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"Wir schaffen das" (lo lograremos): liderazgo al estilo Merkel

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Foto: AFP

OPINIÒN

Angela Merkel culmina su mandato con una popularidad cercana al 75% entre los alemanes, y goza de popularidad y credibilidad entre los europeos.

Angela Merkel deja su cargo de canciller del gobierno alemán luego de 16 años ininterrumpidos. ¿Cómo es que, a pesar del paso del tiempo, su liderazgo lejos de menguar se ha fortalecido? ¿Por qué en otras latitudes esta permanencia hubiera sido vista como poco democrática, sin embargo en ella es un posible atributo? Es que así como a muchos el poder degenera, a otros los genera y regenera, convirtiéndolos en líderes capaces de dejar un legado que supera expectativas iniciales. Así como hay líderes a los que la gestión los aleja de la gente, a otros los acerca.

Merkel fue la primera mujer en ocupar el cargo, lo que constituyó un hecho histórico en si mismo. Proveniente del partido Unión Demócrata Cristiana Alemana, supo a lo largo de los años marcar su impronta y construir un liderazgo con características particulares, y de excepción a lo que han sido otros liderazgos, incluso de la misma corriente política.

Durante su gobierno se sucedieron dos crisis económicas de envergadura, la financiera del 2008 y la del 2020 a causa de la propagación del COVID-19. Además, durante ese período, el mundo vivió dramas humanitarios que la tuvo como protagonista, además de temas de política internacional como el Brexit y la guerra comercial entre China y EE.UU.

La invitación en las próximas líneas es a reflexionar sobre algunos posibles rasgos distintivos del legado que deja el liderazgo Merkel.

a) Diálogo para la construcción. Todos sus mandatos estuvieron signados por la necesidad de alianzas y trabajadas coaliciones. En tres de los cuatro períodos contó con el Partido Socialdemócrata de Alemania. Diálogo en la búsqueda permanente de consensos.

b) Pragmatismo. Merkel ha concebido a la política como un proceso para encontrar soluciones a los problemas. Apegada, además por formación, al método científico de toma de decisiones.

c) Aceptación del error. La progresión de su liderazgo la ha llevado a la aceptación pública de errores y pedido de disculpas. Lejos de ser señal de debilidad, la ha fortalecido.

d) Sobriedad. Su presencia y modos son sobrios, y vía ese rasgo ha construido cercanía con la gente. La sobriedad es signo de credibilidad. Es creíble porque fue sostenido inequívocamente durante los últimos 16 años.

e) Empatía. Luego de haber liderado los estrictos programas de austeridad europea durante la crisis de 2008, sorprendió al mundo en 2016, con una visión humanista; “Wir schaffen das” (lo lograremos) al realizar una excepción al tratado de Dublín y aceptar miles de refugiados provenientes de Hungría. Ya en plena gestión de los últimos dos años, fue impulsora de paquetes económicos de ayuda y asistencia a nivel europeo.

f) Respeto. El respeto a las reglas del juego, la constitución y la ley, y el apego a los principios democráticos. Lejos de populismos, medias tintas y dobles interpretaciones.

Angela Merkel culmina su mandato con una popularidad cercana al 75% entre los alemanes, y goza de popularidad y credibilidad entre los europeos. Sus gestiones fueron en defensa de mayor integración y fortalecimiento de la Unión Europea. La economía ha crecido a una velocidad mayor a otras economías relevantes o comparables. La creación de empleo fue nota sobresaliente sobretodo en sectores históricamente relegados, como el empleo femenino o inmigrante. Su método de resolución de casos y problemas, quizás haya hecho resignar una mayor visión de largo plazo. Carencias en planes de sucesión, y magras tasas de inversión son ejemplo de ello. Ha hecho historia. Claro que ha tenido luces y sombras, pero el fin de una etapa tan relevante impone balances. Y a la hora de pasar el cernidor, es justo recoger sus enseñanzas, que trascienden a lo político público. Enseñanzas prematuras, que el tiempo irá ponderando y ampliando a otros ámbitos de liderazgo y gestión organizacional. Logró lo que pocos, el ejercicio del poder para crecer, de acercamiento progresivo a la gente, a interpretar sus dilemas y urgencias y actuar en consecuencia.

Logró quebrar prejuicios de género en un ámbito y cargo que había sido largamente reservado para los hombres. No precisó de un gran carisma u oratoria, pero si de un estricto cumplimiento a una forma de ser y actuar, más cercana al “hacer” que al “show”.

(*) Decano de Ucu Business (Universidad Católica).

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