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Números con luces y sombras: una lectura a los últimos datos

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Gobierno: este año emitirá en total US$ 2.700 millones de deuda. Foto: Fernando Ponzetto.

Opinión

Voy a comentar algunos aspectos sobre los indicadores que se difunden trimestralmente (cuentas nacionales, balanza de pagos y deuda pública) y también sobre los últimos números fiscales.

Recesión.

Vengo insistiendo, con poca compañía, en que estamos transitando una recesión. Es cierto que "oficialmente" no lo podemos saber, ya que se requieren dos trimestres consecutivos con caídas en el PIB trimestral y desestacionalizado y si fuera como yo creo, recién lo podríamos comprobar en marzo próximo. Se trataría de la segunda recesión en el actual período de gobierno, ya que hubo una en el primer semestre de 2015 a estar por los datos finales revisados por el BCU.

Pero viendo los números que nuestros colegas proyectan, la compañía no resulta ser tan escasa. Las medianas de las últimas encuestas de expectativas de El Observador y del BCU arrojaron un crecimiento estimado de 1,5% para el PIB de este año. En ese número está implícita la referida recesión, porque si el PIB no creciera en el segundo semestre, el dato anual daría 2,0%. El dato anual compara los promedios anuales de 2017 y 2018 y eso es lo que daría en el caso en que el PIB de los trimestres tercero y cuarto fueran idénticos a los del segundo. Aunque no lo digan con palabras, los colegas que proyectan tasas de crecimiento del orden de 1,5% para el PIB anual, están proyectando con sus números una recesión en el segundo semestre. Aritméticamente da eso, y esto no tiene vueltas.

Más allá de esos números, los datos del BCU del segundo trimestre mostraron que, de los tres motores de la economía, la inversión (sin contar la acumulación de inventarios) siguió apagada, que las exportaciones pasaron a números rojos y que el consumo privado está bajando revoluciones de la mano de un dólar más alto, lo que baja la propensión de los consumidores a comprar bienes durables y los lleva a tener un comportamiento más precautorio con su gasto.

También mostraron algo que viene siendo una constante desde 2015: el PIB de todos los sectores, con excepción de Transporte, Almacenamiento y Comunicaciones, que ha subido, y de la Construcción, que ha caído, está entre 100 y 105, tomando como base 100 al cuarto trimestre de 2014. Grosso modo, la economía está "planchada" desde hace casi cuatro años, con el empleo, previsiblemente, en declive permanente.

Deuda.

Acá hay buenas noticias: el seguro está pagando. ¿Qué quiero decir con esto? El "seguro" anti devaluación implícito en la deuda pesificada, producto de una muy buena gestión de los expertos del MEF en la materia, está pagando porque al expresar la deuda en dólares, la deuda emitida en moneda nacional (pesos y UI) se reduce. Y al considerarla como proporción del PIB, también baja.

En el escenario de precios y tipo de cambio que surge de las medianas de las encuestas de expectativas, este año habrá un efecto muy positivo sobre la deuda debido a los cambios en las paridades y a la diferente evolución del tipo de cambio y el IPC.

De este modo, se podría llegar a fin de año con una relación de deuda neta a PIB algo menor a la del año pasado, interrumpiéndose por este año una peligrosa serie de aumentos en esa relación, desde finales de 2013, que acumuló unos 10 puntos del PIB tanto en términos brutos como netos. Esto se debe a que la magnitud del "seguro" sería superior a la del déficit fiscal del año.

Al 30 de junio, la deuda neta (sin sumar los encajes entre las reservas) representaba el 40,6% del PIB y la bruta, el 67,4% del PIB.

Balanza pagos.

La cuenta corriente de la balanza de pagos volvió a ser positiva en el año finalizado en junio, pero ya no lo será al cabo de septiembre y después. Mientras tanto, la inversión extranjera directa sigue en terreno negativo, pero reduciendo su magnitud. En este contexto, el saldo del financiamiento externo, que incluye a ambos conceptos, se encuentra en una zona de moderado resultado negativo.

Es previsible un deterioro (no dramático) de la cuenta corriente porque por un lado no cabe esperar una mejoría en el ahorro público (resultado fiscal) y por otro lado habría una reducción en el significativo ahorro privado actual, por el deterioro de sus ingresos (por ejemplo, por el turismo).

En momentos en los que el mundo pone la lupa sobre países con déficit importantes en sus cuentas corrientes, el panorama referido luce como una fortaleza relativa para nuestro país.

Fiscal.

Los datos fiscales a agosto mantienen al déficit en el umbral del 4% del PIB. Esta vez ingresaron los recursos no usados por el FEE (0,2% del PIB), que deben ser sacados en un análisis "estructural" de los números fiscales. Dicho sea de paso, el déficit fiscal relevante no deberá ser afectado en los próximos meses con los ingresos provenientes de las cuentas de los "cincuentones" en las AFAP, que pasan a un fondo independiente de las cuentas públicas habituales hasta que se utilicen cuando sus ex propietarios se jubilen.

La permanencia del déficit fiscal en niveles considerables ya lleva cinco años y ya superó a la serie iniciada en 1999, cuando Brasil devaluó y acá nada se hizo. En la serie actual, iniciada en 2014, este año se habrán de completar cinco con un déficit promedio anual de 3,7% del PIB, que es la causa de la enorme acumulación de deuda referida anteriormente.

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