Publicidad

La necesidad de formación científica

Compartir esta noticia
científicos en el laboratorio

OPINIÓN

Motivar a los adolescentes para que estudien Ciencias es una preocupación mundial. Los padres juegan un rol clave en esta motivación.

El alejamiento de las ciencias que se observa en los jóvenes en las últimas cinco décadas, es un desafío para los investigadores y para el mercado laboral. La crisis de motivación hacia la ciencia se profundiza en la educación secundaria.

El involucramiento de los padres es clave para revertir esa crisis, pero es precisamente a esas edades donde disminuye la dedicación de los padres hacia sus hijos.

Anthoni Durage, Ali Khatibi, y Ferdous Azam, alentados por el Banco Mundial, exploran las asociaciones que existen entre el involucramiento de los padres y la motivación de los hijos hacia estudiar Ciencias. Su investigación Can parental involvement mitigate swing away from science? acaba de ser publicada en Cogent Education.

Una muestra aleatoria conformada por 689 estudiantes y sus padres son el foco del análisis. Sus resultados confirman que el involucramiento de los padres está estrechamente relacionado con las motivaciones intrínsecas y extrínsecas de sus hijos hacia estudiar Ciencias. Y esa asociación positiva entre involucramiento de los padres y motivación de los hijos es mucho más fuerte que la que tienen otros factores socioeconómicos. Durage, Khatibi y Azam terminan su investigación explorando políticas para lograr un mayor involucramiento de los padres.

El contexto.

La teoría social cognitiva es extensamente aplicada por los investigadores que están interesados en entender la motivación de los estudiantes, su aprendizaje y performance. Así nos lo recuerdan los citados autores. Esta teoría postula que el aprendizaje ocurre en un contexto social. Dentro de ese contexto, factores personales (ideas, creencias), comportamentales, y ambiente (hogar, amigos, centro educativo) influyen uno en otro de manera recíproca.

Motivación.

En línea con la teoría social cognitiva, la motivación hacia estudiar Ciencias es un estado interno que despierta, dirige y sostiene una actitud pro aprendizaje de las ciencias. Dentro de la teoría social cognitiva, la motivación intrínseca, la motivación extrínseca, la determinación, el sentido de autoeficacia (el "sí, lo puedo lograr") son considerados claves en el proceso de aprendizaje.

Los padres.

El involucramiento se refiere a la participación parental en el proceso educativo y experiencial de sus hijos. Cómo los padres deberían involucrarse, es uno de los temas centrales en los debates educativos actuales. El involucramiento de los padres se puede resumir en dos dimensiones: involucramiento de los padres en el hogar y el involucramiento en el centro educativo. Durage y sus colegas miden, en los 689 padres del estudio, veinte ítems de involucramiento parental, que se pueden agrupar en cuatro indicadores: a) monitoreo de las actividades de su hijo cuando no está en el centro educativo, b) conversación e intercambio de ideas con su hijo sobre las actividades que se hacen en ese centro; c) frecuencia de la comunicación del padre con los educadores de ese centro, d) si el padre se ofrece para participar de tareas de voluntariado en el centro educativo.

¿Qué es lo que más efectivo en la motivación de los hijos? Los resultados de los citados investigadores sugieren: a) monitoreo de las actividades de su hijo cuando no está en el centro educativo, b) conversación e intercambio de ideas con su hijo sobre las actividades que se hacen en ese centro.

Una pista, entonces, a los padres con hijos adolescentes: aprovechen a charlar con sus hijos cuando comparten desplazamientos hacia el centro educativo o hacia campo de deportes. A lo largo de la semana suman horas que se pueden transformar en diálogo muy productivo. Y una pista para el docente y el director del centro educativo: los padres suelen ser los recursos más subutilizados por los educadores.

En suma, es clave para motivar a los hijos a estudiar Ciencias el involucramiento de los padres. Y el problema es que, justo cuando más se necesita a los padres para que motiven a sus hijos — mientras cursan educación secundaria— , es cuanto menos tiempo les dedican. Este descubrimiento publicado en Cogent Education da buenas pistas a educadores, padres y diseñadores de políticas educativas. Si se busca introducir cambios grandes y duraderos en la motivación de los jóvenes, hay que trabajar con sus familias.

(*) Alejandro Cid es Decano de la Facultad de Ciencias Empresariales y Economía de la Universidad de Montevideo.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

Alejandro Cid

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad