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Tendencia en ascenso en gasto del gobierno

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A pesar del ajuste a la baja en inversiones, crece a impulso de pasividades e intereses.

El déficit del sector público en el año 2015 fue del 3,5% del PIB. A pesar que es una magnitud muy similar a la del año anterior, cualitativamente y en su composición es muy distinta. Por su parte, el análisis de las tendencias y las expectativas que existen para las principales variables macroeconómicas, lleva a anticipar un escenario de fuertes presiones financieras para los próximos dos años.

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En una pincelada gruesa, se puede ilustrar la situación financiera del sector público por el déficit que se encuentra en un nivel que no es bajo, pero tampoco tan alto como para limitarlo financieramente en el corto plazo. Hay también una tendencia de los egresos que se resisten a bajar en términos reales y por otro lado los ingresos que ajustan a una nueva realidad más baja.

Esta situación se ilustra para el consolidado del Gobierno Central y el Banco de Previsión Social en el primer gráfico del cuadro adjunto. Los egresos siempre superan a los ingresos y la diferencia se incrementa gradualmente desde mediados del año pasado.

Ingresos.

Comenzando por los ingresos, el síntoma que empieza a sentir el gobierno es el de la limitación de la caja por el lado de la generación de recursos corrientes. Es una diferencia sustancial con lo observado entre 2004 y 2014, el período del viento a favor en el que año tras año los ingresos en términos reales subieron.

Este freno en los ingresos corrientes ocurre tanto en el Gobierno Central con una caída real del -0,7% en el último año, como en el BPS donde la reducción se ubicó en el -0,8%. Se recauda menos y por delante hay un período de tiempo en el que la masa salarial y el consumo van a seguir un proceso de ajuste a la baja y por lo tanto generando menos recaudación.

Hay determinadas características del ciclo que hacen que la recaudación se resienta en términos reales cuando la economía está a la baja, como reacción al cambio en la base tributaria que acompaña una modificación de la canasta de consumo.

La razón es bastante directa, basta considerar que el aumento del desempleo, la devaluación real y la suba de la tasa de interés van en contra de las importaciones de bienes duraderos y semi-duraderos, que son los que tienen mayor presión fiscal por peso consumido.

En el caso del Banco de Previsión Social, la menor recaudación proviene principalmente de que hay una reducción del -0,5% en la cantidad de contribuyentes del sector privado cuando se comparan los promedios de los dos últimos años.

De acuerdo a los datos del mercado laboral, la tendencia se confirma para 2016 con un incremento en la cantidad de personas desocupadas y la caída de los que efectivamente tienen empleo. Por su parte el salario real frenó el impulso alcista y comienza a sentir el impacto de los recortes de horas extra y la reposición de personal en posiciones con menores sueldos promedio.

En cuanto a las transferencias que hacen las empresas públicas, hay dos correcciones a hacer en las cifras fiscales. Por un lado, el año 2015 tiene aproximadamente 0,3% del producto bruto menos de ingresos porque no hubo aportes al Fondo de Estabilidad Energética como en el año anterior. Esta situación también impacta por el lado de los egresos ya que el gobierno luego que recibe los fondos de parte de UTE los vuelca al fideicomiso del mencionado Fondo.

Hay una mejora en el resultado de las empresas públicas también del 0,3% que no se corresponde a actividades corrientes ya que surge del resultado por única vez que obtuvo Ancap en la cancelación de la deuda con Petróleos de Venezuela (Pdvsa).

Egresos.

Pasando al lado de los gastos se observa en el primer gráfico del cuadro un estancamiento pero esta tendencia se debe principalmente al fuerte ajuste en las inversiones, mientras que hay componentes del gasto que tienen una marcada tendencia ascendente.

Las remuneraciones mantienen una tónica a lo largo de los años de estabilidad en el entorno del 5% del PIB. A pesar de las inversiones en informática y todo el esfuerzo por generar un estado "electrónico" no se logra reducir el peso de la mano de obra en la oferta de servicios públicos.

El otro rubro de gasto que va al bolsillo de los consumidores en forma directa son las pasividades. En este caso hay una marcada tendencia creciente en los últimos años. En la gráfica del cuadro donde ser recoge la evolución de las pasividades del BPS, se observa que en el último quinquenio la tendencia es claramente ascendente.

De acuerdo a las cifras de este organismo previsional en dicho período hay un aumento anual de la cantidad de jubilaciones del orden del 2,3%. Es un crecimiento muy fuerte, representa en el orden de 10.000 nuevas pasividades por año y difícilmente cambie si no se alteran los criterios para otorgar las jubilaciones.

En un contexto en el que la recaudación previsional se estanca, todo aumento en las pasividades alimenta el déficit fiscal. Cada jubilación promedio representa una erogación anual del orden de $ 200.000 por lo que en el total la tendencia en la generación de nuevas jubilaciones impone una presión de US$ 67 millones (0,135% del PIB) por año.

También hay una presión en el gasto por el pago de intereses durante el año 2015. En el otro gráfico de la zona media del cuadro se ilustra lo acontecido en los últimos cinco años y se observa la aceleración del último dato que salta al 3,5% del PIB. En gran medida se corresponde con los intereses pagados por el BCU por el abultado stock de letras de regulación monetaria con el que debió controlar la emisión derivada de la compra de dólares en los años anteriores.

Estos intereses por un lado se van a moderar. Por otro, hay una suba en la deuda y en la prima de riesgo del país que hacen presión en el mismo sentido: el alza en los gastos correspondientes a este rubro.

La gran medida de ajuste fue el freno en las inversiones. El gráfico de la zona baja del cuadro ilustra la evolución de este rubro en el último quinquenio para todo el sector público no financiero. Es una medida que incluye a las empresas públicas en las que se procesó un cambio en la ejecución presupuestal y se detuvieron grandes proyectos de inversión. Además de las empresas públicas hay un freno claro en los Ministerios y en los organismos docentes. El cambio en la tendencia fue muy marcado pero no es una tendencia ni un nivel sostenible. Basta considerar el esfuerzo que se hizo en infraestructura del MTOP (US$ 21 millones menos), Vivienda (US$ 26 millones menos) y ANEP (donde la reducción es de 46 millones).

HORACIO BAFICO Y GUSTAVO MICHELIN

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