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¿Cómo lidiará Biden con el sabotaje republicano?

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Foto: Reuters

OPINIóN

El primer presidente moderno de Estados Unidos que debe gobernar frente a una oposición que se niega a aceptar su legitimidad.

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Cuando Joe Biden asuma como presidente, se enfrentará de inmediato a un desafío sin precedentes, y no me refiero a la pandemia, aunque es casi seguro que la COVID-19 matará a miles de estadounidenses todos los días. Más bien me refiero a que será el primer presidente moderno de Estados Unidos que trate de gobernar frente a una oposición que se niega a aceptar su legitimidad. Y no, los demócratas nunca dijeron que Donald Trump era ilegítimo, solo que era incompetente y peligroso.

Sobra decir que Trump, cuyas teorías conspirativas son cada vez más absurdas, nunca admitirá la derrota y que millones de sus seguidores siempre creerán, o al menos dirán que creen, que le robaron las elecciones.

Sin duda, la mayoría de los republicanos en el Congreso saben que esto es una mentira, aunque hasta en el Capitolio hay muchos más insensatos de los que nos gustaría imaginar. Pero no importa, de todos modos no aceptarán que Biden tenga legitimidad, aunque haya ganado el voto popular por un amplio margen.

Y esto no será solo porque temen una reacción negativa de la base si admiten que Trump perdió con todas las de la ley. En un nivel fundamental (y por completo independiente del factor Trump) el Partido Republicano de hoy no cree que los demócratas tengan derecho a gobernar, sin importar cuántos votos reciban.

Después de todo, en años recientes hemos visto lo que sucede cuando un Estado con una legislatura republicana elige a un gobernador demócrata: los legisladores de inmediato tratan de despojar al gobernador de sus facultades. Entonces, ¿alguien duda que los republicanos harán todo lo posible para poner trabas y sabotear la presidencia de Biden?

Las únicas preguntas reales son cuánto daño puede hacer el Partido Republicano y cómo responderá Biden. La respuesta a la primera pregunta depende mucho de lo que pase en la segunda vuelta de elecciones para el Senado de Georgia, el 5 de enero. Si los demócratas ganan ambos escaños, tendrán control efectivo, aunque limitado, de ambas cámaras del Congreso. Si no lo hacen, Mitch McConnell tendrá enormes poderes de obstrucción, y cualquiera que dude que usará esos poderes para socavar a Biden, vive en un mundo de fantasía.

¿Pero cuánto daño causaría el obstruccionismo? En términos de política económica, el futuro cercano puede dividirse en dos eras, pre y post vacunación (o más precisamente, después de que una vacuna se distribuya de manera generalizada).

Durante los próximos meses, a medida que la pandemia siga avanzando, decenas de millones de estadounidenses estarán en una situación desesperada a menos que el gobierno federal dé un paso al frente para ayudar. Por desgracia, los republicanos podrían estar en condiciones de bloquear esta ayuda.
La buena noticia sobre el futuro muy cercano, tal como es, es que los estadounidenses tal vez culpen (con justa razón) a Donald Trump, no a Joe Biden, por la miseria que padecen, y este mismo hecho puede hacer que los republicanos estén dispuestos a soltar al menos algo de dinero.

¿Qué hay de la economía después de la vacuna? De nuevo, tal vez aquí haya algunas buenas noticias: una vez que la vacuna esté disponible de manera generalizada, tal vez veremos una recuperación económica espontánea, una que no dependerá de la cooperación republicana. Y también habrá una gran sensación de alivio nacional.

Así que Biden podría estar bien por un tiempo, incluso frente a la oposición republicana de tierra quemada. Pero no podemos estar seguros de eso. Los republicanos podrían negarse a confirmar a las personas que Biden nombre para ocupar puestos económicos clave. Siempre existe la posibilidad de otra crisis financiera y los funcionarios salientes de Trump han estado socavando de manera sistemática la capacidad del gobierno entrante para hacer frente a tal crisis en caso de que se presente. Estados Unidos necesita con desesperación acciones en temas que van desde la infraestructura hasta el cambio climático y la aplicación de las leyes tributarias, lo cual no sucederá si los republicanos conservan la facultad de obstrucción.

Entonces, ¿qué puede hacer Biden? Primero, necesita empezar a hablar de acciones políticas inmediatas para ayudar a los estadounidenses comunes, aunque solo sea para dejar claro a los electores de Georgia cuán dañino podría ser si no eligen a los demócratas para esos dos escaños del Senado.

Si los demócratas no consiguen esas curules, Biden necesitará usar la acción ejecutiva para lograr lo máximo posible a pesar de la obstrucción republicana, aunque me preocupa que la Corte Suprema, cuyas filas llenó Trump, trate de bloquearlo cuando lo haga.

Por último, aunque Biden sigue hablando de manera tranquilizadora sobre la unidad y tender puentes con el partido opositor, en algún momento tendrá que dejar de asegurarnos que no se parece en nada a Trump y empezar a hacer que los republicanos paguen un precio político por sus intentos de impedirle gobernar.

Ahora bien, no quiero decir que deba sonar como Trump, y exigir que se castigue a sus enemigos, aunque el Departamento de Justicia debería poder hacer su trabajo y procesar cualquier crimen de la era Trump que encuentre. No, lo que Biden necesita hacer es lo que Harry Truman hizo en 1948, cuando se hizo de apoyo político al postularse contra los republicanos que “no hacían nada”. Y tendrá mejores argumentos que Truman, porque los republicanos actuales son infinitamente más corruptos y menos patriotas que los republicanos a los que Truman se enfrentó.

Los resultados de las elecciones de este año, con una sólida victoria para Biden, pero con buenos resultados en los cargos inferiores para los republicanos, nos dicen que el electorado estadounidense no entiende por completo qué pretende el Partido Republicano moderno. Biden tiene que hacer que lo entiendan y que los republicanos paguen por el sabotaje que todos sabemos que se avecina.

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