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Suba del gasto obstaculiza la baja del déficit

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Gobierno: este año emitirá en total US$ 2.700 millones de deuda. Foto: Fernando Ponzetto.

Tema de análisis

Inversiones en el consolidado GC-BPS crecen un 13% real en el primer semestre del año.

El abatimiento del déficit se está tornando un problema muy difícil de resolver. Los distintos esfuerzos destinados a reducir el desequilibrio de las cuentas públicas no están dando los resultados esperados y el deterioro crece y se aleja de las proyecciones del gobierno.

En el corto plazo el tema es manejable, ya que el país accede al mercado voluntario de deuda y cuenta además con un elevado nivel de liquidez que le permite afrontar dos años de obligaciones. Pero si el déficit no logra abatirse, el incremento de deuda necesario para financiarlo será tal que se dificultará a nuevos préstamos, lo que obligará a un ajuste con características recesivas.

El problema más serio que enfrentan las autoridades para reducir el déficit es la trayectoria que muestra el gasto, que aumenta a un ritmo superior al de los ingresos y se vuelve cada vez más rígido, disminuyendo así el poder discrecional de las autoridades para abatirlo.

Los datos recientemente divulgados señalan que el déficit acumulado del sector público en los últimos doce meses a junio del presente año se situó en el 4% del PIB. Es un resultado que supera en medio punto al registrado al cierre del pasado año y lo aleja de la meta establecida para el cierre de 2018, que fue fijada en 3,3% del PIB.

Tal como se ve en el gráfico que aparece en la parte alta del cuadro que acompaña la nota, a lo largo de la presente administración el déficit fluctuó en torno al 3,5% del PIB, agravándose en los últimos meses. Esta información abarca a la totalidad del sector público, pero si nos centramos en el consolidado gobierno central (GC)-BPS, que es la parte sujeta a lo que establece el Presupuesto Nacional y está bajo el control directo del MEF, la historia no es muy diferente, tal cual se muestra en el mismo gráfico. Para ese caso, podemos decir que el incremento del déficit en lo que va del año se explica por los gastos, que en términos reales aumentaron 2,1% en el primer semestre de 2018 frente a igual período de 2017, en tanto que los ingresos subieron apenas 0,6% real.

El incremento real del gasto se dio en todos los rubros, salvo el pago de intereses que cayó 1,9%. Es de destacar la suba que experimentó el rubro remuneraciones, que aumentó 2,4% en términos reales en el período. Parte del incremento se explica por el ajuste que experimentaron los salarios en el sector público en el mes de enero. Pero si se compara el salario real promedio de la administración pública en el primer semestre del presente año con igual período de 2017, se constata que el incremento fue de 1,4%.

Que la masa salarial que paga el consolidado GC-BPS crezca a un ritmo superior al del incremento de las remuneraciones se puede explicar por ajustes al interior de la fuerza laboral, con cambios de categorías y ascensos, como así también a un incremento de la plantilla. De hecho, tal cual se muestra en el gráfico que aparece en la parte media del cuadro, la masa salarial —debido a una combinación de todos esos factores— crece a un ritmo superior al del incremento de los salarios. Está vigente una norma que establece la reposición parcial de las vacantes que se van generando en el sector público y en el informe económico que acompañó la presentación de la Rendición de Cuentas —actualmente a estudio del Parlamento— se señala que está es una de las vías que ayudarán a controlar el gasto y poder alcanzar así la meta de déficit. Cuanto antes se comience a aplicar, mejor.

Mencionamos a las remuneraciones en primer lugar, porque la propia normativa fija criterio para controlar su evolución. Pero el componente más importante del gasto son las pasividades. En el primer semestre del año se incrementaron 1,9% en términos reales. Las más voluminosas son las que paga el BPS, que aumentaron un poco menos, 1,7%. Pero ese porcentaje fue superior al de los ingresos del organismo previsional. En un porcentaje superior aumentaron los pagos por concepto de pasividades que se realizan a las Fuerzas Armadas (3,3%) y las de la Caja Policial (2,8%).

El gasto en pasividades exige cada vez mayores recursos, tal cual se muestra en el gráfico que aparece a la izquierda de la parte baja del cuadro, lo que amerita una revisión del sistema atendiendo a todos sus parámetros y todas las cajas.

Siendo los anteriores los gastos más voluminosos, porcentualmente no fueron los que más crecieron. Los rubros donde el incremento fue mayor son inversiones y gastos no personales. Lo curioso es que estas partidas son de las pocas donde el margen de discreción del gobierno es mayor, y efectivamente las puede ajustar más rápido.

A poco más de un año de las próximas elecciones, el comportamiento que vienen mostrando las inversiones en los últimos meses parece no escapar al tradicional ciclo electoral de ajuste en los primeros años de cada nueva administración y crecimiento en el último año y medio. En el primer semestre del año, los gastos en infraestructura se incrementaron 13% en términos reales.

Es justo reconocer que el estado de las rutas constituyó en los últimos tiempos uno de los principales reclamos de la sociedad y en particular del sector productivo. Gran parte del gasto atiende a esos reclamos, como así también a generar las condiciones para que instale la tercera planta de celulosa, cuya concreción está condicionada, entre otros ítems, a esos aspectos.

Por su parte, los gastos no personales, aumentaron 4,5% en términos reales, revirtiendo la tendencia a la baja observada durante el pasado año.

El incremento observado en los últimos meses en estos rubros es otro elemento que pone en duda la posibilidad de que pueda abatirse el déficit a los niveles proyectados. Si ya resulta difícil controlar los gastos no discrecionales, subir aquellos en los que hay posibilidad de control directo no es una buena señal.

Por otra parte, el rubro transferencias fue, en los últimos tiempos, el que más creció, fundamentalmente de la mano de los traspasos al Fonasa. Desde su implementación allá por el año 2008, las transferencias fueron aumentando de la mano de los nuevos colectivos que resultaron beneficiados por el seguro, aumentando en 2,5 puntos del PIB. Los últimos grupos accedieron a partir del 1° de julio del pasado año.

Los datos del gasto señalan que en el primer semestre del año, las erogaciones por este concepto se incrementaron 0,5% en términos reales. Si se lo mide en términos del PIB, desde fines de 2017 se encuentra en el 4,3%. Por este lado parecería cumplirse las proyecciones del gobierno en cuanto a la estabilización del gasto en este rubro, siendo el único que al día de hoy estaría evolucionando de acuerdo a lo esperado. Pero como las restantes partidas crecen más, parece muy difícil poder abatir el déficit de sus niveles actuales, máxime cuando la recaudación está creciendo a un ritmo menor al proyectado.

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