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Las restricciones a la exportación de carne en Argentina

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Foto: El País
Leonardo Maine

OPINIÓN

Impactos de los dos lados del río.

El cierre temporal de las exportaciones argentinas fue una sorpresa generalizada. Una medida similar había sido tomada en el año 2006 por un plazo de 180 días y luego se impusieron restricciones basadas en cuotas y retenciones hasta el año 2015. En este sentido, cabe preguntarse qué impactos podría tener dicha decisión en Argentina en el mercado mundial de carne y consecuentemente en Uruguay.

Impactos en Argentina: recetas que no funcionan

El 70% de la producción tiene como destino el consumo interno, mientras que el restante 30% se exporta al resto del mundo. Sin embargo, en los últimos cinco años, persistieron dos tendencias claras. Por un lado, el consumo per cápita de carne mantuvo una trayectoria a la baja. Por otro lado, las exportaciones comenzaron a recuperarse tras las restricciones impuestas en el pasado.

Con una mayor apertura al mundo, los precios internos comenzaron a reflejar en mayor parte los vaivenes de los precios internacionales. Antes de comunicar la medida, los precios internos registraban un aumento interanual a abril superior al 60%, muy por encima de la variación 12 meses del IPC general que había sido de 46,3%.

Con el cierre de las exportaciones, se pretende disminuir los precios internos por la vía de un redireccionamiento de los volúmenes producidos hacia el mercado doméstico, generando una mayor oferta. En el muy corto plazo, la medida podría contribuir al objetivo deseado. Sin embargo, los efectos a mediano y largo plazo de este tipo de medidas suelen ser contrarios a los buscados y generarían un círculo vicioso de desincentivo a la inversión, disminución del stock ganadero, reducción de la producción frigorífica, menores volúmenes exportados y pérdida de empleos en el sector.

Adicionalmente, la menor oferta contribuiría a mayores niveles de precios domésticos. Situación como la descrita tuvo lugar con las restricciones impuestas desde 2006.

Impactos en el mercado mundial de carne: precios se afirmarían

A partir del año 2016 las exportaciones de carne argentina comenzaron a recuperar espacio perdido. En 2020, el vecino país fue el quinto mayor exportador global solo por detrás de Brasil, Australia, Estados Unidos e India. Por tanto, el retiro de un jugador importante deja un vacío difícil de llenar en el corto plazo. Máxime cuando la oferta de carne está siendo escasa, dado que Australia y Nueva Zelanda atraviesan un proceso de recuperación de sus stocks ganaderos debido a la importante sequía sufrida en 2020.

Desde el lado de la demanda, hay una avidez superlativa, principalmente por parte de China. Hace muchos años el gigante asiático se consolidó como el principal importador de carne bovina en el mundo, absorbiendo el 30% del volumen importado al influjo de la mejora de sus niveles de vida. Además, dicha tendencia se ve reforzada por las restricciones que enfrenta su stock porcino afectado por la enfermedad de la peste africana, lo cual le obliga a diversificar su consumo de carnes.

En síntesis, relativa escasez de oferta y pujante demanda, tenderían a afirmar los precios transado internacionalmente, los cuales ya se ubican en niveles históricamente elevados.

Impactos en Uruguay: oportunidades, competitividad y desafíos

Precios de exportación más altos en el corto plazo son una buena noticia para el sector y su efecto en los demás eslabones de la cadena. Adicionalmente, también podrían generarse alzas de los precios de la carne doméstica. Sin embargo, a diferencia de su vecino, Uruguay tiende a incrementar sus importaciones cuando los niveles de precios se aceleran. En otras palabras, ante una misma situación, Uruguay opta por abrirse al mundo y Argentina por cerrarse comercialmente.

A nivel de cantidades, la magnitud del hueco que dejará Argentina dependerá de la duración en el tiempo, así como de la profundidad de las medidas. Los mercados más relevantes para el país vecino son China, Europa e Israel, países donde Uruguay coloca dos terceras partes de sus exportaciones.

Allí hay una ventana de oportunidad. No obstante, hay un competidor que viene creciendo a pasos agigantados de la mano de la mejora de sus procesos sanitarios y un tipo de cambio más competitivo: Brasil. Por ello, la importancia de diversificar mercados y mejorar las condiciones de acceso. La carne deja en el entorno de los US$ 200 millones en las arcas de sus países de destino por concepto de aranceles, equivalente al 12% del valor exportado.

País chico necesita mercados grandes, y para ello es condición necesaria mejorar sus condiciones de acceso. El retorno de las restricciones a la carne en Argentina y su plausible prolongación en el tiempo, abren una oportunidad para el producto estrella del Uruguay. Pero antes, hay que hacer algunos deberes.

(*) Ignacio Umpiérrez, estudiante de economía UdelaR, ganador del premio de la Academia Nacional de Economía 2020 e investigador del Centro de Estudios para el Desarrollo.

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