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Silicon Valley se prepara para soportar el golpe y China para darlo

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FOTO: AFP

A medida que la relación se deteriora a gran velocidad, escala la guerra tecnológica 

Cuando Silicon Valley voltea al oeste hacia China, ve muchas cosas. Más de mil millones de consumidores hambrientos. Una fuerza laboral barata. Un competidor, un socio, un proveedor y un riesgo para la seguridad. 

Ahora, falta otra cosa por agregar: un enemigo decidido a cobrar venganza. Hace unos días, el gobierno chino anunció que estaba armando una “lista de entidades poco confiables”, un contraataque hacia Estados Unidos por negarles tecnología importante a las empresas chinas. No se dio el nombre de ninguna empresa ni se ofrecieron detalles, pero las firmas tecnológicas parecen estar bastante seguras de que serán uno de los primeros blancos.

A medida que la relación económica entre los dos países se deteriora a gran velocidad, escala la guerra tecnológica que muchas personas preveían. “Si China sigue presionando y nosotros seguimos presionando, pronto habrá dos conjuntos de normas tecnológicas”, comentó Rebecca Fannin, autora de “Tech Titans of China”, un libro próximo a lanzarse. “Es probable que aumenten los precios de los componentes y las empresas se lo cobrarán a los consumidores. Ambas partes fortalecerán sus ventajas innovadoras y eso servirá a la economía mundial”.

Algunas empresas de Silicon Valley son más vulnerables que otras. Debido a que el gobierno chino tiene bloqueadas a Facebook y Google, las redes sociales y los motores de búsqueda podrían quedar fuera del conflicto. Por otro lado, Apple está muy comprometida con China, pues es uno de los principales fabricantes de los iPhone y uno de los mercados más grandes para la empresa.

Tesla está construyendo una planta en Shanghái que producirá 250.000 autos al año. Los capitalistas de riesgo han invertido en financiamiento. El laboratorio de investigación de Microsoft en Pekín es el más grande fuera de Estados Unidos, mientras que muchos de los productos en el centro comercial de Amazon están hechos en el país asiático. Amazon también acaba de abrir un laboratorio de inteligencia artificial en China.

Las empresas tecnológicas más pequeñas ya están sintiendo las consecuencias de la relación deteriorada. Hace dos semanas, el gobierno de Trump puso a Huawei, el gigantesco fabricante chino de equipos de telecomunicaciones, en una “lista de entidades” que obligaría a la firma a pedir permiso para comprar tecnología de las empresas estadounidenses. Huawei depende de partes hechas en Estados Unidos para todo, desde sus celulares hasta su equipo de redes. Aunque recibió una exención de 90 días para dar espacio a las negociaciones, muchas empresas con sede en Estados Unidos ya han cortado vínculos.

Esto ha tenido efectos colaterales. Lumentum, una empresa de Silicon Valley que fabrica equipo para redes ópticas, señaló que Huawei generaba alrededor del 15% de sus ingresos. Días atrás, la firma redujo unos 35 millones de dólares de sus expectativas para el trimestre actual para fijar un máximo de 390 millones de dólares.

También en los últimos días, Qorvo, una empresa de semiconductores de Carolina del Norte, afirmó que dependía de Huawei para cerca del 15% de sus ventas y proyectó que sus ingresos en el trimestre actual caerían unos 50 millones de dólares a un máximo de 750 millones de dólares.

China es un consumidor de chips grande y de rápido crecimiento. Estos componentes se usan en una variedad de productos, entre ellos teléfonos, computadoras personales, equipos de comunicaciones y sistemas de servidores. En 2018, los clientes del país representaron alrededor del 34% de las ventas mundiales, un total de 468.800 millones de dólares, de acuerdo con la Asociación de la Industria de los Semiconductores.

La importancia de China para los fabricantes de chips se magnifica ante el hecho de que muchos de estos componentes son enviados a China para que los ensamblen, a fin de producir dispositivos para clientes en otras partes del mundo, como los iPhone que fabrica Foxconn, con sede en Taiwán, para Apple en China. Más o menos el 60% de los semiconductores vendidos están relacionados con la cadena de suministro ubicada en China, según la consultora KPMG.

Los fabricantes de chips esperan que las críticas más recientes entre China y Estados Unidos tengan como principal objetivo sacar ventaja en las conversaciones comerciales, no crear cambios permanentes en la manera en que los países tendrán que hacer negocios.

“Cada carga en la disputa comercial entre Estados Unidos y China provoca que se retuerzan las empresas de semiconductores y que se tambaleen los mercados financieros, y al mismo tiempo nos aleja cada vez más de un acuerdo que beneficie a ambas economías, las dos más grandes del mundo”, mencionó John Neuffer, presidente y director ejecutivo de la Asociación de la Industria de los Semiconductores, después de que China dio a conocer la noticia sobre la lista de entidades poco confiables. “Instamos a ambas partes a evitar más escaladas en el conflicto, a volver a la mesa de negociaciones y a llegar a un acuerdo sustentable, aplicable y de altos estándares”, agregó Neuffer.

La exposición de Apple en China es vasta. La empresa ensambla la mayoría de sus productos en ese país, y la región es el tercer mercado más importante para la firma, después de Estados Unidos y Europa. En su último trimestre, Apple obtuvo 10.200 millones de dólares en China, Taiwán y Hong Kong, alrededor del 18% de sus ingresos totales.

La dependencia china del fabricante de los iPhone quedó demostrada claramente a finales del año pasado, cuando los consumidores de la nación asiática comenzaron a oponer resistencia para adquirir el último modelo del teléfono inteligente. Los ingresos totales en la región que incluye a China cayeron un 25% en el cuarto trimestre, a 13.170 millones de dólares. Una de las respuestas de Apple fue reducir los precios chinos de su teléfono más barato. Al parecer la situación se ha estabilizado a últimas fechas.

Otros titanes del sector tecnológico han encontrado poca tracción en China. En general, Microsoft ha intentado seguirle la corriente a China, al censurar temas delicados que prohíbe el gobierno en su motor de búsqueda, Bing, y al hacer equipo con una firma administrada por el Estado para producir una versión del software Windows 10 que cuente con la aprobación el gobierno.

No obstante, en enero, al parecer los censores del gobierno bloquearon por poco tiempo a Bing, un buscador que, aunque se usa poco en China, es un portal único al internet global. Además, los problemas generalizados con las copias piratas del software de Microsoft han evitado que China se convierta en un mercado importante para la empresa.

“En China, la piratería ha sido una epidemia para Microsoft”, señaló Dan Ives, director gerente de Wedbush Securities. Los inversionistas tenían la esperanza de que las negociaciones comerciales con China pudieran resolver estos problemas de propiedad intelectual que llevan tanto tiempo. “Estamos hablando de una empresa que hizo el intento de entrar a China desde todos los ángulos, tanto desde la perspectiva de la demanda como desde la investigación y el desarrollo”, comentó Ives. “Ahora, con todos los problemas que ha tenido en ese país, en realidad es un beneficio que Microsoft se enfrente a otros actores del sector tecnológico”.

Debido a que necesita de todos los amigos y argumentos posibles para luchar contra los llamados generalizados a su escisión, Facebook ha aprovechado la amenaza de China. La firma sostiene que necesita ser grande para competir con las inmensas empresas chinas. “La gente está preocupada por el tamaño y el poder de las empresas tecnológicas”, mencionó hace poco tiempo Sheryl Sandberg, directora de operaciones en Facebook, durante una entrevista con CNBC. “En Estados Unidos, también hay preocupaciones por el tamaño y el poder de las empresas tecnológicas chinas y por el entendido de que no dividirán esas empresas”.

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