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Santa recortes llegó en lugar de Santa Claus

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Donald Trump, presidente de Estados Unidos. Foto: AFP.

PAUL KRUGMAN

Sin embargo, las reglas cambiaron un poco esta vez, al menos en lo que respecta al gobierno federal. El Santa Claus que conocemos se tomó unas vacaciones, tal vez permanentes. En su lugar llegó "Santa Recortes", quien tiene otras prioridades.

Legó esa época del año en que recibimos regalos, algunos muy bonitos y otros, sacos de carbón.

Al nuevo no le importa si nos portamos bien o mal. De hecho, en realidad recompensa al que fue malo de la manera adecuada. No obstante, lo que más le interesa es si eres rico, especialmente si tu opulencia viene de los bienes raíces (de preferencia heredados), no del trabajo duro. En ese caso, otorgó un gran regalo. Si eres de una familia trabajadora normal, seguramente no fue tan bueno… y con el tiempo recibirás ese saco de carbón.

Así pues, hablemos de quiénes seguramente encontraron llenas sus botas navideñas gracias al proyecto de ley tributaria que los republicanos acaban de meter a presión sin una sola audiencia o un solo voto demócrata.

El plato principal de la legislación es un enorme recorte fiscal para las corporaciones. Los republicanos aseguran que esta reducción en los impuestos pasará a los trabajadores en forma de salarios más altos, pero la mayoría de los estudios independientes concluyen que, incluso a largo plazo, solo entre una quinta y una cuarta parte del recorte tributario se filtrará hasta los trabajadores. Además, la fracción será mucho menor en el corto plazo… digamos, los próximos años. Así que en esencia, es un recorte tributario para accionistas.

¿Y quiénes son estos accionistas? Cerca de un tercio del total de los beneficios irá a extranjeros. Entre los residentes de Estados Unidos, aunque mucha gente tiene algunas acciones en sus cuentas de retiro, esas cantidades suelen ser pequeñas. Aun si se incluyen las participaciones indirectas por medio de fondos mutuos, el 1% de las familias estadounidenses con más dinero posee 40% de las acciones, el 80% que gana menos tan solo el 7%. Así que, cuando Santa Recortes llega a la ciudad, en definitiva es bueno ser rico.

Mientras tanto, pasarán cosas complicadas a los impuestos individuales: aumentarán algunas deducciones, otras se reducirán. El próximo año, es probable que la mayoría de las personas perciba una pequeña reducción, aunque para la clase media será una más pequeña de la que obtuvieron de parte de Barack Obama en 2009: un recorte del que casi nadie se percató.

Sin embargo, lo crucial es que, aunque la reducción tributaria corporativa es permanente, todas esas recompensas individuales están listas para deteriorarse con el tiempo y después expirar, así que, cuando la ley haya sido implementada por completo, la mayoría de las familias de clase media verá cómo suben sus impuestos.

Los republicanos aseguran que no debemos tomar en serio esta posibilidad, porque los congresos del futuro extenderán los beneficios individuales: esto es, creen que su propia ley es tan mala que no se implementará como está escrita.

Ahora viene lo divertido… la parte en la que te reditúa ser malo. La segunda pieza más importante de este proyecto de ley tributaria, después de los regalos fiscales a las corporaciones, es un recorte dramático de los impuestos a los dueños de los negocios, quienes terminarán pagando mucho menos de impuestos que la gente con el mismo ingreso que trabaja como empleado de alguien más.

Me cuesta mucho pensar en un buen razonamiento para impulsar esta medida, la cual discriminará entre los contribuyentes de un modo que no tiene ninguna relación con cualquier meta coherente de una política. Sin embargo, será como una gran bonanza financiera para algunos funcionarios, en especial Donald Trump.

Y también abrirá la puerta para muchos juegos en el sistema tributario. El truco más evidente es seguir haciendo exactamente lo mismo que ahora, pero redefinirse como contratista independiente en vez de como empleado. El proyecto de ley tiene reglas que en teoría limitarán ese tipo de abusos, pero algunos expertos en impuestos ya han encontrado vacíos legales enormes. Además, esos expertos eran tan solo un puñado de personas que trabajaron de forma voluntaria un par de días. En los meses que están por venir, cuando se ponga a trabajar el ejército de los contadores y abogados mejor cotizados del país, veremos cómo emergen muchas más rutas para evadir impuestos; pero solo para la gente rica y con buenos contactos.

Hay que considerar un ejemplo que ya conocemos. Imaginemos una sociedad de varios doctores. Conforme las nuevas regulaciones, este negocio de servicio no calificará para la reducción tributaria (aunque sí lo haría si fueran arquitectos. ¿Por qué? Quién sabe). Sin embargo, los doctores pueden sortear la regla comprando el edificio en el que trabajan para después cobrarse una renta exorbitante. ¡Listo! Podrán pagar muchos menos impuestos: porque las sociedades de inversión inmobiliaria, vaya rareza, sí obtienen un gran recorte fiscal.

El punto es que habrá cientos de trucos como estos con el fin de evadir impuestos, los cuales tendrán un costo para los contribuyentes de miles de millones, sino es que cientos de miles de millones de dólares en ingresos perdidos.

Como dije, Santa Recortes en verdad te recompensa si eres malo, siempre y cuando seas malo de la manera adecuada.

¿Y qué decir de esas promesas que rezaban que los ricos no obtendrían un recorte tributario, que el sistema fiscal sería más simple, que podrías presentar tu declaración en una postal, y todo eso? Lo único que me queda por decir es jo, jo, jo!

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