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Un mundo desacelerado pero sin recesión

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Joaquín García Huerga. Foto: Leonardo Mainé.

ECONOMÍA

"La política monetaria está exhausta y se debe dar paso a una política fiscal enfocada en mejorar el crecimiento económico", dijo Joaquín García Huerga, director de Estrategia global de BBVA Asset Management.

Un mundo con varios frentes abiertos pero que no irá a la recesión, sino a un ciclo prolongado de bajo crecimiento económico; así lo describió Joaquín García Huerga, director de Estrategia Global de BBVA Asset Management. El ejecutivo español estuvo en Montevideo días atrás, donde dictó una conferencia sobre la evolución de los mercados en este contexto. Puso énfasis en que debería dejarse paso a la política fiscal para estimular la economía en desmedro de las políticas monetarias de los bancos centrales de Estados Unidos y Europa, que distorsionan la actividad financiera. Entre los instrumentos financieros atractivos en la actualidad, destacó los bonos de los países emergentes. Asimismo, sostuvo que, de aquí a diez años, se abren oportunidades a través del mundo de la sostenibilidad y la inclusión, que volcarán recursos a favor de un mejor resultado de la economía mundial. A continuación, un resumen de la entrevista.

-Parece haber cierto sesgo en las opiniones de expertos a nivel internacional de que nos encaminamos hacia una recesión global, ¿comparte esta afirmación?

-Creemos que no llegaremos a ello, aunque andamos por el filo. Veamos, sobrevuelan al panorama actual varios problemas: la propia madurez del ciclo económico, la contracción en el sector manufacturero global y la guerra comercial entre EE.UU. y Chin son los tres asuntos que más preocupan a la economía mundial en el día de hoy.

-El primer punto, el de crecimiento económico, muestra una clara señal de agotamiento…

-Así es. El crecimiento de la economía global ha ido a menos desde el comienzo del año 2018. Es verdad que aun no está en niveles que puedan tildarse de “peligrosos” y, por tanto, nuestro escenario central no es el de recesión; nos decantamos más por un crecimiento bajo en las principales economías, claramente por debajo de su potencial. Venimos de un crecimiento medio y estamos en un período de expansión bajo, pero insisto, no esperamos la recesión, pensamos en que este ciclo de crecimiento bajo tendrá todavía unos cinco años más por delante.

-¿Por qué entiende que este ciclo continuará?

-Veamos el caso de Estados Unidos, la principal economía mundial; una tasa de interés nominal de 2% es baja, y en términos reales es cero. Eso no frena la economía, por el contrario, permite su expansión. Otro aspecto no menor es que no parece haber problemas muy graves de endeudamiento en las familias y el sistema financiero está muy saneado. Además, los precios de la energía, que generalmente son altos en una economía de cara a la recesión, hoy no lo son en Estados Unidos. Son razones que tomamos en cuenta para pensar que lo más acertado es seguir pensando en un crecimiento bajo, pero no en números negativos.

-La realidad del sector manufacturero es muy relevante y sus números son débiles en muchas economías…

-Yo creo que la pregunta en este momento es en qué medida se va a trasladar esa debilidad al sector servicios. De momento, estamos viendo que la afectación es limitada incluso en un país como Alemania que tiene una gran base industrial. Hay un patrón diferente con lo que ocurrió en la crisis de 2001-2002 o 2008-2009, cuando en esas oportunidades sí, el sector servicios acompañó inmediatamente las caídas del sector manufacturero.

-El tercer aspecto que centra la gran preocupación global, a su juicio, es la guerra comercial. ¿Confía en una salida a corto plazo?

-Las consecuencias de la guerra comercial ya se están viendo, a partir de la aplicación de nuevos aranceles en el comercio de productos y servicios y muchas empresas estadounidenses lo están sintiendo. De todos modos, seguimos pensando que se va a alcanzar algún tipo de acuerdo a mediano plazo, aunque sea de mínimos o de alcance parcial, pero es verdad que la incertidumbre sigue siendo creciente y en este momento, afecta a los mercados financieros.

Este ciclo económico todavía tiene la posibilidad de rearmarse y continuar, pero es condición necesaria que disminuya la incertidumbre política y se recupere el comercio internacional. Además, la política monetaria está exhausta y se debe dar paso a una política fiscal enfocada en mejorar el crecimiento económico.

-¿Cuáles son las recomendaciones de mercados de BBVA en este contexto?

-Por el momento, nos parece más adecuado mantener un riesgo moderado en las carteras; estar muy vigilantes a las condiciones de mercado, por si en alguna medida fuera necesario disminuir aún más ese riesgo.

-¿Con este escenario, continuará la suba de las bolsas que venía reflejando en la primera parte del año?

-En cuanto a las bolsas, se mantienen cerca de los máximos del año, muy dependientes de la evolución de la guerra comercial entre Estados Unidos y China. Pero nos preocupa un tema muy concreto: es que, derivado del flojo desempeño de la economía mundial, nuestros modelos de previsión de beneficios a doce meses están marcando una debilidad creciente, ya que se está abriendo un diferencial relevante entre las estimaciones del consenso del mercado y nuestras propias estimaciones, que claramente van por debajo. De todos modos, aunque estamos en una fase de ciclo maduro, vemos argumentos para que el ciclo pueda continuar.

-¿Qué recomiendan en relación con el mercado de bonos?

-En los mercados desarrollados, con niveles de tasas de interés tan bajos, la rentabilidad esperada es claramente moderada. No parece lógico pensar en que se va a ganar buen dinero invirtiendo en esos activos.

Nuestra posición estructural para los bonos soberanos de los países desarrollados es de infra ponderación, porque la rentabilidad esperada es baja. Donde seguimos encontrando atractivo es en los bonos soberanos de países emergentes.

-La diferencia a favor del atractivo en los emergentes es apreciable…

-El nivel tan bajo de los tipos de interés en los países desarrollados, y especialmente en Europa, hace poco atractiva la inversión en sus bonos soberanos. Sin embargo, en emergentes sí es posible comprar bonos soberanos con rentabilidades significativamente superiores, tanto en divisa local como en dólares, que además se pueden beneficiar de las bajas de tasas de sus bancos centrales, como está sucediendo en México y Brasil.

La actividad de los bancos centrales de los países desarrollados es anómala y tiene un impacto bastante significativo en los mercados, con una gran distorsión en la formación libre de precios, presionando a la baja la curva de las tasas de interés a corto y largo plazo.

-En la conferencia que dictó aquí en Montevideo, usted trazó una mirada de acá a diez años para la evolución de los mercados…

-En efecto, el panorama puede parecer poco alentador, porque se vislumbra menos crecimiento potencial (escasa demografía y baja productividad), pero se abre un abanico de oportunidades en el mundo de la sostenibilidad (lucha contra el cambio climático y crecimiento inclusivo), donde se van a movilizar recursos que contribuirán a mejorar las perspectivas económicas.

La inversión registra ya una clara transición desde activos fijos a activos intangibles tales como I+D, formación, patentes y software, que es donde se acumula el nuevo valor añadido en las empresas. Por tanto, se acentuará el peso del sector servicios en las economías frente a las manufacturas, algo que contribuirá a restar volatilidad al crecimiento económico.

La inflación seguirá estructuralmente baja, especialmente en los países desarrollados, pero a medida que pasen los años, y como consecuencia de la política monetaria ultra laxa, la posible política fiscal, y la paulatina convergencia en precios entre el mundo desarrollado y emergente, podemos encontrarnos con un panorama que ahora nadie espera, la aparición de cifras de inflación superiores a los objetivos actuales de los bancos centrales.

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