OPINIÓN

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Por lo que puedo decir, casi nadie informa que ha presidido un aumento enorme, pero oculto, de la ayuda exterior, el dinero que Estados Unidos da a los extranjeros. De hecho, el programa oculto de Trump, que ejecuta alrededor de US$ 40 mil millones al año, es probablemente el mayor regalo a otras naciones desde el Plan Marshall.

Lamentablemente, la ayuda no se dirige ni a los países pobres ni a los aliados de Estados Unidos. En cambio, va a los inversores extranjeros adinerados.

Antes de llegar a esos detalles, hablemos sobre un reclamo que Trump a menudo hace sobre una parte muy visible de su estrategia económica: los aranceles que ha impuesto a las importaciones procedentes de China y otros países. Estas tarifas, ha insistido una y otra vez, están siendo pagadas por China y representan miles de millones en ganancias para los Estados Unidos.

Esta afirmación es, sin embargo, demostrablemente falsa. Los aranceles los pagan normalmente los consumidores del país importador, no los exportadores. Y podemos confirmar que esto es lo que está sucediendo con los aranceles de Trump: los precios de los bienes sujetos a esos aranceles han aumentado bruscamente, aproximadamente en línea con los aumentos arancelarios, mientras que los precios de los bienes no sujetos a los nuevos aranceles no han subido.

Entonces, los aranceles de Trump no son un impuesto para los extranjeros, lo que sea que él piense. Por otro lado, sus otras políticas han dado a los extranjeros selectivos una gran exención de impuestos.

Cabe recordar, el único logro legislativo importante de Trump es la Ley de Reducción de Impuestos y Empleos de 2017. El núcleo de ese proyecto de ley fue una fuerte reducción en las tasas de impuestos corporativos, lo que ha llevado a una caída drástica en los ingresos fiscales, del orden de US$ 140 mil millones durante el año pasado.

¿Quién se beneficia de esta reducción de impuestos? Los partidarios del proyecto de ley afirmaron que los beneficios se pasarían a los trabajadores en forma de salarios más altos, e hicieron un gran negocio por una serie de anuncios de bonos corporativos a principios de 2018. Pero esos bonos no eran realmente muy grandes, y no continuó

De hecho, en este punto está claro que el aumento de la bonificación, tal como fue, se debió a la evasión fiscal: al subir los pagos que iban a hacer de todos modos, las corporaciones debían deducir el gasto a la tasa impositiva más alta y antigua. Ahora que esta opción ha expirado, los bonos han vuelto a su nivel normal, o incluso un poco más bajo.

¿Qué pasa con el argumento de que los recortes de impuestos promoverían una gran expansión de la inversión empresarial, lo que aumentaría los salarios? Bueno, eso tampoco está sucediendo; Cuando se trata del gasto empresarial, la reducción de impuestos ha sido un gran problema.

Entonces, ¿quién se beneficia de la reducción de impuestos? Básicamente, los accionistas, que han recibido mayores dividendos y han visto muchas ganancias de capital en la medida que las corporaciones usan su ganancia inesperada no para invertir, sino para recomprar sus propias acciones.

Y una gran parte de estas ganancias para los accionistas se destinó a los extranjeros.

Después de todo, vivimos en una era de finanzas globalizadas, en la que los inversores ricos normalmente poseen activos en muchos países. Los estadounidenses poseen billones de acciones extranjeras, tanto directamente en forma de acciones extranjeras como indirectamente en forma de acciones de corporaciones estadounidenses con filiales extranjeras. Los extranjeros, en consecuencia, tienen una gran participación aquí, de nuevo tanto a través de la propiedad directa de acciones como a través de la operación de sus filiales corporativas.

En general, los extranjeros poseen aproximadamente el 35% del capital de las corporaciones sujetas a impuestos estadounidenses. Y como resultado, los inversores extranjeros han recibido alrededor del 35% de los beneficios de la reducción de impuestos. Como dije, eso es más de $ 40 mil millones al año.

Para poner esto en perspectiva, los aranceles de Trump sobre China han recaudado $ 20 mil millones. Incluso si China estuviera pagando esos aranceles, lo cual no es así, eso sería muy inferior al regalo que hizo a los inversores extranjeros.

Alternativamente, podemos comparar el regalo de Trump a los inversores extranjeros con nuestro gasto real en ayuda exterior (que es mucho más pequeño de lo que la mayoría de la gente imagina). En 2017, Estados Unidos gastó US$ 51 mil millones en "asuntos internacionales", pero gran parte de eso fue el costo de operar embajadas o asistencia militar. La exención de impuestos de Trump para los inversores extranjeros es considerablemente mayor que la cantidad total que gastamos en ayuda extranjera propiamente dicha.

Ahora, la economía de EE.UU. es casi inconcebiblemente enorme, produciendo más de US$ 20 billones en bienes y servicios cada año. También somos un país en el que los inversores confían para honrar sus deudas, por lo que la reducción de impuestos, por irresponsable que sea, no está causando ningún estrés fiscal inmediato.

Por lo tanto, el obsequio de Trump a los inversores extranjeros no nos va a hacer o deshacer, aunque probablemente sea suficiente para garantizar que la reducción de impuestos sea, en general, una pérdida neta en el crecimiento económico: incluso, si la reducción de impuestos tiene algún efecto positivo en el total ingresos generados aquí (lo cual es dudoso), esto probablemente se verá más que compensado por la mayor participación de esos ingresos de extranjeros en lugar de ciudadanos estadounidenses.

Vale la pena reiterar que, incluso cuando Trump se jacta de quitarle dinero a los extranjeros, sus políticas reales están haciendo exactamente lo contrario.