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Mercado laboral a niveles de una década atrás

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Menos empleo y horas trabajadas bajaron la masa salarial real pese a suba del salario real.

Las últimas cifras relativas al comportamiento del mercado laboral muestran que persiste el paulatino deterioro que comenzó en el año 2015. Tal evolución debe analizarse en función del desempeño global de la economía y de los precios relativos. Estos últimos son los que, en última instancia, determinan la función de producción que adopten las empresas.

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En los últimos tiempos la economía se enlenteció. De hecho, permaneció prácticamente estancada entre fines de 2014 y mediados de 2016. En particular se frenaron las fuentes que contribuyeron en los años anteriores a incrementar la productividad global. En un contexto de esas características, el empleo deja de crecer.

Si se agrega a ello el aumento tanto absoluto (incremento del salario real) como relativo del factor trabajo, no correspondido por mejoras en la productividad, no debería sorprender que el empleo no sólo deje de crecer, sino que por el contrario disminuya.

Eso efectivamente es lo que está aconteciendo. Tal como se muestra en el gráfico que aparece en la parte alta del cuadro que ilustra esta nota, la tasa de empleo —que alcanzó un máximo en el último trimestre del año 2014— no ha dejado de caer desde entonces. En una perspectiva de largo plazo, los niveles de empleo actuales son similares a los registrados en el año 2008. Pero como bien muestra el gráfico, en los años siguientes a 2008 la ocupación creció ininterrumpidamente hasta prácticamente llevar a la economía al pleno empleo de su fuerza laboral entre los años 2011 y 2014, deteriorándose desde entonces.

La disminución del empleo tiene varias implicancias sobre el funcionamiento de la economía. En primer lugar, disminuye el número de consumidores. Se puede estimar que tras el pico alcanzado a fines de 2014 hay en la actualidad unos 66 mil puestos de trabajo menos en la economía.

Esta comparación puntual no es del todo correcta, ya que se hace entre un dato puntual al primer trimestre de un año respecto a otro dato puntual en el último trimestre de otro año. Existen muchas actividades zafrales, lo que determina que el empleo no sea uniforme a lo largo del año. Por ejemplo, las actividades vinculadas al turismo tienen su pico en los meses de verano. En tal sentido la comparación correcta es respecto a un trimestre similar de un año anterior. O si no, considerar períodos de años móviles, a los efectos de eliminar la estacionalidad.

Considerando años móviles, el pico de empleo también se dio al finalizar el 2014, constatándose desde entonces una caída ininterrumpida. Bajo esta comparación, la disminución de la ocupación se puede estimar en aproximadamente 50 mil puestos.

Sea una comparación u otra, lo cierto es que son menos consumidores, lo que afecta al nivel de actividad global, que a su vez pagan menos impuestos y contribuciones a la seguridad social, lo que afecta las cuentas públicas.

Este deterioro no afecta a todos los uruguayos por igual. Si se discrimina entre Montevideo e Interior se puede constatar (tal cual lo muestra el gráfico que aparece a la izquierda en la zona media del cuadro) que si bien en ambas zonas cayó el empleo a partir de 2015, en Montevideo se frenó la tendencia un año después, persistiendo en el Interior.

Eso sin duda tiene que ver con la marcha de la actividad económica en cada una de esas zonas. El sector primario enfrenta dificultades, y al ser el motor de buena parte de la economía del Interior, impacta en todas las actividades relacionadas directa o indirectamente, incidiendo así sobre el empleo, en este caso negativamente. También ha sido notorio el caso de algunas industrias que cerraron en los últimos meses, todo lo cual ayuda a entender la evolución de la ocupación en esa parte del país.

Precisamente, si se analiza la evolución de la ocupación por sector de actividad a lo largo de los dos últimos años en los que cayó el empleo, se comprueba que la industria manufacturera y el sector primario, junto al comercio, no sólo fueron las ramas en las que más disminuyó la ocupación en términos absolutos, sino también son las ramas en las que este proceso parece no tener fin.

Por el contrario, en el sector salud, los servicios profesionales, las actividades administrativas y servicios de apoyo y alojamientos y restaurantes el empleo aumentó. De esta manera contrarrestan parcialmente el descenso que experimentaron las actividades antes mencionadas, que son las que más empleo generan. Por otra parte, se trata de actividades que en algunas de las ramas mencionadas están radicadas fundamentalmente en la capital.

La disminución del empleo tampoco afecta por igual según sea la edad. Tomando como referencia el pico registrado al último trimestre de 2014, desde entonces la ocupación medida en años móviles de los mayores de 25 años cayó un 2%, mientras que la de los menores de esa edad lo hizo en un 13%. Tal como se muestra en el gráfico que aparece a la derecha de la parte media del cuadro, el empleo juvenil se ubica actualmente en los mismos niveles que tenía en el año 2006, cuando la economía, en materia laboral, estaba comenzando a recuperarse tras la crisis de comienzos de siglo.

El deterioro del mercado laboral se ve en otros indicadores. Por ejemplo, el aumento del subempleo. De las cifras divulgadas surge que aumenta el porcentaje de aquellos ocupados que están dispuestos a trabajar más horas. Esto es lo que cabe esperar en momentos como el actual. El despido de un trabajador es el caso extremo. Antes de llegar a esa situación la empresa reduce horas extras, envía al seguro de paro. En estos casos el empleado está trabajando menos horas. Se da entonces una disminución absoluta de los puestos totales de trabajo y, dentro de los que conservan su puesto, aumenta el subempleo.

El incremento de quienes trabajan menos tiempo al deseado, que se puede estimar en más de 20 mil personas, determina que, en promedio las horas trabajadas semanalmente por cada trabajador disminuyan.

Si hay menos puestos de trabajo, y en promedio cada empleado trabaja menos horas, el resultado no es otro que un descenso en la cantidad total de trabajo de la economía.

Esa menor cantidad de trabajo responde al menor ritmo de crecimiento, pero también a una sustitución de trabajo por capital en varias actividades ante el incremento del salario real.

En el gráfico que aparece en la parte baja del cuadro se muestra la evolución de la cantidad de trabajo y el salario real. Mientras la economía lo permitió, ambas variables evolucionaron al alza. Pero a partir del año 2014 ello ya no fue posible y comenzó a caer la cantidad de trabajo a un ritmo mayor que la suba del salario real, resultando en consecuencia una disminución de la masa salarial real. El freno en el consumo en los dos últimos años no fue casual.

HORACIO BAFICO Y GUSTAVO MICHELIN

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