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Transparencia y ética en la banca, reclama Joan Melé

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"Los bancos no son transparentes", dice Joan Melé. Foto: Archivo El País

Es posible combinar la rentabilidad de un banco con un comportamiento ético y transparente, afirma Joan Melé, miembro del Consejo Asesor de Triodos Bank, el denominado banco "ético" o "de valores" que opera en varios países de Europa.

Melé estuvo en Montevideo para participar de un encuentro organizado por la CAF, banco de desarrollo de América Latina, en el marco de su iniciativa de innovación social. El experto dice que la gente debe saber en dónde invierte su dinero y por lo tanto el banco se lo debe decir. Asimismo, la institución debe usar los dineros que no son suyos de manera responsable y tomar en cuenta otros valores además de la rentabilidad y las garantías a la hora de financiar empresas y proyectos. Se puede ganar dinero invirtiendo solo en proyectos sostenibles, aseguró. A continuación, un resumen de la entrevista.

—¿Qué características debe reunir una institución para ser considerada "banca ética"?

—Hay dos características básicas. Una es tener criterios humanos bien definidos de inversión y no inversión, algo que tiene que ver no solo con los beneficios, sino con una escala de valores donde primero están las personas, en segundo lugar el planeta, el medio ambiente, y en tercer lugar el beneficio económico. Entonces, hay cosas que no se pueden financiar aunque tengan una gran rentabilidad económica, hay muchas empresas importantes pero que no son sostenibles, que ganan dinero pero están destruyendo el planeta, están maltratando a las personas, las hay vinculadas al narcotráfico, al tráfico de armas, por tanto la gente tiene el derecho a decidir si no quiere que su dinero vaya a financiar esas actividades. Por lo tanto un banco debe definir claramente en qué y el porqué invertirá. Y eso publicarlo.

—¿La segunda característica?

—El segundo punto de la banca ética es lo que a mí me gusta llamarle transparencia radical. Un banco trabaja con dinero que no es suyo, por lo tanto me gustaría saber qué hacen con mi dinero. Llevo 30 años en la profesión y jamás nadie me ha preguntado: "¿en qué vas a invertir mi dinero?", la gente no pregunta y es curioso porque, cuando uno elige un colegio para sus hijos, busca uno de acuerdo con sus valores, lo mismo pasa con el lugar donde vive, sus amistades. Pero el banco lo elige solo porque da más rentabilidad. ¿Y si hace cosas que van contra mis valores?, ¿cómo es que no nos planteamos eso?

Hasta el último céntimo, el banco debería informar en qué empresas ha invertido, en que países está, si tiene o no presencia en paraísos fiscales, y que la gente pueda decidir libremente.

—¿Hacia dentro del banco también operan algunas diferencias?

—La diferencia salarial entre el que gana más y el que gana menos es mínima. En Triodos Bank, el presidente ganaba 9,5 menos que el auxiliar más nuevo. Y eso en la banca generalmente muestra una diferencia de 500 o 1.000 veces. Si a esto le añadimos los bonus, que es algo muy común en banco, puede llevar a que algunos directivos hagan cosas movidos por la codicia. En la banca ética no hay bonus.

—¿De qué forma motivan entonces a los directivos?

—La motivación es trabajar en un banco así. Y el que no quiera que no venga. La realidad nos muestra que cada mes vienen docenas de currículum de directivos de otros bancos dispuestos a dejar el suyo y venir al nuestro, inclusive ganando menos dinero.

—De acuerdo a lo que usted dice, por oposición, la banca hoy no es ética…

—Yo no puedo calificarla. Digamos que no es transparente, y no tiene criterios de inversión. Son solo criterios de riesgo financiero. De hecho las normas de Basilea solo hablan del ratio de solvencia, de la morosidad, pero que yo sepa no han puesto ninguna norma ética. Yo tengo 30 años en banca y muchos amigos en el negocio y nunca nos han dicho en los bancos que deberíamos ver cuán ética es la actividad que hace una empresa. El tema es: ¿es un negocio provechoso?, ¿tiene garantías suficientes? Entonces, adelante.

El último informe de la ONG Oxfam divulgado en el Foro de Davos, señala que el 99% de la población acumula menos dinero que el 1% restante, y eso es inadmisible. Las desigualdades que existen abren unas brechas sociales, económicas, ambientales, que son escandalosas.

—¿Y qué pueden hacer los bancos en ese contexto?

—Los bancos son los que mueven el dinero del mundo. Todo se mueve a través de financiación bancaria. Pero si estos no tienen ningún criterio de inversión sino solo de riesgo financiero, si no hay transparencia, la acumulación puede obedecer no siempre a negocios limpios. Si no hay nada que esconder, seamos transparentes y divulguemos hasta el último dato, en qué están invirtiendo y dónde.

—¿El negocio sería igual?

—Debería serlo. Porque nosotros somos un banco solvente, de éxito y estamos creciendo en Europa, tenemos beneficios, quizás no ganemos miles de millones de euros, pero lo bueno es que ganemos todos.

—¿Cómo es la experiencia de Triodos?

—Nació en Holanda en el año 1971, primero como una fundación, donde los pioneros pusieron su dinero creyendo en una forma de banco diferente, y arriesgaron su capital y de amigos para ver si esto funcionaba. En el año 1980 ya crean el banco Triodos, con su actual forma jurídica, con la voluntad de ser un banco europeo, moderno, profesional, pero con unos criterios muy claros. Se extiende por Europa con mucho éxito, A España llega tarde, recién en 2006 pudimos abrir la primera oficina y yo estuve al frente de esa operación. Y su presencia en España ha sido un éxito, hoy hay más de 20 sucursales, hemos dado miles de conferencias por todo el país, y sin hacer publicidad…

—¿Esa es una decisión estratégica?

—No. Es que consideramos que en quince o veinte segundos de una pieza publicitaria es imposible contar qué es una banca ética y transparente, entonces optamos por organizar conferencias y la trasmisión boca a boca de lo que hacemos.

—¿Qué pasó con Triodos durante la crisis europea?

—No nos afectó en absoluto, crecimos más que nunca. Al no especular en el mundo financiero, no estamos sometidos a flujos, nuestro crecimiento siempre es orgánico, mucha gente se refugió en nuestro banco no solo por ser ético sino por ser seguro. Mayor solvencia, morosidad bajísima y transparencia, que es fundamental.

Durante esa época el banco creció tanto que debimos frenar ese crecimiento. Porque un banco está bien que tenga clientes y vengan miles de millones pero hay que invertirlos bien y dar una buena calidad de servicios. Tanta gente nos desbordó. Redujimos el horario de oficinas para que no viniera tanto público y frenamos la apertura de otras agencias. Ahora retomamos la apertura de oficinas y es un modelo de éxito en toda Europa. Como banco operamos en Holanda, Bélgica, España, Alemania, Francia y Gran Bretaña, y en países como Italia, Dinamarca y Suecia estamos colaborando con bancos locales.

Esa es otra forma de desarrollo, la colaboración con instituciones locales. A nivel internacional se le ha dado en llamar banca con valores, en lugar de banca ética. Más de 30 entidades forman la alianza global de banca con valores.

Además estamos en 50 países del mundo otorgando microcréditos.

—Seguramente despierte mucho escepticismo, con sus presentaciones…

—Cuando es la primera vez sí. La gente lo pensaba mucho. Cuando en América Latina hablo por primera vez, es lógico el escepticismo. Nosotros hacemos mucho hincapié en que somos banqueros, no somos una ONG. Tenemos que tener beneficios. Con los criterios anunciados, pero no vamos a prestar a todo el mundo sin cumplir con el rigor que tiene que tener todo banco a la hora de calificar a un cliente. No financiamos alegremente sin hacer los estudios correspondientes. Primero el análisis cualitativo, ético, luego el análisis financiero, y por último las garantías. Hay una normativa bancaria y nosotros la cumplimos. Lo que cambia es el enfoque. Y hemos demostrado que hacemos negocio y ganamos dinero.

Bancos centrales pueden cambiar criterios y limitar la especulación.

—¿Que pueden hacer los bancos centrales por la ética en la banca?

—Dos normas que para mi cambiarían inmediatamente el futuro de la banca. Una es volver a la legislación anterior a Ronald Reagan y Margaret Thatcher, donde la banca comercial tenía limitada la especulación. El liberalismo se extendió en aquella época y los que vinieron lo mantuvieron. Y por otro lado pondría una ley de transparencia bancaria. Que la gente sepa dónde está invertido su dinero.

—¿A la gente le interesa?

—Le interesa cuando lo descubre, cuando se lo dices. No lo tiene presente. No está en su cultura, pero se puede introducir poco a poco, peleando en forma militante, así lo he hecho en España.

—Hay que humanizar la banca, dice usted. ¿El problema no es de la sociedad?

—Hay instituciones que están dispuestas a cambiar, y en eso va mucho también todo el desarrollo de las B Corp (la primera certificación de empresa que garantiza la sostenibilidad organizativa y permite a la empresa cumplir de forma voluntaria con elevados estándares sociales y ambientales, así como compromisos de transparencia y responsabilidad corporativa).

El problema es de la sociedad, si nadie ha preguntado nunca qué quieren que haga con su dinero, el banco lo va a invertir en lo que más le reditúe. Pero debe venir desde la gente, de aquellos que movilizan importantes sumas de dinero y que opten por instituciones éticas para desarrollar sus negocios.

Joan Melé.

Miembro del Consejo Asesor de Triodos Bank de Europa y fundador de la representación de esta entidad en España. Tiene 30 años en la profesión de banquero, habiendo sido director de sucursal de una caja de ahorros en Barcelona.

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"Los bancos no son transparentes", dice Joan Melé. Foto: Archivo El País

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