Publicidad

Respuestas que se evitan

Compartir esta noticia
Inteligencia artificial. Foto: Archivo El País

Guillermo dutra

Debemos entender que la inteligencia artificial reemplazará tareas repetitivas más que trabajos

Varias preguntas nos hacemos los uruguayos preocupados por el empleo y magras son las respuestas que, en aras de construir consensos sustentables, surgen desde ámbitos gubernamentales, empresariales, sindicales, académicos y políticos: ¿Nos haremos cargo de nuestra propia disrupción como supimos hacerlo al inicio del Siglo XX o padeceremos pasivamente las consecuencias de la Cuarta Revolución Industrial?

¿Cuál va a ser la estrategia que desplegaremos para captar más y mejor Inversión Extranjera Directa (IED), es decir ya no sólo vinculada a la exportación de recursos naturales, sino aquella que además de generar empresas e innovar, incorpora y desarrolla trabajadores aprovechando las oportunidades que ofrece la economía digital?

¿Seguiremos aferrándonos a nuestro statu quo en materia de regulación laboral y circunscribiendo nuestro análisis de identificar la realidad global como una tendencia "neoliberal y antisindical"?

Forjar el futuro del trabajo que queremos es una agenda que está por delante, y no deja de ser un aliciente que la podremos asumir siempre que sepamos alcanzar la competitividad adecuada con base en innovación y desarrollo de capital humano.

Días pasados nos acercaron disparadores clave: Cepal presentó las tendencias de la IED en la región y el World Economic Forum (WEF) compartió sus tips para apropiarnos de la Inteligencia Artificial (IA) como una tecnología que predice la evolución del mundo del trabajo y genera empleo para todos.

En 2016, las economías desarrolladas retomaron su protagonismo y recibieron el 59% de los flujos de IED (un 5% más que en 2015) y las economías en desarrollo recibieron el 37% (un 14% menos). En América Latina y el Caribe disminuyó un 7,9% y el 73% tuvo su origen en EE.UU. y la U.E.. A nivel mundial, China ocupa el segundo lugar como inversor, detrás de EE.UU., y es en ese país y en la U.E. donde mantiene un aumento sostenido de sus inversiones, principalmente en las nuevas tecnológicas.

Esta coyuntura, fin del ciclo de commodities, ha penalizado el arribo de capitales a América Latina, y para nuestra sorpresa China, nos está retirando de su cartera.

"Debemos entender que la inteligencia artificial reemplazará tareas repetitivas más que trabajos"

","

Brasil fue el principal beneficiario (47% del total de la IED); México mantuvo niveles históricos y ocupó el segundo lugar con gran foco en el sector automotor a pesar de Trump, y Colombia se posicionó como la tercera economía en esta carrera. Excepto Paraguay, en América del Sur fue bastante menos: Chile fue el cuarto receptor a pesar de haber caído un 40,3%. En Centroamérica, Panamá concentró el 44% y completó 4 años consecutivos de aumento.

En lo que fue el tercer año continuo de caída, Uruguay recibió un 25,5% menos de IED; valor mínimo alcanzado desde 2005 emparejándose con Nicaragua, El Salvador y Honduras.

Inevitable es vincular tal propensión con el imaginario de que, gracias a la robótica y la IA, está siendo más fácil imaginar los empleos que desaparecerán que los que se crearán. Con ánimo de revertir nuestros temores hacia la IA, el WEF ha sugerido que debemos:

Esperar disrupciones masivas cuyo impacto en el empleo dependerá de la calidad del capital humano con el que se cuente. Hay que aprender tanto como se pueda y serán clave sistemas educativos de calidad, la existencia de dispositivos de formación y reconversión de trabajadores así como eficientes soportes de intermediación laboral.

Entender que la IA reemplazará tareas repetitivas más que trabajos. Se están reeditando las proyecciones pasadas que anunciaban la eliminación de casi la mitad de los empleos en EE.UU.; el énfasis está ahora en las tareas y la complejidad de los desempeños que se les exigirá a los trabajadores en consecuencia. Parte del trabajo lo podrían hacer mejor con IA y dedicar más tiempo al análisis crítico, la creatividad y potenciar sus interacciones en la empresa.

Evitar la polarización entre empleos de alta y baja calificación y asumir que los de mediana calificación serán los más afectados. Estos últimos como los de nivel inferior serán los más fáciles de automatizar y son más caros para las empresas. A su vez, estos desempleados generarán sobreoferta y deprimirán más aún el salario de los menos calificados.

Prever que las oportunidades que irán surgiendo se distribuirán de manera desigual y no necesariamente en el mismo territorio. Investigaciones de-muestran que por cada nuevo robot introducido en una región metropolitana de EE.UU. se perdieron 6,2 puestos de trabajo, pero al examinar el país en su conjunto ese impacto era aproximadamente la mitad.

Guiar nuestras tecnologías de manera responsable y capitalizar la prosperidad que estamos creando, como lo hicieron los que vinieron antes que nosotros. De esa manera, nos aseguraremos que la IA genere oportunidades para todos, no sólo para unos pocos afortunados.

Esquivando el debate fácil de "flexibilizar todo o no flexibilizar nada" y buscando evidencias en su propio contexto:

¿Variables como la IED y la IA habrán influido en la "Transformation de la France" con la que amenaza Macron para el fin del verano, las reformas que impulsó Merkel para disfrutar sus actuales índices de empleo, así como en las decisiones que los demás países de la región irán adoptando de aquí en más?

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad