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Saldos con el exterior, casi en equilibrio

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Foto: Pixabay

TEMA DE ANÁLISIS

Fuerte ajuste del sector privado permite que el saldo en cuenta corriente a junio se mantenga en 0,3% del PIB.

Los movimientos económicos con el resto del mundo, registrados en la balanza de pagos, muestran una economía en estado de equilibrio. Sin embargo, cuando se analizan a su interior, hay un claro reflejo del impacto del déficit fiscal y el ajuste que hicieron los privados, una situación insostenible a futuro y por lo tanto, pauta inestabilidad. También aparecen claras señales del impacto del atraso cambiario y la política de intervención en el mercado de cambios por parte del BCU.

El saldo en cuenta corriente en los doce meses terminados en junio de 2019 se ubica en 0,3% del PIB (US$ 173 millones). Está dentro del rango que para el análisis macroeconómico pauta una situación de equilibrio en las cuentas. Hay que recordar que a lo largo del año 2014 había tocado niveles deficitarios extremos con -4,4% del PIB (aproximadamente US$ 2.500 millones), pero desde 2015 se procesa un ajuste. Desde ese entonces, tal como se aprecia en la gráfica superior del cuadro adjunto, predominan los saldos levemente positivos, por debajo del 1% del PIB.

El saldo se compone por diferentes conceptos, entre los que se destacan tres: el saldo en comercio internacional de bienes, el saldo en comercio de servicios y los pagos netos al exterior por servicios de factores de producción o ingreso primario.

En el caso del comercio de bienes, el saldo fue positivo en US$ 2.732 millones. Esto implica que las exportaciones superaron a las importaciones. Visto desde el lado del dinero, se puede asimilar este superávit parcial a un ingreso de dólares desde el resto del mundo hacia nuestra economía. El comercio de servicios también muestra un saldo positivo reflejando que vendemos más servicios al resto del mundo que los que le compramos. En el año terminado a mediados del 2019 el ingreso neto de dólares fue de US$ 555 millones.

En el gráfico de la zona media del cuadro se puede observar la evolución de estos dos saldos parciales. En el caso de los bienes, la tendencia reciente es ascendente. Hay un leve tropezón en el segundo y tercer trimestre del año pasado, cuando la adversidad climática impactó en forma negativa en la producción de soja, pero en general hay un crecimiento. En el último año, los motores fueron la recuperación de la soja, las crecientes compras de carne bovina por parte de China para compensar los problemas de la fiebre porcina y el tercer componente positivo es la venta al exterior de productos forestales y celulosa.

En el caso de los servicios, el dominio del saldo y en este caso de la evolución es el turismo. Luego de una suba importante entre 2015 y 2017, hay una caída; todo se explica por las dificultades en la economía argentina. También hay que destacar el impacto del encarecimiento en dólares de nuestros servicios en comparación con el resto del mundo. Esto lleva a que caigan las exportaciones (7,8%) y suban las importaciones (4,4%).

Dados los acontecimientos recientes en Argentina, se percibe que en el próximo año mantendrá la misma tendencia en cuanto al intercambio de servicios turísticos. Se reducirán las exportaciones, en particular se prevé menor ingreso de dólares en el verano y habrá un incremento en las importaciones debido a que el abaratamiento relativo de Argentina transforma ese destino como algo atractivo.

Dejando esta tendencia de lado, igual el saldo que tiene el país como vendedor de bienes y servicios, es positivo. Esto implica que ingresan más dólares de los que salen en la economía cuando se miran los rubros comerciales.

El equilibrio en cuenta corriente se debe a que este superávit es compensado por un déficit en el ingreso primario. El ingreso primario es la suma de lo que se paga al exterior por concepto de remuneraciones, intereses, dividendos y otras remuneraciones a factores de producción neto de lo que nos pagan los no residentes a nosotros.

En los doce meses a junio de 2019, el saldo de ingresos primarios netos fue negativo en US$ 3.349 millones. Este saldo se compone de tres conceptos claramente negativos y uno positivo, que es la remuneración por las colocaciones de las reservas internacionales del BCU. El principal saldo negativo se conforma por los dividendos que genera la inversión extranjera directa. En el último año, este rubro totalizó US$ 2.815 millones de los cuales US$ 885 no salen totalmente de la economía pues se reinvierten en las empresas.

Otro conjunto de pagos al exterior importante en el que nuestro país es deficitario, es en los intereses que genera la inversión de cartera. En el último año a junio, el neto de pagos fue de US$ 613 millones. En este caso juegan dos fuerzas contrarias. Por un lado, la tasa de interés internacional en baja y la natural renovación del stock de deuda provoca una baja en la tasa promedio. Por otro, el total de deuda externa está creciendo y eso provoca más pagos por intereses.

El tercer componente importante son los ingresos que se reciben por colocar las reservas internacionales. En el último año ingresaron a la economía USS 300 millones por este concepto y en los últimos años se observa una tendencia creciente.

El saldo de cuenta corriente se complementa en la balanza de pagos con el saldo financiero que refleja el movimiento asociado a las variaciones en activos financieros. Uno de los más importantes en la estructura de nuestras cuentas con el exterior es la inversión directa. Como en los casos anteriores, admite un ingreso de dólares cuando hay un extranjero que invierte en el país y una salida de dólares cuando un residente decide invertir en el exterior. En los últimos doce meses hay un ingreso neto de US$ 460 millones. Es una cifra baja dentro del contexto del pasado reciente, tal como se ilustra en el gráfico de la izquierda en la parte baja del cuadro.

El segundo componente que se identifica por separado es la inversión en cartera que en los últimos doce meses aumentó la tenencia de extranjeros en US$ 668 millones. O sea, ingresaron dólares a la economía al igual que en caso de la inversión directa. Estos dos conceptos se consideran, por su signo actual, como fuentes de financiamiento. El resto de los rubros de financiamiento también crecieron en forma abultada en el último año (US$ 1.200 millones).

Pero todo este ingreso de fondos se compensa con un negativo de US$ 2.263 millones que corresponde a la salida de reservas internacionales en poder de la autoridad monetaria. En el gráfico de la derecha, en la parte inferior, se observa la evolución de la variación de reservas internacionales. Este primer dato negativo luego de varios positivos se corresponde a un escenario de salida de capitales en el contexto de la crisis argentina.

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