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Sigue cayendo el empleo de los más jóvenes

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Foto: El País
Darwin Borrelli

TEMA DE ANÁLISIS

En el tercer trimestre del año el 64,2% de los desocupados no ponían condiciones para aceptar un trabajo.

El desempleo se consolidó por encima del 9% de la población activa, estimándose que más de 160.000 personas no consiguen trabajo en el tercer trimestre del año. Es el punto más alto de la última década y se observa, en el último año, que el alza en esta tasa se acelera respecto a una tendencia que ya venía dando señales negativas desde el año 2014. Esta situación es producto principalmente de una reducción en la cantidad de puestos de trabajos disponibles más intensa que la caída en la cantidad de personas que desean trabajar.

En el gráfico superior del cuadro adjunto se puede observar la evolución de la tasa de desempleo para todo el país y cómo en el segundo y tercer trimestre del 2019, se ubica en un escalón por encima de los años anteriores. Es notorio el contraste con la realidad que se vivía hace cinco años, cuando la tasa de desocupación apenas alcanzaba el 6%. Dada la coyuntura regional y las perspectivas para el verano, no es difícil pensar que veremos pronto tasas en el orden del 10%.

El fenómeno del desempleo ocurre tanto en Montevideo como en el Interior del país, aunque es más intenso en este segundo caso. Si se compara el tercer trimestre del 2019 con el mismo período dos años atrás, se observa que la tasa de desempleo sube un punto porcentual en Montevideo (de 7,9% a 8,9%) y prácticamente dos puntos porcentuales en el Interior (de 7,5% a 9,4%).

Hay dos características del desempleo que son importantes para ver su gravedad. La primera es su duración y en ese caso se mantiene en el tercer trimestre del año en 8 semanas y media, cifra apenas superior a la característica de los dos últimos años. No se ve un agravamiento fuerte en este sentido, se puede decir que hay dificultades para encontrar trabajo, hay menos oportunidades, pero aparecen.

El segundo indicador refleja el nivel de exigencias que pone quien busca empleo para aceptar las propuestas que encuentra en ese proceso. El INE releva los casos en que se declaran desempleados y que no rechazaron oportunidades por insatisfacción con las condiciones. En el tercer trimestre del año el 64,2% de los desocupados no ponían condiciones. Hace dos años ese porcentaje era 59,2% por lo tanto hay un crecimiento que refleja el nivel de necesidad por conseguir empleo en un número creciente de la población.

El desempleo en los jefes de hogar es un indicador del problema social del desempleo. La tasa específica se encuentra en el 4,4% del total de los jefes de hogar. Es una cifra baja, pero así debe serlo siempre. Hay una leve suba en los últimos cinco años; de todos modos, el dato del tercer trimestre mejoró ligeramente en relación con el del trimestre anterior, cortando lo que se podría catalogar como una tendencia socialmente complicada.

Desagregando el desempleo por sexo y edad, se observa que en los últimos dos años hubo un incremento del orden del 10% en el desempleo que es más intenso en los hombres menores de 25 años de edad y en las mujeres mayores de 25 años de edad, aunque no se percibe ninguna tendencia en especial.

En el caso de los jóvenes, el desempleo llega al 30% de todas las personas con menos de 25 años de edad. Es un porcentaje alto, que se explica por la fuerte reducción que hubo en los últimos siete años en la tasa de empleo para el segmento de esta edad. En el gráfico de la izquierda en la zona media del cuadro, se puede apreciar la evolución en cada trimestre de la tasa específica de empleo para las personas con menos de 25 años de edad. Desde el año 2013 hay una caída sistemática, que lleva a que se pase de tasas del 40% al 31%. Es una tendencia firme que hasta ahora no muestra una estabilización.

Hay menos puestos de trabajo para jóvenes y la ley de promoción de su empleo no muestra resultados por el momento. Recientemente se hicieron algunos cambios a la ley y una promoción de ella, buscando frenar este proceso que deteriora la confianza de generaciones y en particular el incentivo a la migración.

En el caso de los mayores de 25 años de edad también hay una caída en la tasa de empleo, pero no es tan pronunciada, resaltando entonces el problema generacional que está teniendo el desempleo. El pasaje es de un nivel de 66% al 63%, por lo tanto, cae el nivel de mayores ocupados en forma armoniosa y no dramática como viene siendo en el caso de los jóvenes.

Hay menos empleados y eso impacta negativamente sobre la masa salarial. La encuesta de hogares del INE también recoge el total de horas trabajadas por semana y ese indicador también trae malas noticias. Tal como se ilustra en el gráfico de la derecha en la zona media del cuadro, hay una tendencia a la baja en el total de horas trabajadas. En seis años, se observa una reducción de dos horas semanales menos. Esto también impacta a la baja en la masa salarial, porque en algunos casos se trata de horas extra que por razones legales tienen una mayor remuneración promedio que las horas normales.

La caída en la cantidad de trabajo se compensa ligeramente por la suba en el salario real, pero igual no se revierte y se consolida en 2019 una caída en la masa salarial, que lleva a que la recaudación basada en ella se recienta. Es otro de los factores que explica el deterioro en las finanzas públicas y que debe ponderarse con cuidado para las proyecciones fiscales para el año 2020. La masa salarial es base tributaria de la seguridad social y del componente más importante del IRPF. También es factor relevante en el ingreso de las familias y por lo tanto, en su consumo final, que incide en la recaudación del IVA.

Todo esto se puede sumar a un escenario de coyuntura 2020, donde la devaluación sea un poco más alta que lo que terminen incrementándose los sueldos y por lo tanto, encarezca los bienes transables de la economía. El consumo de bienes importados genera mayores ingresos al sector público; por tanto, también por este lado se espera una merma en los ingresos del gobierno.

Es una evolución que ya hace tiempo viene pidiendo acción y medidas de política. Parece inevitable el abordaje de estos problemas bien al inicio del nuevo gobierno, pues la postergación solo llevará a que se profundicen los problemas.

La falta de puestos de trabajo tiene un correlato con la confianza de las empresas, con la rentabilidad de emprender nuevos negocios y por lo tanto con el flujo de inversiones. El deterioro viene siendo gradual y una prueba de ello es el crecimiento de las personas que estando ocupadas no consideran estarlo lo suficiente. El subempleo crece en los últimos años, tal como da cuenta la gráfica de abajo en el cuadro adjunto, donde el dato del tercer trimestre del 2019 ya se encuentra bien cerca del 10% de los ocupados.

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