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Nuestra propia regla fiscal por no aprender

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Javier de Haedo
Javier de Haedo.
Foto: Darwin Borrelli

El economista Javier de Haedo repasó durante su presentación en el evento "Economía & Mercado 20 años" varios avances y lecciones aprendidas en las últimas dos décadas, aunque también marcó aspectos que siguen en el debe y limitan el crecimiento del país. "Hay que aprovechar estos 20 años para levantar la mira: mirar para atrás y hacia adelante".

Recordó que en 1996 transcurrían los primeros años del Mercosur "y ya se daban los primeros retrocesos" con disposiciones respecto a las importaciones de Argentina que "burlaban la lógica del acuerdo comercial".

También apuntó que se logró superar "la inflación crónica que nos acompañó durante cuatro décadas" tras rebajar en 1998 la barrera del 10%. Mantener el aumento de precios en un dígito "se convirtió en una política de Estado", agregó.

Sobre el crecimiento económico, de Haedo analizó que "no ha sido gran cosa" con un promedio de 2,7% en las últimas dos décadas similar al 2,4% alcanzado en los 20 años anteriores. "Ese período incluye la mayor crisis de nuestra historia con caída del PIB de 20% en cuatro años y medio, y también posteriormente uno de los momentos de mayor crecimiento de la historia cuando se creció 5,6% anual en 10 años (2003-2013)", indicó.

El ex director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP) sostuvo que tras la crisis de 2002 hubo lecciones aprendidas y otras que no. Mencionó como positivo los avances de regulación y supervisión del sistema financiero y el manejo de la deuda pública, mientras que marcó como lecciones no aprendidas las referidas al manejo fiscal y los shocks regionales.

"Nosotros tenemos una regla fiscal propia que tiene tres componentes: está casi prohibido tener superávit —solamente en uno de los últimos 30 años lo tuvimos, en 1992—, hay carnavales electorales y somos procíclicos", añadió sobre el manejo de las cuentas públicas. Acerca del panorama regional, el economista expresó que "no hemos terminado de asumir que desde el punto de vista macroeconómico somos una provincia de nuestros vecinos y los seguimos tarde o temprano en precio y cantidad".

También se refirió a los cambios políticos en la última década: "El Frente Amplio llegó al gobierno (en 2005) y mantuvo mucho de lo que antes había criticado e incluso profundizó algunas cosas. En la política macroeconómica no hay diferencias, tampoco en la promoción de la inversión privada y extranjera, en el relacionamiento con organismos internacionales, manejo de la deuda y búsqueda del grado inversor".

Entre los cambios que sí introdujo el gobierno de la coalición de izquierda, de Haedo nombró a la reforma tributaria y del sistema de salud. "Es opinable la magnitud y sustancia de esas reformas", indicó.

A su vez, marcó la inserción internacional del país como el aspecto donde hubo "notoriamente un retroceso" en los últimos 20 años, dejando atrás una política histórica de comerciar "sin importar quien gobierne" la otra nación para apuntar "hacia los países con gobiernos amigos". Señaló que ante un nuevo mundo que se organiza en bloques, sería "sustancial" que Uruguay "hiciera todo lo posible para mejorar" el Mercosur porque será su forma de inserción a futuro.

Además, sostuvo que hay "una mochila que nos pesa mucho: la desigualdad". En esa línea, explicó que Uruguay tiene "dos sociedades" a poca distancia: hay barrios de Montevideo con 0,8 puntos en el Índice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas —niveles similares a los países más avanzados de Europa— y otros con 0,3 puntos —igual a los países más rezagados de África—.

Pero además, expresó que en base a los resultados de las pruebas PISA se puede afirmar que "la desigualdad de los hijos será mayor que la de los padres", y responsabilizó de esto a la educación pública que se encuentra "venida a menos y no aggiornada a los tiempos modernos".

Relacionó esta crisis en la enseñanza con los problemas de infraestructura física del país, ya que en ambos aspectos "estamos en el debe y son limitantes de crecimiento en el largo plazo". Asimismo, cuestionó que se mantenga "un sector publico clientelístico desde siempre, hoy con otras formas y clientes".

Por otra parte, de Haedo opinó que la clase política uruguaya "tiene muchas similitudes", entre las que mencionó que "somos demasiado amarretes para hacer reformas, pero cuando las hacemos quedan", lo que lleva a que no existan gobiernos refundacionales. Añadió que para los políticos locales "importa más el rumbo que la velocidad y somos más generadores de lucro cesante (por lo que nos perdemos de hacer) que de daños".

Para concluir, de Haedo envió un mensaje con miras a los próximos 20 años: "Hacer las cosas distintas implica perseverar en el rumbo correcto pero también en la velocidad adecuada, es decir tener una agenda de reformar y también liderar los consensos. Pero lo más importante es que no podemos echarle la culpa a nadie, depende de nosotros cambiarlo".

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Javier de Haedo. Foto: Darwin Borrelli

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