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El manantial de las tecnouruguayas

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Foto: Pixabay

OPINIÓN

Con el apoyo del Fomin- BID, NXTP Labs elaboró un ranking que intenta demostrar hasta qué punto América Latina adquiere su propio perfil con miras a la economía digital.

Ese listado incluyó 123 empresas privadas de base tecnológica con valuación superior a los US$25 millones, y que si bien su origen y radicación está en la región, mayormente tienen alcance internacional. Colectivamente consideradas, superan los US$37.700 millones.

NXTP Labs es un fondo de inversión que lidera el programa de aceleración más importante de Latinoamérica, con operaciones en Argentina, Uruguay, Brasil, Colombia, Chile, México y Silicon Valley.

Más de 5.000 organizaciones fueron identificadas a través de este informe conocido como el "Radar Tecnolatinas" y resultaron ser la evidencia de un cúmulo de éxitos en la creación de valor; aún en áreas como biotecnología, medicina digital, energías renovables, seguridad del software, tecnología espacial, el fintech y el agtech.

El grupo rankeado está liderado por nueve empresas valuadas cada una de ellas en más de mil millones, significan el mayor valor (61%) y en conjunto suman los US$23.200 millones.

De las 123, hay 59 que se concentran en Brasil, 22 en Argentina y 17 en México. El clúster que conforman los dos primeros países acumula el 66%, mientras que México, Chile y Colombia sólo el 29%. Principalmente se aglomeran en megaciudades: San Pablo (51), Buenos Aires (20) y Ciudad de México DF (13); representando el 68% del total de estas compañías y el 87% de valor en el ecosistema regional.

La mayoría tiene menos de 10 años (el 69%). Fueron creadas por emprendedores jóvenes cuya referencia cultural es Silicon Valley, utilizan las tecnologías más avanzadas y todo el tiempo experimentan con las nuevas formas de negocios (crowdfounding, crowdsourcing, crowdworking). Las posibilidades de carrera que estas organizaciones ofrecen, están alineadas con las preferencias de los Millennials: flexibilidad de horarios, aprendizaje continuo y apertura al cambio.

Además, las Tecnolatinas comparten los siguientes rasgos:

Acceden a mercados que no necesariamente se corresponden en tamaño con los de sus países de origen.

Generan historias exitosas a velocidad récord; cada mes, por más de 100 meses, consiguen una valuación de mil millones de dólares.

Son resultado de que el emprendimiento es la carrera preferida para los mejores talentos con experiencia en negocios e ingeniería.

Conforman espacios de trabajo colaborativo, ofrecen oficinas flexibles y comunidades de apoyo.

Cuentan con una red de instituciones (particularmente Endeavor) que proveen coaching, apoyo financiero y soporte a la comunidad empresarial internacional.

Apuntan principalmente, a excepción de las brasileras, a mercados regionales o globales.

Tienen mejores recursos que las empresas tradicionales; no están condicionadas por herencia alguna y quiebran el juego defensivo ante el cambio.

Se involucran con los clientes, llegan a una infinidad de servicios de computación y almacenamiento en la nube con una mínima inversión.

Sin embargo, el repaso de esta nómina deja cierta frustración por la escasa presencia celeste, lejos de reflejar el esfuerzo que los orientales hemos demostrado a través de las Tecnouruguayas. Una vez más nuestra escaso tamaño nos jugó en contra. Fueron incluidas: Pedidos Ya y Scanntech, creadas en 2009 y 1992 respectivamente; ambas orientadas al mercado regional y pertenecientes al segmento que está valuado entre los 100 y 500 millones de dólares. La tercera, Ironhide, con inicio en 2010 comparte el mismo escenario de trabajo y está entre las 41 empresas que van entre los 25 y los 40 millones.

Esas tres organizaciones son parte de un colectivo afín a sus pares latinas y el cual, según últimos datos de la CUTI, factura anualmente US$ 1.068 millones, está orientado a más de 40 países (América, Europa, Asia y Oceanía), involucra 20.000 empleos de calidad y su rotación de mano de obra es apenas de un 4%.

Considerar ambos escenarios permite capitalizar aprendizajes y dispara reflexiones.

Pasa a ser obvio el mandato de cuidar y consolidar el círculo virtuoso que (desde la ANII, LATU, CUTI, CEDU, universidades y Endeavor) sostiene y proyecta las Tecnouruguayas . Estas son sin duda las que nos podrán apoyar en materia de reconversión productiva, empleo de calidad para los jóvenes e inserción internacional.

Quedan por delante desafíos importantes en materia de inclusión. Hay un sector que involucra más del 60% del empleo muy distante de ese mundo tecnológico siempre atento a sus efímeras prioridades. ¿Cuáles son los puentes que nos posibilitarán incluir esas empresas, que en su gran mayoría están superadas por otros temas y lejos y de asumir rigores y entender las oportunidades que brinda la economía digital?.

Por otra parte, si reconocemos en las Tecnouruguayas un manantial para el desarrollo nacional: ¿con qué soportes cuentan para proyectar su escalabilidad y tener asegurada la libre competencia?. Igual preocupación respecto de si se adecuará la normativa laboral a esta realidad y se les facilitará capital de riesgo suficiente. Por último, ¿no estamos todos de acuerdo acaso en mejorar la calidad de nuestro capital humano?

Las respuestas a esas preguntas son parte clave de la solución para fortalecer el ecosistema nacional y aprovechar más estratégicamente los dividendos digitales.

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