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Regasificadora, la verdadera elección

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Regasificadora

UNIVERSIDAD CATÓLICA

En diversos artículos y trabajos académicos del Observatorio Energético y Desarrollo Sustentable de la Universidad Católica, se ha puesto de manifiesto la importancia de la introducción del gas natural a la matriz energética de nuestro país.

El gas natural permite tener respaldo térmico competitivo y con bajo nivel de emisiones; y al mismo tiempo, ampliar las alternativas para el consumo industrial y residencial.

Al valor de la diversificación en el portafolio, debe agregarse que el mercado global del gas natural ha tenido un importante desarrollo aumentando la oferta en el largo plazo, y por tanto resultan esperables precios bajos y estables; sin contar con la impresionante cantidad de reservas que existen en la región.

El proyecto original de la Planta de Regasificación, más allá de que pudieran resultar discutibles algunos aspectos como su localización y la estructuración societaria del negocio, contaba con fundamentos sólidos para su realización. En especial, tenía originalmente una demanda desde Argentina con altos niveles de compromiso (incluso participando de los riesgos del emprendimiento) y el ciclo combinado de UTE con un factor de utilización en el entorno del 40%.

A partir de ese punto, Argentina decidió no participar del proyecto, y su demanda fue cubierta con plantas de regasificación propias; así, UTE decidió cambiar su estrategia original incrementando de manera muy fuerte la incorporación de contratos y plantas propias de generación eólica, llevando en valor esperado la generación del ciclo combinado por muchos años, a valores menores al 10%.

Más allá del camino que llevó al cierre del contrato original, y sus consecuencias institucionales, lo que resulta indiscutible es que, debido a las decisiones de los propios socios, el proyecto original perdió sus fundamentos de base.

Actualmente se está discutiendo un posible acuerdo con Shell para que se pueda reencauzar (bajo otro formato) el proyecto. Aún sin conocer las condiciones sobre las que se está trabajando, la discusión no puede estar centrada en la relación con Shell (o cualquier otra compañía) sino en los actuales requerimientos del sistema energético del Uruguay.

En particular, el sistema eléctrico no necesita, al menos hasta 2023, más incorporación de oferta, los precios esperados del petróleo permiten costos razonables de respaldo con líquidos y contar con interconexiones fuertes y diversificadas permite muy bajos niveles de riesgo.

En estas circunstancias, la verdadera decisión no es si planta de regasificación si, o si planta de regasificación no. La decisión es entre un proyecto, sea de Shell u otra compañía, adaptado a las necesidades actuales, o pensar en soluciones de mediano plazo desde Argentina.

Un proyecto como el de Shell, solo es posible si aporta su propia demanda en Argentina y Uruguay no asume ningún compromiso. Esto implica para Uruguay no tomar riesgo alguno, ni financiero, ni de garantías; ni tampoco en lo referido a asegurar compra de gas o servicio de regasificación: no lo requerimos ahora.

Adicionalmente, debería acordarse la remuneración por la utilización de los activos que ya están construidos, en especial, la conexión al gasoducto Cruz del Sur.

Otra posibilidad es avanzar en la búsqueda de condiciones de mediano plazo en Argentina. Se espera un importante crecimiento de la oferta para los plazos donde Uruguay lo requiere, y en el corto plazo se pueden utilizar (en algunas ventanas de tiempo) las plantas de regasificación argentinas.

Las condiciones del sistema uruguayo permiten apostar al comercio internacional, dado que las condiciones de respaldo son, ahora, muy buenas.

En resumen, dada la situación energética actual del país y las opciones que existen, si se plantea la incorporación del gas natural a la matriz energética mediante una planta de regasificación, debe hacerse sin aportes y sin asumir riesgos por parte del estado uruguayo; y de ser posible tratando de rentabilizar (aunque sea parcialmente) alguno de los activos del proceso fallido. Además de la situación energética, la situación fiscal no permitiría evaluar ninguna otra alternativa.

La prospectiva indica que el mercado regional del gas natural tendrá un desarrollo muy importante independientemente de nuestras decisiones, y si así no fuera, resulta más valioso tomar nuevas decisiones luego de 2020, al menos lo haríamos con las cartas a la vista.

Observatorio de Energía y Desarrollo Sustentable

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