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Productores belgas y el acuerdo con Canadá

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BRUSSELS , BELGIUM - OCTOBER 18 : Canadian Prime Minister Stephen Harper (L) shakes and with European Commission President Jose Manuel Barroso(R) during a press conference following an official signing ceremony to finalise free-trade agreement on October 18, 2013 in Brussels. (Photo by Dursun Aydemir/Anadolu Agency/Getty Images)
Anadolu Agency/Getty Images

Christian Wiertz trabajó sus 14 horas de siempre, ordeñando 85 vacas en la granja de su familia en un pueblo en el este de Bélgica, cerca de la frontera con Holanda.

Su granja produjo 1.800 litros de leche, que se venderían la mañana siguiente a 25 centavos de euro el litro; apenas suficiente para cubrir sus costos de producción. "¿Qué tan lejos debería llegar la globalización?", preguntó Wiertz.

Wiertz es un dirigente de una organización de productores en la región de Valonia, donde amenazaron con desviar un acuerdo emblemático para profundizar el comercio entre Canadá y la Unión Europea, por medio del que se comerciaron productos por US$ 69.000 millones el año pasado.

El 14 de octubre, el Parlamento regional de Valonia utilizó su poder de veto para bloquear a Bélgica y que no aprobara el acuerdo, para lo cual se requiere del consenso entre los 28 países de la Unión Europea.

El veto llevó a que el primer ministro canadiense Justin Trudeau, cancelara su viaje para firmar el acuerdo. La protesta no era solo otra amenaza a la cohesión del bloque, sino, también, el caso más reciente de desafío en contra de la ortodoxia del libre comercio, mientras aumenta el escepticismo sobre la globalización a ambos lados del Atlántico.

No obstante, se continuó con el acuerdo después que Bélgica le concedió a Valonia garantías adicionales sobre los cultivos genéticamente modificados y la protección de la competición de ciertos productos alimenticios. El gobierno también se comprometió a solicitar a la Corte de Justicia de la Unión Europea una opinión legal sobre ciertos procedimientos de arbitraje en el acuerdo. El Parlamento de Valonia apoyó finalmente el acuerdo mediante una votación de 58 a 5.

Representación.

Si bien la Unión Europea es el segundo socio comercial más grande de Canadá, Valonia, con 3,5 millones de habitantes, solo representa una pequeña fracción del bloque de 508 millones de habitantes. A su vez, Canadá representa solo 0,20% del comercio de Valonia. Sin embargo, su economía se ha estancado en las últimas décadas porque han cerrado sus fábricas de acero, al igual que las de las regiones industriales estadounidense y del norte de Inglaterra; la región ha perdido terreno frente a Flandes.

En el 2013, cuando cayeron los precios de la leche por cuarto año consecutivo, varios productores empezaron un movimiento en contra de los acuerdos de libre comercio y las políticas de austeridad, formando una coalición llamada D19-20, debido a las fechas de su primera protesta, el 19 y el 20 de diciembre del 2013.

Hoy, a la D19-20 la integran más de 90 organizaciones, incluido un sindicato de trabajadores con 300.000 afiliados, una alianza estudiantil de 150.000 y la Junta Europea de la Leche, un organismo aglutinador de productores en 15 países.

Con el tiempo, Wiertz dijo, la coalición persuadió a los partidos políticos de izquierda para que los apoyaran. Sus esfuerzos culminaron con el voto en el Parlamento de Valonia en contra del acuerdo hace dos semanas; aunque, esa decisión ya se revocó.

Valonia, sin lugar a dudas, no habla por toda Bélgica. "Nuestro sector busca desesperadamente nuevos mercados", dijo Floren Geerdens, quien administra una granja de 100 acres en Flandes y ahora cultiva manzanas, peras y cerezas. "Especialmente desde que perdimos a Rusia en el 2014".

En agosto de ese año, la industria frutícola europea recibió un golpe; la Unión Europea le impuso sanciones a Rusia en respuesta a que se anexara a Crimea, y ese país tomo represalias prohibiendo las importaciones de productos alimenticios frescos de Europa. "Perdimos 30% de nuestro mercado de un día para otro", dijo Geerdens. "Si las fronteras siguen cerradas, no tendremos absolutamente ninguna oportunidad".

Según Luc Vanoirbeek, un asesor en política en Boerenbond, un sindicato de agricultores flamencos que apoya al tratado de comercio, se trata de una enorme mejoría respecto de tratados anteriores que se concentraban estrechamente en reducir los aranceles sin las protecciones adecuadas para los trabajos o para el ambiente.

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