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Jubilaciones sin subsidios encubiertos

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Este sistema busca simplifica, abaratar y agilizar la relación del Estado y las empresas. Foto: archivo El País

NÉSTOR GANDELMAN

Si las cuentas claras conservan la amistad, políticas claras promueven mejores resultados. Por el contrario, el uso de instrumentos inadecuados tiene consecuencias indeseables. 

Un clavo se clava con un martillo. Golpear con el mango del destornillador lo puede clavar pero seguramente genere otros destrozos en el camino.

Un caso reciente es el decreto del Poder Ejecutivo que establece que se debe utilizar tablas de mortalidad sin distinción de sexo para el cálculo de las rentas previsionales correspondientes al pilar de ahorro individual del sistema de jubilaciones.

Antecedentes.

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En 1995, se aprobó la ley de reforma de la seguridad social que estableció los grandes lineamientos del sistema actual, que se basó en dos pilares. El llamado pilar solidario corresponde a la prestación básica administrada por el BPS en la cual los aportes de los trabajadores actuales financian las jubilaciones de los pasivos contemporáneos. Y el pilar de ahorro individual, que refiere a la capitalización en cuentas personales, según los aportes que cada trabajador haga y que es administrado por una AFAP.

Pasadas dos décadas de introducido el pilar de ahorro individual, estamos en vísperas de una nueva etapa. Pronto, comenzará a llegar a edad de retiro gran cantidad de afiliados. En cuanto opten por jubilarse, el capital ahorrado deberá transferirse a una compañía aseguradora que deberá pagar la pasividad en forma de una renta previsional vitalicia.

Actualmente, la única aseguradora ofreciendo este servicio es el BSE. Según ha trascendido, el negocio para el BSE no es bueno y potencialmente puede ser más deficitario en los próximos años. No es extraño que agentes privados no estén operando.

Esperanza de vida.

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El cálculo de la renta previsional debe hacerse en base a especificaciones técnicas. El Banco Central de Uruguay actualizó algunos parámetros actuariales necesarios, incluyendo nuevas tablas de mortalidad. Las nuevas tablas implican una esperanza de vida 2 años mayor respecto a las disponibles previamente.

Permítanme explicar el problema de usar tablas de mortalidad única para hombres y mujeres. Supongamos que una persona se jubila con 65 años y que luego de aportar a la AFAP a lo largo de toda su vida tiene un capital acumulado de $ 9.000.000. Esto se transfiere al BSE. Por simplicidad, supongamos que no se aplica ninguna tasa de interés, ni que el BSE aplica ningún margen de rentabilidad. Supongamos que el BSE sólo calcula cuanto tiene que pagarle por mes a este jubilado para devolverle todo su capital.

Según las tablas, un hombre que llega a los 65 años de vida tiene una esperanza de vida de otros 15 años más. Una mujer que llega a los 65 años tiene una esperanza de vida de 19 más. Esto implica que el BSE deberá pagar la jubilación al hombre por 180 meses y a la mujer por 228 meses antes de su fecha esperada de fallecimiento. Dado el capital ahorrado, esto implica un pago por mes de $ 50.000 ($ 9.000.000/180) para el hombre y de $ 39.474 ($ 9.000.000/228) para la mujer. La suma total a cobrar es igual para el hombre y para la mujer, pero, como la mujer vive más, su capital se reparte a lo largo de más meses.

La igualación de las tasas de mortalidad establecida por decreto, fuerza al BSE (y a cualquier otra aseguradora que entre al mercado) a hacer vista ciega a que hombres y mujeres tienen distinta esperanza de vida. Es como forzar al BSE a que otorgue pólizas sin considerar los riesgos que conoce de los clientes. Absurdo del punto de vista de la gestión de una compañía de seguros.

Sigamos con el ejemplo. Si el BSE es obligado a considerar que la esperanza de vida de hombres y mujeres es de 17 años (promedio de 15 y 19) esto implicaría que el capital debería dividirse por 204 meses lo que daría un pago mensual de $ 44.118. La mujer cobrará esto en promedio durante 19 años y el hombre durante 15. En total la mujer recibirá un 27% más que el hombre que se jubiló a la misma edad y había hecho los mismos aportes que ella. Por este mecanismo oscuro de igualación de tasas de mortalidad los hombres terminan subsidiando mujeres.

El panorama es peor si incorporamos al análisis que las personas ricas tienden a vivir más que las pobres. Los hombres pobres viven menos que los hombres ricos. Las mujeres pobres viven menos que las mujeres ricas. Con las tasas de mortalidad sin distinción de sexo, hombres pobres (que viven y cobran menos meses) terminan subsidiando mujeres ricas (que viven y cobran más).

¿Por qué?

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¿Cómo es que esta política es defendida en pos de una supuesta igualdad, de una mejora en la distribución del ingreso? La visión más negativa es que simplemente se está saboteando el sistema por quienes nunca aceptaron el pilar de ahorro individual. Un poco más optimista es tomar el discurso que hacen respecto a que las mujeres ganan menos en el mercado laboral, por eso tienen menores aportes y terminan con menores capitales acumulados. Esto es cierto y podría considerarse compensarlo.

Pero no tiene sentido subsidiar a señoras ricas.

Si se quiere, se debería plantear un subsidio claro y directo. Un subsidio explícito y focalizado en mujeres de menores ingresos. En caso contrario, clavamos un clavo con un destornillador.

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