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Mejora cuenta corriente por ahorro privado

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Bóveda
Bóveda del Banco Central del Uruguay, caja fuerte del BCU, nd 20090416, foto Inés Guimaraens, Archivo El País
Archivo El País

HORACIO BAFICO Y GUSTAVO MICHELIN

En los últimos meses hay un fuerte ingreso de capitales con avidez por títulos de deuda.

La balanza de pagos (BP) es el registro sistemático de todas las transacciones entre los residentes de una economía y el resto del mundo. Es un registro contable, de hecho, el nombre correcto es balance de pagos y no balanza que nos hace pensar en un equilibrio. A los efectos del análisis económico la información que brinda es muy útil, ya que no sólo nos informa sobre lo que vendemos y compramos al resto del mundo, sino que también nos brinda información sobre el financiamiento externo neto que recibe la economía. En tal sentido, el análisis de la evolución de los distintos registros de la BP ayuda a entender las particularidades del ciclo por el que se atraviesa.

El último dato divulgado señala que, al tercer trimestre de 2017, el saldo de las transacciones corrientes con el resto del mundo fue superavitario en 2,3% del PIB. Ello quiere decir que el resto del mundo gastó más en bienes y servicios uruguayos que lo que los residentes de esta economía hicieron respecto al exterior. En otras palabras, que la economía está ahorrando. Pero con la particularidad de que quien lo está haciendo es el sector privado, ya que el resultado fiscal no cambia.

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El gráfico que aparece en la parte superior del cuadro que ilustra la nota muestra la evolución del saldo en cuenta corriente en los últimos años. La evolución que allí se refleja coincide con el comportamiento de la economía a lo largo del periodo graficado. El exceso del gasto de los residentes coincidió con momentos de auge de la economía, donde el poder adquisitivo de la población aumentó, lo que permitió gastar más, en particular en bienes suntuarios que mayoritariamente son importados.

Pero las importaciones no sólo aumentaron por el mayor consumo, sino también por la inversión. Características todas ellas que se dieron entre 2012 y 2013, cuando estaba en plena construcción la segunda planta de celulosa.

Ello lentamente comenzó a modificarse una vez finalizada la construcción de dicha planta industrial, dado el cambio en el contexto internacional, con caída de precios de los commoditties, relativo endurecimiento de las condiciones de financiamiento externo (con un freno coyuntural en 2015) y fundamentalmente el deterioro de la competitividad del sector productivo, que contrajo la inversión. Se pasa así a una situación superavitaria en la cuenta corriente.

El saldo se puede descomponer entre sector público y privado, cuantificando la contribución de cada uno de ellos al resultado final. El gráfico que aparece a la izquierda, en la parte media del cuadro muestra la evolución del saldo del sector privado y público, medido por fuentes de financiamiento y no por resultado de caja que es el que habitualmente se maneja.

Se ve allí que hasta el año 2013 ambos sectores contribuyeron de manera similar al resultado corriente, pero lentamente la situación comienza a cambiar en 2014 cuando el sector privado se equilibra, y a partir de 2015 cada sector sigue una trayectoria distinta. El privado se contrae fuertemente y el déficit que se resiste a bajar.

El dato al tercer trimestre de 2017 muestra un superávit en cuenta corriente equivalente al 2,3% del PIB. El déficit del sector público medido por fuentes de financiamiento se ubicó en el 3,7%, por lo tanto, por diferencia se puede inferir que el sector privado registra un superávit (ahorro) en el entorno del 6% del PIB. Por lo tanto, la balanza de pagos permite cuantificar el "ajuste" del sector privado en los tres últimos años por encima del 7% del PIB.

El superávit en cuenta corriente se basa en una mejora de la balanza comercial, que más que compensa el flujo creciente de pagos de intereses y dividendos que generan a su vez un flujo de salida de dinero. En el gráfico de la derecha en la zona media del cuadro se ilustran los dos principales componentes tradicionales del flujo comercial: bienes y servicios.

La diferencia entre exportaciones e importaciones de bienes pasa de saldos negativos entre 2012 y 2013, a positivos crecientes a partir de 2015. Detrás de esta evolución hay una caída en precio de las importaciones superior a la que tuvieron las exportaciones y un ajuste en las cantidades importadas. Ese ajuste en las cantidades es la contracara del pasaje de déficit a superávit comercial en el sector privado y se corresponde a menores inversiones y una moderación del consumo.

La evolución del saldo en servicios responde básicamente al movimiento turístico, y refleja los precios relativos de cada momento. El grueso del movimiento de turistas se da con Argentina. Cuando la situación cambiaria favoreció a los uruguayos, estos viajaron masivamente al país vecino. Ello aconteció entre los años 2013 y 2014 y el gráfico lo refleja con un superávit de servicios no tan abultado.

Esta situación se revirtió a partir de 2016 y fueron los argentinos quienes comenzaron a venir masivamente a nuestro país, al punto tal que una vez conocidas las cifras definitivas de turismo receptivo al cabo de 2017, Uruguay habrá recibido cuatro millones de turistas que habrán gastado más de US$ 2.000 millones.

El mayor movimiento asociado a la actividad turística y la mejora del salario real motivaron una recuperación del gasto en consumo privado a partir del segundo semestre de 2016, de donde se desprende que actualmente el ajuste que continúa realizando el sector privado se explica fundamentalmente por la contracción de la inversión. Al respecto, los datos de cuentas nacionales son muy claros al respecto ya que muestran que la formación bruta de capital fijo del sector privado, tras alcanzar un pico en el primer trimestre de 2014 comenzó a deteriorarse, ubicándose actualmente 15% por debajo de aquel registro.

La balanza de pagos informa sobre los flujos de inversión extranjera directa (IED) desde y hacia el país. Por su propia dimensión, Uruguay es captador neto de IED, la que alcanzó magnitudes muy importantes en la última década, en el entorno al 5% del PIB. Pero estos flujos tan voluminosos también se han revertido, tal cual se muestra en el gráfico que aparece en la parte baja del cuadro, que refleja el financiamiento neto que recibe la economía a través de la cuenta financiera.

Los números dicen que en este momento el saldo neto de la IED es negativo. Ello quiere decir, por un lado, que las remeses y utilidades que se giran a las casas matrices están aumentando, como así también que se está amortizando préstamos que financiaron inversiones anteriores. Estas salidas de capitales superan a los nuevos aportes provenientes desde el exterior.

Entre los años 2015 y 2016 se produjo una reducción de las inversiones en cartera de los no residentes. En el año en curso hay un nuevo cambio de tendencia y se comienza a observar un muy fuerte ingreso de capitales, con avidez por los títulos de deuda.

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