nidemar, Trofeo, Sunset. Pero de ese mercado hemos traído todo tipo de enlatados además de nueces, almendras, frutas secas, porotos frutilla, blancos y negros (en bolsas de 25 kilos), garbanzos, maíz, choclo en grano y hasta maní», explicó.

En concreto, en los últimos seis meses, la empresa recibió 20 contenedores entre champiñones, arvejas y choclos, que según Melissari, son de una calidad «muy buena», tanto del producto como del envase. «Tienen la última tecnología y pasan por muchos controles», puntualizó. Y si bien no está en los planes a corto plazo, Melissari dijo que no descarta ampliar su cartera de productos: «Siempre estamos pidiendo cotizaciones, porque comprar es una cuestión de mercado».

Regional Sur es otra de las importadoras que recurrió a China cuando el mercado regional se encareció y por la falta de materia prima. Con sus marcas Cosecha Dorada y Campero, la empresa comercializa champiñones, arvejas, arvejas con maíz y espárragos. «Son cuestiones de mercado, porque se trata de productos de excelente calidad, tanto de los alimentos como del empaque y las latas, mejores incluso que Brasil y Argentina», afirmó Luis Miguel de Santis, director de la empresa. Tanto es así que los productos han logrado una gran aceptación de mercado y creció en los últimos dos años en ventas un 40% anual, aseguró.

En todos los casos, son latas listas para la venta, con la marca y los detalles ya impresos enviados desde cada empresa en Uruguay.

Cololó es otro de los jugadores que mira hacia el gigante asiático hace unos cinco años para importar varios productos, aunque ahora solo mantiene la compra de champiñones desde China, indicó el gerente comercial, Martín Aldaz.

La compañía Mable, en tanto, fue por otro mercado, el de los chocolates. La firma, que importa hace varios años chocolates finos desde España y Turquía, decidió en 2015 probar con los bombones de origen chino Ginnou. «Los conocí en Chile el año pasado mientras paseaba. Me atrajo la presentación, los probé y me gustó la calidad. Averigüé y están en varios países de la región. Entonces, en un viaje a China fui a la fábrica y decidí importarlos», comentó Daniel Rostro, director de la empresa. Se trata de bomboneras con diferentes formas que se regalan principalmente en días especiales, como Día de la Madre o fin de año, explicó. A poco más de un año, la empresa ya lleva cuatro compras que suman en total unas 55.000 bomboneras.

Negocio global

A pesar de las distancias, llegar a un producto chino hoy no es difícil. Algunas empresas incluso no viajan al país sino que se contactan a través de un broker, como es el caso de Molino Puritas. Su primera importación fue de 75 contenedores de 2.400 cajas (24 unidades cada una) de arvejas con su marca Aída, en 2014, con el sistema abre fácil. «Nunca hemos viajado. Pedimos muestras y si vemos que es buen producto lo compramos. En ese momento, la calidad y el precio nos convencieron», reconoció Germán Álvez, gerente comercial de la compañía. En 2015 y 2016 la cantidad de contenedores quedó entre 40 y 50 anuales.

Melissari, en cambio, se acerca a las diferentes ferias mundiales de alimentos como Anuga (Alemania) y Sial (Francia). De hecho, su primera compra de alimentos de China fue en 1992. «Fueron nueces en la feria de Anuga en Alemania. Recién se abría China al mundo. Eran solo 10 locales y hablaban solo chino. Ahora tienen el espacio más grande en la feria con más de 1.000 puestos y hasta 10 variedades de un mismo producto», remarcó.

Rostro prefiere viajar y ver los productos in situ. Como su empresa trae varios productos desde China, viaja unas cinco veces al año. Además, se vale de un experto en comercio con el país asiático.

No es cuento chino

Si bien en los últimos años la calidad de los productos del gigante asiático ha demostrado una mejora, el estigma persiste, reconoce Álvez. Pero el proceso de ingreso y aprobación en Uruguay es igual a cualquier otro alimento: presentar la documentación ante el Servicio Regulación Alimentaria de la Intendencia de Montevideo y la posterior prueba de calidad en el Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU). A junio de este año, existían 548 alimentos de origen chino registrados y aprobados por el organismo departamental.

Es que, según De Santis, «cumplen a la perfección los requerimientos de Uruguay en cuanto a documentación para registrarlos».

Para el gerente comercial de Puritas, la capacidad para llegar a la calidad es tal que los proveedores chinos prometen alcanzar «la que uno quiera». «A nosotros nos llamó la atención la calidad. Tal es así que no pensamos a corto plazo cambiar de proveedor de productos», aseguró Álvez.

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En alza. En 2015, las importaciones de alimentos desde China sumaron 9 millones de toneladas y totalizaron US$ 13 millones.

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