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Vamos hacia una mayor deuda externa

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Una serie de billetes de 100 dólares en una ilustración fotográfica en un banco de Seúl, ago 2 2013. El dólar se recuperaba el jueves por la interpretación de que la ola de ventas del día anterior había sido exagerada, dada la fortaleza relativa de la economía de Estados Unidos y el compromiso de la Reserva Federal por ajustar su política monetaria. REUTERS/Kim Hong-Ji
KIM HONG-JI

Tema de análisis

Sector privado: en 5 años pasó de un déficit corriente de 2,9% a un superávit de 4,8%.

Los síntomas de estancamiento de la economía se visualizan con claridad en las cuentas externas que, hasta el primer trimestre del año, mostraban un fuerte ajuste en el sector privado. Este ajuste empezó claramente por la inversión tanto local como la extranjera directa, situación que se repite desde 2015.

A partir del segundo trimestre del año, el impacto negativo sobre la cuenta corriente de la mala cosecha de soja, la suba del precio del petróleo y la devaluación de Argentina, se hará sentir. Con un sector privado con menos superávit y un déficit creciente en el sector público, la balanza de pagos en el futuro cerrará con mayor deuda externa neta.

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El saldo en cuenta corriente en los doce meses terminados en marzo de 2018 fue positivo y se ubicó en 1,5%. Esto implica que la economía uruguaya, en sus relaciones económicas con el resto del mundo, generó recursos corrientes en el año, o sea que ahorró más de lo que invirtió por un monto aproximado de US$ 886 millones. Este saldo con el resto del mundo es resultado del comportamiento del sector privado y del sector público. Como se disponen cifras financieras del sector público se puede deducir un estimado de cuál fue el comportamiento agregado de los numerosos agentes privados de la economía.

El resultado para los doce últimos meses tiene signo positivo porque, a pesar que el sector público fue deficitario (-3,3% del PIB en dicho período), el sector privado fue superavitario. Este superávit se puede interpretar como que, en este período de un año, el sector privado gastó menos que lo que recibió como ingreso o lo que es lo mismo el ahorro privado superó la inversión.

La diferencia a la que se llega por esta vía indirecta de medir el resultado del sector privado es del 4,8% del PIB. Si se toma en cuenta que hace tan solo cinco años el sector privado tenía un déficit del -2,9% del PIB, se llega a la conclusión que el ajuste que ocurrió tiene una magnitud del 7,7% del producto. Esa evolución se puede observar en el gráfico superior del cuadro adjunto, mostrando cómo se pasa de déficit a superávit en el quinquenio.

El saldo en cuenta corriente se compone de las exportaciones y las importaciones de bienes y servicios por un lado y los pagos que se hacen y reciben del exterior por compensación a los factores de producción como son el capital y el trabajo.

En la cuenta corriente por ventas de bienes y servicios, el saldo fue positivo en US$ 4.194 millones como consecuencia que las exportaciones sumaron un total de US$ 16.688 millones y las importaciones US$ 12.494. Este saldo evolucionó favorablemente en el último año, y eso se debe a que las exportaciones subieron y las importaciones se mantuvieron relativamente estables, tal como se ilustra en el gráfico de la izquierda en la zona media del cuadro. Hay un contraste con las magnitudes de hace cinco años donde el saldo era menor, principalmente por lo abultado de las importaciones.

El año terminado en marzo del 2018 fue de mejora en relación al año anterior, producto de mayores exportaciones de bienes, en particular las ventas de soja al exterior, donde se juntó una mejora en el precio con una extraordinaria cosecha. Lamentablemente para la cosecha que se inicia en el segundo trimestre la realidad va a ser muy distinta, debido al bajo rendimiento por perjuicios climáticos.

En los servicios jugó a favor el ingreso por turismo, el cual se está poniendo en duda para la próxima temporada debido a que Argentina se abarató en relación a los precios internos de nuestro país. Obviamente que esta relación de precios juega también para las importaciones del turismo, al resultar conveniente para los uruguayos la salida al vecino país y las compras en dicho destino.

El superávit comercial corriente es compensado por un saldo negativo en el pago a los factores de producción como el capital y el trabajo del exterior. En el gráfico de la derecha en la zona media se ilustra la evolución de este saldo, que en el último año se ubicó en US$ 3.592 millones con signo negativo. Este signo representa que los pagos realizados al exterior fueron superiores a los recibidos. Esto es consecuencia de una posición de inversión en la que predomina nuestra deuda en relación a los que nos deben los extranjeros. Esta posición deudora al cierre del primer trimestre del 2018 se ubicó en US$ 14.234.

Esta posición de inversión internacional negativa implica que lo que los extranjeros invierten en el país en empresas, títulos de deuda o depósitos bancarios, supera las inversiones que hacen los uruguayos en el exterior.

En el caso de los extranjeros, hay una tradición por el lado de la tenencia de títulos públicos. En la medida que el sector público financia su déficit colocando deuda a nivel global, es un rubro que tiende a crecer. También hay inversión directa en empresas, lo que también tiene una tradición en los inmuebles y los campos y recientemente en las mega-inversiones, como ser las vinculadas al sector forestal.

En el caso de las inversiones de uruguayos en el exterior se destacan los depósitos en bancos internacionales y las colocaciones de las reservas internacionales del Banco Central.

La Inversión Extranjera Directa (IED) es uno de los componentes característicos en los últimos tiempos. Se trata de activos para los extranjeros y por lo tanto de un stock. Cada año se mide su variación, que puede ser positiva cuando hay nuevas inversiones o negativa cuando algún extranjero deshace posición. A su vez, dependiendo de la modalidad se puede distinguir la participación directa en empresas (el requisito es que tengan una participación de al menos el 10%), reinversión de las utilidades en dichas empresas y una tercera modalidad que es cuando el propio inversor le presta plata a la empresa donde tiene participación.

En el gráfico de la zona baja del cuadro se ilustra la evolución de toda la IED, mostrando claramente cómo hay una caída en el interés por invertir en el país. Los últimos años móviles negativos implican que hay menos empresas en propiedad de extranjeros (vendieron a residentes) o que bajaron los préstamos que le dieron a las empresas controladas.

En cualquier caso, es una señal más de la caída de rentabilidad de la actividad empresarial en el país. El diagnóstico del gobierno de que hay que promover esta inversión para asegurar el crecimiento futuro, es ampliamente compartido. Detrás de estas inversiones vienen mejoras en tecnología, conocimientos de negocios y lazos con países que luego se convierten en compradores de nuestro país. Es un complemento necesario de los acuerdos de libre comercio para asegurar condiciones para el crecimiento económico.

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