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Mejorar el acceso a la vivienda

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Decreto da más tiempo para iniciar las obras y amplia la tolerancia del cronograma. Foto: Archivo
Obreros trabajando en la construccion de complejo de viviendas ubicado en Gonzalo Ramirez y Ejido, edificio en obra, vivienda, Barrio Sur, Montevideo, ND 20140618, foto Maria Ines Hiriart
Archivo El Pais

La evidencia internacional muestra que el mercado de viviendas afecta la tasa de fecundidad: entre 1996 y 2014 dejaron de nacer 157.000 niños en el Reino Unido debido al costo de la vivienda para las nuevas parejas.

El bajo número de niños por mujer en Uruguay plantea desafíos fiscales. En 2016, el Banco Mundial y Cepal publicaron el documento "Cambios demográficos, y desafíos económicos y sociales en el Uruguay del Siglo XXI". El resumen es que estamos en problemas. Allí señalan que la presión fiscal que genera el envejecimiento de nuestra población se acentuaría a partir de la década de 2020.

El incremento de la población en edad de retirarse implica una mayor demanda de beneficios del sistema jubilatorio y de salud, en tanto que la reducción del número de personas adultas jóvenes implica una reducción de los recursos destinados a financiar las prestaciones.

Otras experiencias.

Andrew Sabisky, del Adam Smith Institute, acaba de publicar el artículo Children of when. Why housing is the solution to Britains fertility crisis. Observa que el Reino unido sufre una pronunciada escasez de viviendas. Al mismo tiempo, la fecundidad está por debajo de la tasa de reposición.

En 1964 la tasa de fecundidad era 2,93 hijos por mujer, mientras que en 2015 esta decrece a 1,84 hijos por mujer. Y en un Reino Unido post-Brexit, donde la inmigración va a disminuir, el peso fiscal sobre la población trabajadora se incrementará para cubrir las necesidades de jubilaciones, pensiones y salud de los adultos mayores.

Concluye que el difícil acceso a la vivienda y su reducido tamaño, atenta contra el número de hijos que deciden traer al mundo las jóvenes parejas (Sabisky señala que encuestas internacionales muestran que un significativo número de mujeres dejan de tener el número de hijos que desearían).

En Inglaterra, el precio promedio de la vivienda aumentó 290 % entre 1995 y 2013, impactando en la riqueza y el ingreso disponible de los hogares. Los alquileres son los mayores de Europa, y los inquilinos destinan casi 40% de sus ingresos a pagar el alquiler de su casa (en Europa, en promedio, esa cifra es 28%).

El número de personas jóvenes que tiene la propiedad de una vivienda en el Reino Unido ha estado cayendo continuamente. Simultáneamente, la edad promedio para la compra de la primera casa aumentó significativamente: 32 años en Londres. En 1991, seis de cada diez jóvenes entre 16 y 25 años habían comprado una propiedad. Actualmente es sólo uno en diez.

Vivienda y fecundidad.

Cevat Giray Aksoy, investigador del European Bank for Reconstruction and Development, publica en setiembre de 2016 un documento de trabajo titulado Short-Term Effects of House Prices on Birth Rates. Explora los efectos del precio de la vivienda sobre las tasas de fecundidad. Inglaterra tiene un sistema centralizado para vigilar el uso de la tierra y el número de viviendas construidas. Una oficina regional decide la asignación de terrenos e impone objetivos de vivienda al gobierno local a través de planes quinquenales.

Pero en la práctica, este sistema inglés, está lejos de funcionar bien. Los residentes locales se oponen a las estrategias regionales y atentan contra los objetivos de aumentar el número de viviendas.

Las autoridades locales ceden ante las demandas de los residentes locales, no se ejecutan los planes de desarrollo de viviendas, y se termina distorsionando el mercado.

El investigador encuentra que un incremento del 10% en el precio de la vivienda aumenta 2,8% los nacimientos entre los propietarios de vivienda y disminuye un 4,9% los nacimientos entre los que alquilan.

El efecto neto es una caída de 1,3% en la tasa de nacimientos. Documenta que el efecto positivo sobre los propietarios se da entre las personas de 30-40 años de edad, mientras que el efecto negativo de los mayores precios sobre la natalidad se da principalmente en aquellos que tienen entre 20 y 29 años.

Desafío.

Las condiciones del mercado inmobiliario influyen en la estructura de edades y la dinámica de población de un país.

El desafío: hacer posible que los que quieran formar un hogar lo consigan concretar, que puedan traer al mundo los hijos que quieran tener, y no estén coartados por la incapacidad de acceder a la vivienda o por los escasos metros cuadrados.

Todos ganamos: más y mejor vivienda hoy, significa más jóvenes trabajadores mañana. Y esto hará que muchos no se queden sin recibir su jubilación, pensión o sin ser atendidos en el sistema de salud.

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Decreto da más tiempo para iniciar las obras y amplia la tolerancia del cronograma. Foto: Archivo

ALEJANDRO CID

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