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La movilidad social y la redistribución

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En junio pasado Astori dijo que se preveía que en 2018 el gasto subiría US$ 172 millones. Foto: N. Pereyra

Opinión

Se viene una nueva instancia de Rendición de Cuentas y casi sin quererlo estamos entrando en tiempos electorales. No es de extrañar que surjan y resurjan debates sobre impuestos, gastos e inversiones del gobierno. 

Varios colegas se han referido a estos temas últimamente, especialmente, desde posiciones asociadas a la izquierda. Algunos lectores estarán de acuerdo otros no.

En esta nota me refiero a las visiones que hay sobre la movilidad social y políticas distributivas.

Visiones.

Se suele distinguir entre actitudes "americanas" y "europeas". Según este estereotipo, los estadounidenses ven en la sociedad un sistema relativamente justo. El American dream es la noción de que con esfuerzo y talento se puede pasar de la pobreza a la opulencia. Por lo tanto, la riqueza se ve como la recompensa por la capacidad y el esfuerzo, y la pobreza como resultado de la incapacidad para aprovechar las oportunidades. Por el contrario, el estereotipo europeo cree que el sistema económico es injusto, y que la riqueza es el resultado de la historia familiar, las conexiones, y a estratos sociales rígidos. Independientemente del esfuerzo personal, la pobreza es el resultado de la mala suerte y la incapacidad de la sociedad para cuidar a los necesitados.

En economía existe la idea de equilibrios múltiples. Por ejemplo, ¿los integrantes de la sociedad colaboran entre sí? Es probable que una persona quiera cooperar si espera que los demás colaboren con ella. Si cada individuo piensa de esta manera puede darse un "equilibrio bueno" en que todos colaboran y se auto-refuerza la expectativa de una sociedad solidaria. Alternativamente, puede darse un "equilibrio malo" en el que nadie colabora porque asume que los demás no van a colaborar y se refuerza la expectativa negativa.

En un trabajo que ya tiene más de 10 años, los profesores Alberto Alesina de la Universidad de Harvard y George-Marios Angeletos del MIT muestran cómo pueden existir múltiples equilibrios respecto a esfuerzo y políticas distributivas. En el equilibrio "americano", la gente cree que el esfuerzo es el principal determinante de los ingresos, y en consecuencia no apoya políticas distributivas y requiere una reducida carga impositiva. Como resultado, con los bajos impuestos, los agentes trabajan más fuertemente y la expectativa de esfuerzo es autocumplida. El equilibrio "europeo" tiene las características opuestas.

Encuestas.

En un muy reciente artículo, el profesor Alesina (esta vez con sus colegas Stephanie Stancheva y Edoardo Teso) investiga cómo las creencias sobre la movilidad intergeneracional afectan las preferencias por redistribución en Francia, Italia, Suecia, el Reino Unido y los Estados Unidos. Encuentran que efectivamente los americanos son más optimistas que los europeos sobre la movilidad intergeneracional. Es más, son demasiado optimistas en relación con la movilidad real que hay en los Estados Unidos. Por otro lado, los europeos no son solo más pesimistas que los estadounidenses, sino también son demasiado pesimistas con relación al verdadero grado de movilidad.

Tanto estadounidenses como europeos creen que el trabajo arduo aumenta las posibilidades de salir de la pobreza y llegar a la clase media, pero pocos creen que ese esfuerzo individual permite llegar a los sectores más ricos, o que el trabajo duro puede compensar por completo un entorno familiar pobre

Muchos encuestados piensan que la desigualdad de oportunidades es un problema social significativo y que el gobierno tiene las herramientas para generar más igualdad. Aun así, una gran proporción desconfía en su capacidad o disposición para implementar políticas apropiadas.

La relación entre como un individuo percibe la movilidad social y las políticas redistributivas deseables está tamizada por las preferencias políticas. Dentro de los encuestados de izquierda, los más pesimistas respecto a la movilidad tienden a apoyar una intervención gubernamental más agresiva y una mayor redistribución. En cambio, aún los más pesimistas entre los encuestados de derecha, no son proclives a políticas distributivas amplias, presumiblemente, porque tienen puntos de vista particularmente negativos sobre la efectividad pública.

Experimento.

Alesina y sus colegas realizan un experimento. En cada país designan un grupo de control y otro grupo para recibir un "tratamiento". El tratamiento consiste en presentarles un video con dos animaciones. En la primera se dice que: "Las posibilidades de que un niño pobre permanezca pobre siendo adulto son extremadamente grandes. Muy pocos niños de familias pobres llegarán a ser ricos". En la segunda animación, a los encuestados se les dice lo opuesto respecto a niños nacidos en familias ricas.

Este experimento altera las percepciones de movilidad social de quienes ven el video, se hacen más pesimistas. Respecto a las preferencias por políticas distributivas el tratamiento tiene un efecto polarizador. Los encuestados de izquierda se vuelven aún más partidarios de las políticas redistributivas en general y especialmente de las políticas de igualdad de oportunidades. En cambio, los encuestados de derecha siguen sin querer intervenciones gubernamentales adicionales. Esto es probablemente debido a considerar que la presencia gubernamental excesiva es más la causa del problema que su solución.

¿Cuánto de Europa y cuánto de Estados Unidos veremos de acá a las elecciones? ¿Y después?

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opiniónCarlos Steneri

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