Publicidad

Paraguay se convirtió en un país visible y muy creíble

Compartir esta noticia
Gustavo Leite, ministro de Industria y Comercio de Paraguay. Foto: Google

La productividad de la mano de obra local es similar a la de Corea.

Según el Ministro de Industria y comercio de Paraguay, Gustavo Leite, el país está aprovechando las ventajas de un buen marco laboral, los costos de la energía y un esquema sencillo de impuestos, en un país confiable y abierto al mundo. A continuación, un resumen de la entrevista.

—¿Cuáles son los aspectos centrales que fundamentan el buen momento por el que atraviesa Paraguay?

—No hay secretos en lo que hace Paraguay. Junto al presidente Horacio Cartes siempre decimos que no hay izquierdas ni derechas, sino países bien administrados o mal administrados. Y Paraguay creo que ha venido siendo bien administrado en lo macro desde hace unos quince años, y sobre esa base uno puede construir. Siempre la queja es que lo macro no "gotea" hacia lo micro, pero por primera vez en Paraguay vemos algunos atisbos de que así es. Nuestras inversiones en infraestructura están creciendo tres veces más de lo que era el promedio de los últimos diez años, también estamos creciendo en exportación de manufacturas, y todo se debe a dos elementos clave: la previsibilidad y estabilidad que tenemos por un lado, y por otro la facilidad para hacer negocios.

Siempre hablamos de tener un país fácil y simple para el inversor: un buen régimen laboral, disponibilidad de energía con una buena estructura de costos y una interesante y sencilla estructura impositiva.

—Paraguay ha cargado durante décadas con una imagen poco favorable…

—Paraguay tenía una imagen de país poco confiable. Y no importa lo que uno crea si no lo que la gente cree de uno, y yo entiendo que si hay algo que este gobierno hace es volver a Paraguay un país visible y creíble. Por eso aumentaron las inversiones. Todos saben que hoy en Paraguay no hay un presidente que pide propinas, o un grupo de ministros que inventa problemas para después cobrar la solución, y eso se refleja en la prensa internacional, hay noticias buenas sobre el país y eso generara una retroalimentación de buenas ondas con los empresarios paraguayos. Este año batimos récord de inversión de capital de paraguayos. El año pasado fue un muy buen año de capitales extranjeros, pero eso le hizo tanto bien al país desde el punto de vista de su seriedad y credibilidad que la inversión de capitales locales creció 40% este año.

—Los números de los últimos años muestran un repunte importante de la actividad en el mercado interno…

—Es un mercado chico, pero tiene una nueva clase media que ya se está volviendo importante. Y hay algunos aspectos a destacar, por ejemplo, lo atinente a la demografía: el 70% de la gente tiene menos de 30 años, es un país de jóvenes. Son jóvenes que tienen trabajo, que se casan y demandan su primera vivienda, y su auto, y quieren vivir mejor, eso entonces generó un negocio inmobiliario de primera vivienda que hace cinco años no existía y hoy es un boom. El gobierno tiene tasas preferenciales para comprar esas viviendas a 20 años, calzadas a nuestra moneda local, con intereses fijos, entre otros mecanismos que antes no existían, y todo se desprende de ese círculo virtuoso en el que se encuentra la economía paraguaya al día de hoy.

—El problema es la pobreza, que aún es muy alta…

—700 mil paraguayos por debajo de la pobreza extrema. Estamos trabajando con el gobierno, hemos casi duplicado el número de adultos mayores en nuestra red de contención social, hemos duplicado las transferencias monetarias condicionadas a las familias más pobres, pero en ese terreno falta mucho camino aún.

—¿La ventaja de la mano de obra que ostenta el país es solamente producto de los bajos salarios?

—No, no se basa en salarios bajos, sino en muy buenos niveles de productividad. Hemos podido demostrarle al mundo que la mano de obra paraguaya es tan buena como la asiática, y de a poquito conseguimos testimonios de las propias industrias brasileña que aceptan la propuesta de nuestro país de sustituir desde aquí lo que Brasil importaba desde China.

Tenemos una empresa coreana que tiene una fábrica de autopartes en las afueras de Asunción y otra idéntica próxima a San Pablo, además de una tercera en el sur de Corea. Y según sus estudios, la mano de obra paraguaya es 30% más productiva que la brasileña y solamente 2% menos que la coreana, en dos años de trabajo que lleva la compañía. Quiere decir que con un poquito de entrenamiento la mano de obra paraguaya tiene con qué pelear y ganarse un lugar.

La mano de obra paraguaya refleja lo que es nuestra gente: abnegado, soporta bien los rigores, le gusta trabajar, se enferma poco y valora muchísimo la oportunidad de trabajar.

—¿Cómo contrarrestan los efectos negativos de ser un país sin salida al mar?

—Lo que creíamos que era una maldición se va convirtiendo poco a poco en una bendición, porque estamos en el centro de las regiones de Brasil y Bolivia que más crecen. Sin haber hecho mucho, nos hemos quedado casi en el corazón de un mercado de casi 50 millones de habitantes, que no tiene otra alternativa más competitiva que Paraguay y eso nos ha dado un potencial tremendo.

—¿En qué se basa?

—Paraguay va a ser este año el sexto exportador mundial de carne. Era el octavo hasta el año pasado. Estamos creciendo a razón de un frigorífico de 1.200 cabezas diarias por año. Hay muchos uruguayos desarrollando la ganadería en el Chaco Central. Se calcula que la inversión uruguaya en esa zona abarca cerca de dos millones de hectáreas.

Por otro lado, vamos camino a industrializar nuestra soja y maíz porque pensamos en el gran mercado de alimentos del mundo. Paraguay tiene su otra pata de desarrollo en el centro de manufacturas con empresas que tienen buena rentabilidad, en diversos sectores.

—¿Por ejemplo?

—El sector autopartes, textiles y confecciones, juguetes y plástico, calzado y cueros, allí hay casi 300 millones de dólares que no existían y casi 12 mil empleos nuevos. Por otro lado, somos el décimo exportador mundial de arroz, y nos hemos convertido en el primer exportador de sésamo orgánico a Japón; hay algunos nichos que están empezando a florecer que van a dar que hablar.

Y el tercer aspecto importante es la hidrovía, que nos hermana con Uruguay como centro logístico de esta región de América del Sur. El río Paraguay y la salida al Océano Atlántico por el Río de la Plata, son clave, y mientras los puertos uruguayos sean competitivos vamos a ser socios en este negocio.

—Los dos socios menores han tenido reiterados problemas para a la hora del comercio…

—Es cierto, pero hemos fijado una nueva agenda en el Mercosur, según uno puede escuchar las declaraciones de los presidentes Cartes y Vázquez. A veces por ser más chicos y tener que competir siempre con los grandes nos animamos a más cosas, y en estos momentos la relación entre los dos países está más fuerte que nunca.

—La hidrovía hoy está subutilizada…

—Es cierto, mueve unos 30 millones de toneladas anuales, mientras el río Mississippi mueve 500 millones de toneladas; el centro este brasileño tiene capacidad para hacer frente a la misma producción junto con Paraguay, Uruguay y Argentina, que el famoso centro oeste americano. Nosotros tenemos todavía 450 millones de toneladas para crecer, y ahí, los puertos uruguayos y su logística, con la posición central de Paraguay desde el punto de vista geográfico, son imbatibles.

—Paraguay ha manifestado su interés en el desarrollo portuario en Uruguay…

—Paraguay quiere tener cien puertos a disposición si fuera posible. Cuantos más puertos tengamos en Uruguay, más opciones tendrá nuestro sector privado. Hay que actuar con reglas claras y apoyar a los emprendedores de ambos países para que consoliden su posicionamiento y estrechen lazos comerciales y estratégicos.

En ese sentido, la concreción de un puerto de aguas profundas en Uruguay sería una gran noticia para nosotros.

—¿Observa mayor disposición a la apertura en el Mercosur?

—Yo creo que cambiaron los aires, siento a Brasil por primera vez comprometido con el acuerdo con la Unión Europea. A su vez, escuché detenidamente el discurso del presidente argentino Mauricio Macri en la cumbre de Asunción, y Argentina viró 180 grados su visión hacia el mundo. Son buenas noticias. Mientras tanto, nosotros, Uruguay y Paraguay, lo que precisamos son mercados.

Una economía estable, que crece por encima del 3% anual.

—¿Qué piensa sobre el futuro inmediato de Argentina?

—Es una gran esperanza, tenemos un gran optimismo en que Argentina vuelva a comprender que el Mercosur es justamente un mercado de libre comercio, donde las trabas desaparezcan, así como nosotros le abrimos nuestro mercado, ellos nos abran el suyo. Lo dicho por Macri esta ahora es muy optimista y esperemos que eso se concrete en los papeles.

—¿Respecto de Brasil?

—Brasil es como ese alumno que siempre saca la nota suficiente para pasar de grado, más allá de las dificultades. Con sus luces y sombras en un gigante, es el líder de la región, y nosotros como paraguayos no podemos quejarnos porque le hemos vendido más a Brasil en crisis que a Brasil en expansión, pero quisiéramos que creciera al 3%, porque estamos convencidos que de ser así nosotros creceríamos del 7 al 8%.

—¿Cuánto crecerá Paraguay este año?

—Estamos esperando el dato de cierre 2015, que estará seguramente un poco por encima de 3% y con una inflación bajo control, del 2,5%. Para 2016 estimamos un crecimiento del 3,2% y una inflación más cercana al 3%. Estamos estables, somos como un avión que vuela a 41 mil pies de altitud y con buen clima.

Perfil.

Gustavo Leite es ministro de Industria y Comercio de Paraguay; tiene una licenciatura en Administración de Empresas en la Universidad de California y una Maestría en Marketing Internacional de la Scottish Marketing School.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Gustavo Leite, ministro de Industria y Comercio de Paraguay. Foto: Google

ENTREVISTA a ministro de industria y comercio

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

Paraguaycompetitividad

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad