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Valientes anuncios del Canciller

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Rodolfo Nin Novoa asumió como ministro de Relaciones Exteriores. Foto: Francisco Flores.

El nuevo canciller la tiene muy clara. Tras el principio general que anunciara, que a la hora de comerciar (con países del mundo) "se descartarán las visiones ideológicas" indicó algo muy destacable: "Todo con la región, nada contra la región, pero con la exigencia del sinceramiento que obliga el actual contexto regional e internacional". 

Tremendamente clara, pues agregó: "No podemos quedar afuera de los grandes flujos comerciales. Si las prácticas proteccionistas las hemos rechazado cuando las practican los países poderosos, resultan aún más inadmisibles cuando las sufrimos de países hermanados por la historia", refiriéndose a Argentina y a Brasil. El canciller cree y propone una apertura comercial mayor.

El nuevo canciller la tiene muy clara. Tras el principio general que anunciara, que a la hora de comerciar (con países del mundo) "se descartarán las visiones ideológicas" indicó algo muy destacable: "Todo con la región, nada contra la región, pero con la exigencia del sinceramiento que obliga el actual contexto regional e internacional". Tremendamente clara, pues agregó: "No podemos quedar afuera de los grandes flujos comerciales. Si las prácticas proteccionistas las hemos rechazado cuando las practican los países poderosos, resultan aún más inadmisibles cuando las sufrimos de países hermanados por la historia", refiriéndose a Argentina y a Brasil. El canciller cree y propone una apertura comercial mayor.

Por si fuera poco.

Me asombra la cercanía de la propuesta del nuevo canciller Rodolfo Nin Novoa con los planteos de los economistas más liberales en materia de comercio internacional. Hay asombroso apartamiento de aquella vieja senda, hoy aún transitada por muchos, mayoritariamente pertenecientes a la propia agrupación política del canciller, por la que se movían políticos, economistas, profesores de economía, periodistas y personas, que creían en el crecimiento autárquico. En la protección a la industria naciente que nunca, a pesar del paso de los años, daba muestra de crecimiento, y que implicaba un severo desdén por el bienestar de la población. ¿O acaso la apertura comercial que aún hoy es incompleta no ha permitido brindar más satisfacción a la gente? El consumo brinda satisfacción, el comercio exterior amplía las posibilidades de consumo y, en consecuencia, el nivel de satisfacción popular. Algunos creen y hasta proclaman que la sociedad debe ser menos consumista. Se acepta impensadamente esa propuesta y la veneración que resulta de ella es la razón por la que se propone.

Y por si fuera poco, el nuevo canciller ha señalado el día de su asunción, frente a su antecesor y cercano a él pero muy alejado ideológicamente al menos desde el punto de vista comercial, que "A nuestro juicio, los procesos de integración de América Latina no han alcanzado el desarrollo esperado y exigen sinceramientos impostergables". Y más aún, afirmaba el lunes pasado: "El Mercosur que se sincere. Que deje atrás la retórica vacía, que apueste a las concreciones y no a los discursos que luego no se cumplen.

Queremos un Mercosur que se plantee objetivos y acuerdos viables, si es necesario que ajuste sus objetivos a las necesidades actuales, con una agenda externa activa que rompa con el encierro". ¿No propone con esto el fin de la sujeción sin contrapartida que nos vienen imponiendo los dos socios mayores del Tratado de Asunción? Y la decisión a destrabar esa situación se manifiesta también cuando el nuevo canciller, a años luz de lo que destilaba su antecesor, dice que "Juntos, los socios del Mercosur podemos disfrutar mejor una inserción internacional competitiva, pero si no podemos o queremos hacerlo juntos, hagámoslo sí los que queremos". Como lo aseverara en su alocución, Uruguay debe ser internacional por lo que debe haber un espacio en nuestro país, de fronteras abiertas y de frente al mundo.

Mensaje.

El del canciller Nin Novoa es un mensaje conciliatorio con el liberalismo económico en materia de comercio exterior, aún cuando, por razones políticas o de buena vecindad o porque no desea comprometer aunque más no sea temporalmente a corrientes comerciales privadas existentes, mantiene a la solución del Mercosur como una de "segundo mejor". Mientras no pueda llegar a proponer la apertura total, irrestricta, sin márgenes preferenciales de protección arancelaria, que es la situación de "primer mejor", de "mejor de lo mejor", porque garantiza la mayor eficiencia económica y el crecimiento permanente a un país pequeño como el nuestro, concibe aún la desigualdad en favor de los países de la región. ¿O acaso el socialismo chileno no ha mantenido y extendido la apertura externa importándole la opinión de sus socios regionales pero manteniendo su soberanía para decidir, y ha alcanzado buenos resultados?

Los uruguayos tenemos muchas pruebas, luego del lapso transcurrido desde la creación del Mercosur en 1991, de que no ha sido beneficioso para nuestro país. Lo hemos anticipado y reiterado en numerosas ocasiones, desde editoriales y columnas en Búsqueda y en este lugar en Economía & Mercado.

Se han dado pruebas contundentes, cuantitativas y cualitativas de que el Mercosur no ha sido favorable para Uruguay y que en realidad se le ha perjudicado en términos del costo social, económicamente hablando, que se le ha impuesto pagar más por lo que podríamos haber comprado a menor precio, pérdida de eficiencia por la diferencia en calidad de productos, pérdida de recaudación fiscal y otras cosas por el estilo, por el margen arancelario preferencial concedido a los socios.

El mensaje del canciller toma como antecedente inevitable no solo lo ocurrido en el transcurso de esos años. A mi juicio también internaliza en su propuesta, aunque no hace mención concreta al respecto, a la inoperancia de la Alalc, disfrazada luego de Aladi, y hasta al bilateralismo comercial con los dos países limítrofes.

No menciona el proclamado y nunca alcanzado regionalismo abierto. Busca imponerlo tras concentrar la crítica mayor a la "retórica vacía" en el Mercosur. Se aparta de la infructuosa defensa del "Más y mejor Mercosur" de un canciller anterior y habla claro, con evidencia y con valentía frente a espectadores regionales y mundiales, que seguramente tomarán nota de sus palabras, que impulsará el comercio de Uruguay con el mundo.

Qué se debe esperar.

Tras su presentación en sociedad local e internacional, Nin Novoa, que se manifestó además propenso a que su cartera ministerial cuente con concertaciones políticas partidarias que conformen la política exterior del Estado uruguayo, deberá comenzar de inmediato a desarrollar su acción. Implícitamente se entiende que no debe ocurrir lo que sucediera cinco años atrás (descarte del TLC con Estados Unidos) y que la apertura comercial no se debe dilatar más, no obstante la oposición que pueda recibir de parte de su propia fuerza política.

Un ministro que reconoce que el área óptima de comercio para Uruguay es el mundo y no una pequeña región, seguramente tendrá fuerzas antagónicas que buscarán obstaculizar beneficiosos acuerdos de política comercial con ciertas naciones, o que buscarán imponerle otros inocuos, todo por razones ideológicas y no por económicas no justificadas empíricamente.

Lo que esperamos es que en los próximos cinco años el nuevo canciller impulse y concrete lo que plantea, que la fuerza política a la que pertenece le acepte y que por fin los socios regionales mayores y el resto del mundo comprendan como Nin Novoa que, con el seguro apoyo de todos los partidos políticos para hacer de su pro puesta una de Estado, el comercio no es un tema ideológico, es una condición necesaria para el crecimiento económico.

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Rodolfo Nin Novoa asumió como ministro de Relaciones Exteriores. Foto: Francisco Flores.

JORGE CAUMONT

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