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Saludables niveles de aprobación de la gestión económica en contexto restrictivo

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Foto: El País
Leonardo Maine

TEMA DE ANÁLISIS

La ciudadanía otorga crédito inicial a la gestión económica del gobierno seguramente esperando rédito de cara a un futuro cercano.

Cumpliéndose el cuarto mes de la gestión del actual gobierno, la ciudadanía expresa niveles positivos de aprobación respecto a la gestión de la economía. Según los datos arrojados por el Monitor de Opinión Pública de Opción Consultores, realizado entre el 26 de junio y el 3 de julio pasados, un 49% de la ciudadanía expresa que la gestión del gobierno en materia económica es “buena” o “muy buena”, un 27% manifiesta que no es “ni buena ni mala” y un 20% la califica como “mala” o “muy mala”, lo que consolida un saldo positivo de 27% de aprobación. (Gráfico 1)

La línea de base de aprobación de la gestión económica presenta un contexto de opinión pública más favorable para el inicio del actual gobierno, en comparación con el inicio del gobierno anterior presidido por Tabaré Vázquez y es uno de los elementos que explican los elevados niveles de aprobación general de gobierno (59%) al término de los primeros cinco meses desde su asunción.

Un trinomio relevante

Si bien diversos aspectos del acontecer social y político son relevantes en la conformación de la aprobación presidencial, la literatura brinda un papel central a las valoraciones ciudadanas relativas a la situación económica. En el caso uruguayo investigaciones previas confirman una importante asociación entre la aprobación general de gobierno y las condiciones objetivas de la economía representadas en los niveles de inflación y desempleo (Rius, 1992 y Hunt, 2002), así como con las expectativas económicas personales futuras (Carlin y Hunt, 2015). Según modelos multivariados de análisis desarrollados en Opción, de las diferentes áreas de gestión (economía, seguridad, educación, políticas sociales, etc.), la satisfacción con la gestión económica es por amplia diferencia la que impacta más sobre la aprobación gubernamental.

A su vez, el análisis del pasado reciente evidencia los impactos de la economía sobre el binomio aprobación presidencial e intención de voto. Durante el segundo período de gobierno del FA presidido por José Mujica (2010-2014) la media de crecimiento anual del producto durante el quinquenio fue de 4,9%, la de aprobación de gobierno se situó en 45% y la intención de voto promedio del partido de gobierno se posicionó en 38%, como se puede ver en el gráfico 3. Los cambios en las condiciones de la economía impactaron fuertemente al tercer gobierno del FA presidido por Tabaré Vázquez (2015-2019), reduciéndose la media de crecimiento del producto en el quinquenio a 1,3%, la de aprobación de gobierno a 28% y la intención de voto al partido de gobierno a un 27,3%.

Fundamentos de la aprobación económica

Cuando se analizan variables como las tasas de desempleo, la inflación o la evolución del producto, es posible concluir que los actuales niveles de aprobación en materia económica no se asocian directamente a las condiciones reales de la economía. ¿Cómo se explica en el actual contexto el gap favorable al actual gobierno en materia de gestión económica respecto a los registros de aprobación de gestión económica del año 2015?

La diferencia más relevante entre los dos escenarios refiere al shock exógeno generado por la pandemia, el cual desvía el foco de las expectativas ciudadanas y diluye las barreras partidarias uniendo a la ciudadanía en torno a un enemigo externo común, fenómeno denominado en la literatura especializada como “reunión en torno a la Bandera” (Muller, 1970). Otro fenómeno que posiblemente opere en el actual contexto refiere a la denominada “claridad de responsabilidad” (Powell y Whitten, 1992), a partir de la cual la ciudadanía probablemente visualiza baja responsabilidad del gobierno en relación con las dificultades económicas excepcionales generadas por la pandemia.

Adicionalmente se impone subrayar la dinámica cíclica de la aprobación presidencial, la cual ofrece un período de luna de miel a los gobiernos durante sus primeros meses de ejercicio, posiblemente reforzada para el actual gobierno debido a las expectativas generadas por el cambio en el signo político del gobierno después de quince años de gestión del Frente Amplio. El clima de expectativas ciudadanas preexistente también otorga una ventaja al gobierno entrante en materia económica. Según una encuesta realizada en Enero de 2020, la ciudadanía se manifestaba cauta respecto a la capacidad del gobierno entrante para la mejora de las condiciones de la economía: 69% esperaba que la seguridad mejore a partir de la asunción del nuevo gobierno, mientras un 52% creía que mejorarían las oportunidades de trabajo a partir de la asunción del nuevo gobierno.

Por último, los sondeos de opinión pública confirman la buena evaluación hacia el actual gobierno en otras variables influyentes en la aprobación. Destaca en ese sentido el manejo de la comunicación y la agenda pública (Edwards, Mitchell, and Welch 1995), así como el fortalecimiento de la imagen de figura presidencial y de su equipo durante los primeros meses de gobierno. Dicho logro adquiere mayor destaque tomando en cuenta la naturaleza de “coalición de partidos” que conforma el actual gobierno.
Desafíos de cara al futuro

El clima de opinión pública favorable al gobierno fortalece su liderazgo y constituye un activo relevante de cara a la ejecución de sus planes de reforma y política pública. Dentro de ese clima, la evaluación de la gestión económica del gobierno representa uno de los pilares principales en la construcción de aprobación ciudadana. Sostener elevados niveles de aprobación ciudadana, además de reforzar el liderazgo del presidente en el contexto de un gobierno de coalición, otorgaría al bloque multicolor una ventaja importante de cara al próximo ciclo electoral debido al componente evaluativo-retrospectivo del voto (Fiorina, 1981).

La agenda económica del actual gobierno recibe una economía en contracción y se propone llevar adelante una serie de medidas dirigidas al abatimiento del déficit fiscal y a estimular la actividad económica, como la reforma del sistema de previsión social, regla fiscal, regulación en tarifas de combustibles, desregulación de mercados, etc. Si bien durante los primeros meses de gestión el actual gobierno ha debido enfrentar un contexto de contracción económica, acentuado por la ocurrencia de la pandemia, los niveles de aprobación ciudadana de la gestión económica no se han visto afectados y, por el contrario, registran niveles de aprobación superiores a los observados cinco años atrás durante el inicio del anterior gobierno.

Cabe esperar que, a medida que se supere el actual contexto excepcional de la pandemia, el mantenimiento de los elevados niveles de aprobación de gobierno se verá supeditado a la evolución de la gestión económica, la cual se alineará progresivamente a la evolución de las condiciones de la economía real, como desempleo, inflación, etc.

El desafío del gobierno supondrá la efectiva comunicación de las medidas llevadas adelante durante el proceso de ajuste económico y, al final de cuentas, alcanzar los resultados económicos esperados a partir de su programa de reformas.

(*) Sociólogo Agustín Bonino, Director Gral. de Opción Consultores.

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