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Sin recesión, pero con sus problemas

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Foto: Pixabay

TEMA DE ANÁLISIS

La inversión privada lleva 21 trimestres con tasas de variación negativas

La economía uruguaya lleva seis trimestres de estancamiento de acuerdo con las estadísticas oficiales del PIB. Un nivel de actividad estable en términos reales, sumado a que los precios implícitos subieron menos que el dólar, provoca que hoy se tenga un nivel de PIB de US$ 57.400 millones. Es un PIB en dólares 5,4% más bajo que el observado hace un año, valor que hasta el momento constituye el máximo histórico.

Para el futuro, es posible que se observe algún aumento leve en el nivel de actividad pero el que puede empujar es el gasto público, porque aparece como difícil que el sector privado recupere la dinámica rápidamente. Entre las expectativas de las empresas aparecen solo las exportaciones concentradas en China como mercado final (carne, soja y productos de la madera) y las obras de infraestructura asociadas a la planta de UPM2. Es por eso que, al mirar la coyuntura económica, se puede decir que no hay recesión estadística, pero la realidad y los problemas derivados de ella son muy parecidos.

La frase resumen podría ser que estamos estancados y con problemas para el futuro. El gráfico de la zona superior del cuadro adjunto muestra la evolución reciente del PIB que calcula el BCU, tanto en su versión de precios constantes de 2005 como en la corrección de dicha serie para eliminar elementos estacionales. Es claro en la gráfica que todos los cuartos trimestres del año hay un salto positivo en el nivel de actividad en comparación con los anteriores. Esa realidad estadística es corregida para evitar el sesgo a favor en ese trimestre y en contra en los restantes y el resultado es una serie de valores más armónica y con menos oscilaciones dentro del año.

Al tener una corrección de los elementos estacionales, la serie del PIB desestacionalizada permite comparar cada trimestre con el inmediato anterior o el promedio de todo un año. Por otro lado, la serie del PIB real sin corregir estacionalidad, solo presenta comparaciones de variación aceptables cuando se toma como referencia otro mes en algún año anterior con las mismas características estacionales. Es así que el segundo trimestre del 2019 presentó un aumento de apenas 0,1% con el mismo trimestre del año pasado y del 0,3% con el trimestre anterior desestacionalizado. Ambas señales son claras y reflejan el estancamiento, tal como se visualiza en el gráfico.

Se trata de un estancamiento que tiene algunas señales que merecen considerar la situación como si fuera una recesión, a pesar que en forma estricta no han ocurrido dos mediciones estadísticas negativas consecutivas. Por un lado, hay un atraso en la actualización de la base de medición del PIB real que permite sospechar que, si estuviera actualizado, podría haber variaciones negativas. El otro tema es menos estadístico y más de criterio: no hay tasas negativas por unos pocos casos que sostienen la variación, pero son muchos casos con actividad en tendencia descendente.

El primer punto tiene que ver con que la base del PIB real que permite calcular las variaciones y se hace sobre la base de la estructura de producción del año base que fue el 2005. Cuando hay un sector que presenta grandes aumentos del volumen de producción con una caída de precios se produce un desfasaje entre la ponderación que tiene una base fija hace muchos años y la ponderación que se debería utilizar si se ajusta a la realidad.

En el gráfico de la izquierda en la zona media del cuadro se comparan los ponderadores de cada sector de actividad cuando se miden en pesos constantes o en pesos corrientes. Hay un sector como Transporte, Almacenamiento y Comunicaciones que tendría una caída muy fuerte en su ponderación. Este cambio estaría compensado por el mayor peso para la Construcción y el sector de Otras actividades. No es una diferencia menor, ya que para el sector que tiene a las comunicaciones implicaría pasar de 22% al 6%.

La principal diferencia entre los dos ponderadores es la evolución de los precios, ya que en las dos medidas se considera la evolución del volumen físico estimado. En el gráfico de la derecha se puede observar la evolución desde el año 2005 de los precios en los tres sectores mencionados. Mientras Transporte, Almacenamiento y Comunicaciones registra una baja, los otros dos sectores muestran un crecimiento por encima de los precios implícitos del PIB total.

Cuando se observan las series de los sectores, desestacionalizadas para los seis últimos trimestres, se ve que la caída del 0,1% en el PIB total, tiene a su interior un aumento de 6,1% de Transporte, Almacenamiento y Comunicaciones y caídas del 5,5% en Construcción y de 0,1% en Otras actividades. Justo, las dos que están subponderadas caen y sube fuertemente la actividad que está sobreponderada. La evolución del indicador más cercana a la realidad solo se conocerá cuando el BCU haga público el nuevo cálculo con los ponderadores de la estadística actualizados. Mientras tanto, es recomendable trabajar con la idea de que estamos en algo parecido a una recesión pero con indicadores de estancamiento.

Cuando se mira el PIB por componentes del gasto, la historia también tiene que ver con el contexto recesivo. El consumo privado cae levemente (0,1%) y lleva tres trimestres de contracción. La inversión privada, por su parte, tiene un horizonte de más de cinco años de caída que se puede observar en el gráfico de la zona inferior del cuadro. Esta evolución anticipa menor dinamismo en la actividad económica a futuro, una diferencia sustancial con lo observado hasta el año 2013, donde el crecimiento de la economía provenía en parte en la acumulación de capital productivo.

Hay varios indicadores que acompañan este sentimiento. La recaudación del IVA en el acumulado a agosto registra una caída de 0,4% y esa es la tónica desde finales del año pasado. Hay consumos finales importantes, como el de la nafta, que también está mostrando variaciones levemente negativas.

El agregado de consumo e inversión del sector público muestra en el segundo trimestre del año una caída (0,2%) interanual, pero venía de unos cuantos trimestres de crecimiento.

El fuerte en el crecimiento proviene de las exportaciones que suben 3,5% en el segundo trimestre mientras que las importaciones caen levemente (0,3%). Hay un ajuste en la cuenta corriente en los últimos años que se podrá ver con mayor detalle una vez que se dispongan las cifras de balanza de pagos para el trimestre. Ese ajuste recae sobre el sector privado, debido a que el déficit del sector público viene creciendo a lo largo del 2019.

El aumento en las exportaciones proviene de las mejoras en la producción de soja en comparación con 2018, donde las malas condiciones del clima afectaron negativamente la zafra. Otro componente que crece en las exportaciones es el que corresponde a las ventas de carne bovina a China, que está afectada por una enfermedad que ya le costó el sacrificio de buena parte de sus cerdos y por tanto, necesitan sustitutos. Son aumentos válidos, pero hay que considerar que una parte importante de la base empresarial exportadora está en una situación difícil y eso afectará el crecimiento a futuro.

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