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Salir del estancamiento

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Foto: Pixabay

OPINIÓN

Se conocieron las cifras oficiales del PIB del segundo trimestre del año, que confirman lo ya conocido desde, al menos, 18 meses: el período de gobierno culminará con una actividad estancada o, quizás, cierto retroceso.

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Esta conclusión se desprende del comparar la estadística oficial, que mostrará un pequeño aumento del PIB en los 5 años dentro del cual, como se sabe, existe un efecto de sobreestimación por la ponderación de las telecomunicaciones en la base.

Habrá que esperar el cambio de base oficial y la nueva ponderación para saber a ciencia cierta de qué cuantía es la sobreestimación. Esta, como es natural, ha ido creciendo a medida que nos alejamos del año base (2005) y en los últimos años posiblemente ronde el 1% anual.

Yendo a los últimos datos disponibles. El PIB, medido en trimestres desestacionalizados, muestra retrocesos en 3 de los últimos 5 trimestres y desde el tercer trimestre de 2014, en 8 de los 20 transcurridos. Cierto es que, en los últimos 5, tanto las alzas como las caídas son mínimas y podríamos decir que entran en la categoría de errores normales de medición cuando se estima; por eso preferiría decir que, en medición con base desactualizada, estamos totalmente estancados, seguramente cayendo al corregir las ponderaciones.

Mirado en la perspectiva de los cinco años de gobierno, la actividad económica al fin de mandato apenas estará ligeramente por encima de donde estaba a su inicio. Es un lapso demasiado largo de no expansión y la explicación de muchas cosas, pero la principal es la caída en la cantidad de trabajo empleado para generar ingresos; tanto el número de personas ocupadas, como las horas promedio que éstas trabajan, han disminuido prácticamente de manera continua en todo el período. Otro reflejo es el ingreso real de los hogares que mide el Instituto Nacional de Estadística; medido en valores constantes en el año cerrado en julio pasado, solo es 1,6% mayor al promedio 2014, habiendo crecido 0,9% en el Interior y 2,7% en Montevideo. Si el mismo indicador de ingreso lo comparamos percápita, su aumento, en prácticamente 5 años, es de 0,5%; 1,2% en Montevideo y 0,2% (nada) en el Interior. Más aún, en las localidades menores a 5.000 habitantes y zonas rurales, ha caído en ese lapso.

Sesgo

Más allá de ligeros positivos y negativos, lo cierto es que en el último año hay retrocesos significativos en la industria, construcción y comercio, restaurantes y hoteles, así como en “otras actividades”, en este caso ligeramente superior al 0,5%. En sentido contrario, las actividades primarias crecen 0,9% conjuntamente con el transporte y almacenamiento, asociado a la mayor oferta de granos (el año pasado la campaña de verano fue de las peores de las últimas décadas), también crecen la generación de energía eléctrica y, especialmente, las telecomunicaciones, por servicios de datos móviles. De hecho, en la comparación interanual, las telecomunicaciones y el transporte y almacenamiento inciden en 1,1% en la tasa de crecimiento, cuando ésta apenas llega al 0,1%. Es decir, todo el resto de la actividad económica cae en promedio más que 1%. A mi entender es claro que la actividad de base se está contrayendo.
Como expresé, guarismos tan pequeños como 0,1% o 0,3%, no pueden asegurarnos que se haya crecido, si es positivo, o contraído la actividad, si fuese negativo. Ahora bien, una razonable reestimación de las cifras utilizando ponderadores del valor agregado en función de los precios corrientes del año previo, nos estaría dando que el PIB está cayendo en el orden de 0,7%, ya por fuera de cualquier relativización.

Acoplados a la región

El discurso público dice que nosotros “aguantamos” en medio de una región que se destruye en una profunda crisis. Las cifras oficiales informan otra cosa. En efecto, desde el lado de Brasil, en su comparación desestacionalizada, el PIB crece 0,44% durante el segundo trimestre y 1% en la comparación interanual, luego de haber caído 0,1% en el primer trimestre 2019.

En Argentina no hay datos del PIB del segundo trimestre, pero sí del indicador adelantado de actividad. Las cifras respectivamente son, 0,1%, 0% para el primer y segundo trimestre y 0,4% en la comparación interanual. Dejemos de lado el resto de América donde, exceptuando Venezuela, todos crecen a tasas más robustas y veamos Uruguay. Aquí, como ya expuse, en términos desestacionalizados retrocedimos 0,1% en el primer trimestre, crecimos 0,3% en el segundo y 0,1% en la comparación interanual. A “número frío”, podemos decir que tuvimos el peor desempeño del cono sur cuando comparamos el último año móvil. Naturalmente que se puede argumentar que la base de partida es distinta, pero lo que es innegable es que nuestro desempeño no es muy diferente al de nuestros vecinos. ¿Desacoplados?, no parece. De todos modos, cierto es que “el ambiente” y la manera de encarar las situaciones es lo que nos diferencia, al menos radicalmente de Argentina, y no es algo menor.

Prioridad

Visto lo anterior, y complementándolo con el hecho de que la formación bruta de capital fijo (la inversión sin variación de existencias) muestra una caída de 5 años consecutivos que ronda el 30% y sesgada hacia la inversión reproductiva por excelencia (la construcción cae bastante menos), resulta evidente que la próxima administración debe encarar un programa procrecimiento urgente. Para ello, las reformas estructurales, conjuntamente con establecer la certeza de estabilidad futura (finanzas públicas que aseguren la sostenibilidad de nuestra deuda pública) son la clave. Una de ellas, que abarcaba más de una, es la que sugirió Carlos Steneri en su columna del lunes pasado (Tarifas públicas: la adecuación urgente). Si eso no se hace, toda mejora será fugaz.

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