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Quedan muy pocos ilustrados

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La educación ha sido el gran tema de los últimos años. Parece que finalmente nos estamos dando cuenta de que ya no somos la Suiza de América. He aquí un poquito más de luz a esta discusión.

Uruguay pasó de tener cuatro años de escolaridad promedio en 1950, a ocho años en 2010. Sin embargo, nuestra evolución no fue tan buena. Mientras Chile y Argentina, que empezaron en niveles muy similares a los nuestros, sumaron casi cinco años al promedio, nosotros sumamos cuatro.

Brasil y México por su parte, empezando con solo dos años, sumaron seis y se colocaron al lado de Uruguay, como refleja el primer gráfico.

Un estudio de Cepal de 2014 muestra que nuestro país está primero en el ranking de cobertura en educación primaria, con casi un 100%, pero se encuentra entre los últimos en cobertura de educación secundaria, donde nos posicionamos entre El Salvador y Honduras.

Evidentemente, algo estamos haciendo mal, pero eso no es novedad.

Si no puede ver la gráfica haga click aquí

Uruguay en el mundo.

Sin embargo, la escolaridad no es necesariamente una medida perfecta del aprendizaje, ya que estar dentro de una clase (básicamente lo que miden los índices de cobertura) no asegura que los niños o adultos estén aprendiendo. Asistir a clases no siempre se traduce en conocimiento. Una medida del nivel efectivo de educación es medir los resultados en las pruebas de aprendizaje (las famosas PISA). Si bien mucho se ha escrito sobre este tema, hoy me interesa desmentir un punto el mito que al menos las élites, "los de arriba", están aprendiendo. Tampoco.

Tenemos la idea de que si bien "en promedio estamos mal", igual los mejores uruguayos compiten a nivel mundial. Lamentablemente, ese grupo es muy chiquito, y aún aquellos con mejores resultados están peor que el promedio de muchos otros países. Tomando cifras de los resultados de las evaluaciones PISA de matemática de 2012, se observa que el porcentaje de estudiantes Uruguayos que llega a los dos niveles más altos (nivel 5 y 6) es solo el 1,3%, comparado con 30,9% en Corea del Sur, 12,9% en Francia, o 12,6% del promedio de los países de la OCDE. Solo el 0,1% de los estudiantes uruguayos obtienen resultados de nivel 6 (un puntaje de 669,3 o mas), comparado con 3,3% del promedio de la OCDE; esto es 33 veces más. El segundo gráfico muestra este punto.

La élite educada.

A una forma más clara de ver estos porcentajes es calcular cuántos son estos estudiantes por año. Es decir, cómo se traduce ese 0,1% en personas reales. Según información del Banco Mundial, en Uruguay hay 50.000 estudiantes por año en el último año de secundaria, lo que implica que solo hay 50 estudiantes uruguayos que obtienen resultados excelentes (nivel 6). De todos los ingenieros, profesores, economistas, abogados y artistas, solo 50. Chile "produce" 250 estudiantes, Alemania 37.500, Estados Unidos 88.000 anualmente. Esto indica que mientras que en Uruguay hay casi 17 estudiantes con excelentes resultados por millón de personas, en Chile hay 15, en Estados Unidos 275 y en Alemania 470. Siendo un poco más flexibles y sumando aquellos de nivel 5, son 650 estudiantes en Uruguay.

¿Más evidencia?

Los datos para el percentil 90 en Uruguay (aquellos que están en el 10% más alto en términos de resultados) son 526 puntos para Uruguay, que es muy similar a los datos para el estudiante promedio en países como Polonia (518), Suiza (531) u Holanda (523) (*).

Demás está decir que lo más alarmante de nuestro sistema educativo no es que la "élite educada" sea escasa. No hay duda que es mucho peor ver que el 56% de los estudiantes tienen un promedio de nivel 1 o menos. Más de la mitad de nuestros estudiantes no están aprendiendo nada. Pero en este artículo quería romper con el mito de que al menos algunos uruguayos compiten a nivel mundial, parece que tampoco es cierto. La educación Vareliana de calidad, de la que todavía nos jactamos, ya parece que no existe, ni para aquellos que creen estar inmunes a las fallas del sistema. No se salva nadie.

(*) Para los conocedores de estadística, otro dato que reafirma mi punto es que si al promedio de Uruguay (409) le sumamos una desviación estándar (89 puntos), vemos que el estudiante en el percentil 84 obtiene prácticamente el mismo puntaje que el de un estudiante promedio de un país desarrollado (494 del promedio OCDE).

Lucila Arboleya - Desde Harvard

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