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Una medida útil: incentivar el abandono del seguro de paro

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Fachada del BPS. Foto: Francisco FLores.

ANÁLISIS

Los subsidios que no tengan el objetivo preciso de crear trabajo y ocupación, crean dependencia y atentan contra la dignidad de ganarse el pan.

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Según el Banco de Previsión (BPS), el año 2018 cerró con 37.859 personas en el subsidio de desempleo, un 1,3% más que en diciembre de 2017. Los sectores con mayor número de registrados fueron la industria manufacturera y el comercio.

Por su parte, tomemos en cuenta la situación de Corea, donde el gobierno otorga incentivos económicos a los desempleados para que abandonen el seguro de paro.

La reglamentación es la siguiente: todos aquellos que (a) consiguen trabajo hasta un mes antes de que termine su seguro por desempleo, y (b) permanecen en el nuevo trabajo al menos 6 meses, son elegibles para recibir ese premio por parte del Estado. En otras palabras, "si conseguís trabajo antes de tal fecha y lo conservás, te pago tanto".

Otra característica del incentivo coreano es la simplicidad: el incentivo económico es bien sencillo de calcular. Y una característica adicional: a los mayores de 55, se les da un incentivo económico más grande.

Evaluación de impacto.

Los seguros de desempleo intentan otorgar ayuda de corto plazo para aquellas personas que involuntariamente pierden el trabajo, mientras buscan otro.

Un efecto no buscado de los seguros de paro es que pueden inducir a lo que se conoce como "riesgo moral": la persona que recibe el subsidio puede sentirse tentada a no buscar trabajo o a hacerlo con poca intensidad, desaprovechando oportunidades para reinsertarse en el mercado. Para superar estos desincentivos, muchos países han introducidos programas de ayuda en la búsqueda de trabajo, monitoreo de las acciones que toma el desocupado, cambios en el monto y duración del seguro, etc.

Corea es uno de los pocos países que optó por otorgar incentivos financieros masivos para que abandonen el seguro de paro. Estos incentivos funcionan como una manera de incrementar los esfuerzos de búsqueda de trabajo. En suma, el diseño del seguro de desempleo es un equilibrio entre cubrir las necesidades de consumo de los desempleados y al mismo tiempo evitar el peligro del "riesgo moral".

Unos meses atrás, el profesor Taehyun Ahn, de la School of Economics, Sogang University (República de Corea) publicó en el Journal of Public Economics una investigación sobre el impacto de esta política coreana. En ese trabajo el especialista estudia los efectos sobre la tasa de empleo y sobre la subsiguiente duración del empleo en ese país. Su estrategia para medir el impacto de la mencionada política es comparar cómo actúan los menores y mayores de 55 años (que reciben un premio económico más grande), antes y después de que el gobierno introdujera el incentivo a salir del seguro de paro.

Más empleo y menos déficit fiscal.

Los resultados del citado investigador indican que el premio que otorga el gobierno a quienes abandonen el seguro de desempleo acorta la duración del desempleo en dos semanas. También encuentra que el premio no afecta la calidad del empleo futuro (es decir, no sucede que la persona, por recibir el premio, toma cualquier trabajo).

Los que leen esto estarán pensando que dar incentivos económicos para que abandonen el mercado de trabajo significa más déficit fiscal. No es así.

Lo que afirmo en el párrafo anterior, también lo demuestra el investigador coreano: el premio económico hace que las personas entren al mercado laboral formal más rápido, así que el dinero que el gobierno pierde por dar incentivo económico, lo gana —con creces— por recibir más aportes laborales de los nuevos trabajadores.

En suma, incentivar el abandono del seguro de paro, acorta el desempleo y mejora las finanzas públicas. Y además las personas están más felices: trabajar da satisfacción, es parte de la dignidad de la persona, de su capacidad de asumir la responsabilidad ante uno mismo y ante los demás.

Ganarse el pan es un motivo de orgullo importante, y el Estado lo debe tener presente a la hora de diseñar sus políticas.

(*) Decano de la Facultad de Ciencias Empresariales y Economía de la Universidad de Montevideo.

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