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Los temas del verano

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Repasando las primeras planas de los diarios de la primera quincena de enero, podemos ver cuáles son los temas que han estado centrando la atención pública. Naturalmente, voy a referirme a los de naturaleza económica si bien algunos de ellos se destacaron en las secciones de política nacional de los matutinos.

Los temas son varios y por lo tanto no habré de profundizar en ninguno, pero sí intentaré aportar números y conceptos que considero relevantes en la discusión o el tratamiento de cada uno.

Primero, el mes comenzó con la difusión de un segundo documento del MEF sobre la proyectada reforma del sistema impositivo. En esta oportunidad el documento resumió los principales comentarios recibidos por el MEF desde la opinión pública, con reflexiones, críticas y sugerencias sobre la reforma en proceso. El tenor de ese material no sorprendió ya que reflejó significativamente la mayoría de las opiniones que en el último bimestre de 2005 se vertieron públicamente en respuesta al primer documento con las pautas de la propuesta de reforma impositiva elaboradas por los técnicos del MEF.

Cabe destacar al respecto que las opiniones recibidas fueron contundentes en el caso del proyectado impuesto a la renta de las personas físicas en cuanto a establecer un sistema de liquidación de base familiar y no individual, que tenga en cuenta la dimensión del núcleo familiar y admita deducciones de modo que sea un tributo que grave la renta neta y no la bruta. Asimismo, las opiniones recibidas por el MEF en el proceso de consulta pública apuntan a un mínimo no imponible más alto. Todas estas sugerencias mejorarían un tributo que la población mayoritariamente votó en las últimas elecciones nacionales y si no son contempladas en el proyecto de ley que el Poder Ejecutivo enviará al Parlamento en marzo, seguramente lo serán en el proceso parlamentario posterior.

Segundo, los números que se han difundido sobre ingreso de personas al país muestran que vienen menos argentinos que en la temporada pasada, y que ello ocurre en particular en el puesto fronterizo de Fray Bentos, mientras que en otros puntos de ingreso se registran aumentos. También muestran que sube el número de personas que provienen de todos los otros orígenes geográficos. En una lectura tan superficial como difundida en las últimas semanas, se atribuye ese fenómeno a los piquetes que algunos entrerrianos realizan con variada frecuencia del otro lado del río a la altura de Fray Bentos. Sin embargo, en mi opinión hay otra razón para explicar el fenómeno y ella es la relación bilateral de competitividad entre ambos países. Para estar en pie de igualdad con Argentina, tomando como referencia el promedio histórico desde 1977, el dólar debería estar acá en $ 31 en vez de en $ 24. Semejante brecha explica la ausencia relativa de la clase media argentina en nuestras costas. Los piquetes, en mi opinión, han perjudicado a los argentinos y no a los uruguayos, dado que quienes podían venir, vienen y vendrán, alterando quizá muchos de ellos la hora y el día de la venida o, más aún, el punto por el cual ingresaron o ingresarán. No es casual que al mismo tiempo suban claramente los ingresos de personas desde orígenes con los cuales nuestra relación de competitividad es satisfactoria o muy satisfactoria.

Dicho sea de paso, los números de la balanza de pagos recientemente difundidos, y que llegan hasta el mes de setiembre, muestran que las exportaciones de turismo siguen creciendo, y que en los últimos 12 meses a esa fecha se ubicaron en U$S 586 millones. Esta cifra resulta bastante inferior al máximo histórico de U$S 827 millones registrado en 1997, pero se le acerca extraordinariamente si se la compara a precios constantes. Es decir que el volumen físico del turismo exportado ya está muy próximo al récord histórico (apenas entre 3% y 4% abajo) si bien las cifras en dólares no lo muestran, ya que estamos más baratos en dólares que entonces.

Tercero, entró en vigencia la promocionada rebaja en el IVA para los consumos con tarjeta, de rubros asociados al sector turismo, básicamente gastronomía y alquiler de autos e inmuebles. La medida consiste en la devolución de nueve de los 23 puntos porcentuales del impuesto, y tiene como propósito generar incentivos para que se generen los comprobantes formales de las transacciones. Se trata de un buen ejemplo de cómo proceder en materia tributaria, por la introducción de dichos incentivos, que suelen ser muy efectivos, y cumplen con la máxima de que bajen los impuestos para los buenos pagadores y suban para los que no lo son. Pero también es un buen ejemplo de la aplicación de un nuevo sistema, que requiere de tecnología y acuerdos novedosos, una vez que las condiciones para hacerlo están dadas. Ojalá que se trate de un caso líder en una nueva política de esta nueva DGI, y no quede en una experiencia aislada.

Cuarto, se ha destacado la caída del desempleo en el trimestre finalizado en noviembre. Eso se debió a que en ese mes en particular, en el caso de Montevideo, se registró una observación bastante alejada de la tendencia, que justifica la metodología de considerar trimestres móviles para la difusión de la información. Por lo tanto por dos trimestres móviles más, tendremos buenas noticias en materia de desempleo, por esa razón, a la cual se le sumará la estacionalidad. Pero pasado el verano volveremos a la realidad y podremos comprobar si se dio o no un cambio en las tendencias que se observan desde comienzos de 2005, cuando se frenaron el aumento en el empleo y la caída en la desocupación.

Quinto, una de las firmas que califican el riesgo de la deuda soberana mejoró la perspectiva de la deuda uruguaya, lo que hace factible que en el corto plazo mejore su calificación. Como suele suceder, estas "notas" van corriendo desde atrás a lo que los mercados opinan sobre la deuda, y dado su nivel de riesgo, relativo a los de otros países, la deuda uruguaya ya debería estar mejor calificada. El índice de riesgo país de Uruguay se encuentra en términos absolutos muy próximo al de antes de la gran crisis de 2002, cuando todavía se ostentaba el "grado de inversión". Pero en economía importa más lo relativo que lo absoluto, y en comparación con el promedio de los mercados emergentes nuestro riesgo soberano es hoy algo superior, mientras que entonces era considerablemente inferior (pagábamos tasas de interés entre 5% y 8% inferiores que el promedio de esa categoría). Si bien la tendencia de la relación deuda/PBI es hoy muy auspiciosa y entonces era dramática (me refiero al período iniciado en 1999), el nivel en el cual estamos hoy es dos a tres veces el de entonces.

Sexto, se ha informado que el programa "Panes" ha llegado a unos 68 mil hogares. Es notorio que el proceso de instrumentación del programa ha sido dificultoso, y es natural y lógico que lo haya sido, para lo cual hay números elocuentes. Los datos fiscales que difunde el MEF informan que los primeros pagos por este programa se efectuaron en mayo. También dicen que el mes en que se pagó la mayor cifra fue octubre ($186,3 millones, o unos 137 mil pagos, lo que seguramente se ha de deber a regularizaciones de atrasos). Entre mayo y noviembre se pagaron por este concepto unos U$S 23 millones. Aún considerando que en 2005 se empezó con el programa cuando ya buena parte del año había transcurrido, y que su aplicación es gradual, esa cifra dista considerablemente de los 100 millones anuales de que tanto se habla. Es más, aquellos 68 mil hogares a los que se ha llegado, cobrando durante 12 meses, insumirán U$S 46 millones, mientras que para cubrir los 100 millones, se debería alcanzar a 150 mil hogares.

Séptimo y último, pero lo más importante, la cuestión del posible Tratado de Libre Comercio (TLC) con los Estados Unidos, cuya piedra de toque fue la entrevista a Astori en Búsqueda hace tres jueves. Un tema que dio para todo. Lo primero, las naturales discordancias en el seno del Poder Ejecutivo. No queda claro si esas diferencias son entre el Canciller y dos o tres ministros o si estos últimos además reflejan la opinión del Presidente, pero en cualquier caso se trata de diferencias importantes, que dejan desorientadas a las agencias que trasmiten al mundo la posición oficial de Uruguay. Luego, los alineamientos también obvios: algunos partidos del gobierno oponiéndose y toda la oposición apoyando. Y como si esto fuera poco, un confundido senador de Estados Unidos declarando a una radio argentina que el TLC era casi un hecho, seguramente aludiendo al Tratado de Inversiones de reciente aprobación por nuestro Parlamento.

Pero no ha sido ajena al tratamiento del tema del TLC la cuestión del Mercosur, que en sí mismo se ha convertido en un instrumento político para algunos presidentes y ha perdido toda su esencia en materia económica y comercial. Y que incluso en materia política está severamente cuestionado, para nosotros los uruguayos, desde que el gobierno argentino (por acción u omisión, poco importa) intenta boicotear inversiones y turismo en Uruguay. Pero Argentina está logrando algo importante en nuestro beneficio: el sistema político está totalmente unido ante esta agresión, como lo prueban reiteradas declaraciones de líderes de todos los sectores y niveles (nacional y municipal). El Mercosur dejó de ser beneficioso para Uruguay cuando a mediados de los noventa, Uruguay cedió el liderazgo conceptual que hasta ese momento tuvo. Últimamente, parecía que a nuestro gobierno le importaba lo político del bloque y no tanto lo económico o comercial. Es posible que en el futuro cercano ni siquiera lo político nos sirva para algo bueno y en ese contexto la propuesta de Astori, o que Astori trasmitió, se vuelve decisiva.

No quiero cerrar la nota sin contarles los últimos números en materia de comercio exterior, correspondientes a los primeros 10 meses de 2005. El total exportado fue de U$S 2.798 millones, U$S 627 millones al MERCOSUR, U$S 628 millones a Estados Unidos y U$S 808 millones al Nafta, y apenas U$S 25 millones a la Venezuela del estruendoso Chávez. Con relación a igual lapso de 2004, el total exportado subió 17%, al Mercosur subió 2%, lo mismo que a Venezuela, mientras que a Estados Unidos subió 33% y al Nafta 26%. Son números que hablan por sí mismos.

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