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Los ingresos de la Impositiva

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Dirección General Impositiva
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Archivo El Pais

El domingo 19 de abril, el diario El País informó que la DGI recaudó US$ 434 millones más de parte de los trabajadores y jubilados que de las empresas. Conforme informara el diario, la recaudación por concepto IRPF y IASS superó en más de 33% lo recaudado por el IRAE e Imeba.

En efecto, lo recaudado durante el año 2014 por IRPF (categorías I y II) y el IASS alcanzó los US$ 1.720 millones ($ 41.851 millones), al valor del dólar al último día del año ($ 24,333). En tanto, la recaudación por IRAE e Imeba durante el año alcanzó los US$ 1.286 millones ($ 31.296 millones) incluyendo los adicionales Mevir e INIA, calculado al mismo valor del dólar.

El tema fue debatido en el Senado, al tratar el proyecto de Ley enviado por el Poder Ejecutivo a los efectos de modificar las alícuotas aplicables por concepto de IRPF sobre el aguinaldo y al salario vacacional. En la exposición de motivos del referido proyecto de ley, el Poder Ejecutivo señaló que la reforma propuesta significa una reducción estimada de los ingresos fiscales del orden de los $ 400 millones —unos 15 millones de dólares anuales— lo que representa aproximadamente el 1,2% de la recaudación total por concepto del IRPF sobre las Rentas del Trabajo. Asimismo, afirmó que la modificación legislativa propuesta habrá de beneficiar a 133 mil trabajadores, aproximadamente un tercio de los que tributan IRPF por la categoría rentas del trabajo.

Por su parte, el Senador Pedro Bordaberry sostuvo que la modificación del IRPF sobre el aguinaldo y el salario vacacional, beneficiaría con mayor intensidad a quienes tienen ingresos mayores, lo que no sería justo. En consecuencia, propuso aumentar el mínimo no imponible del impuesto, lo que beneficiaría a todos los trabajadores por igual. Esta propuesta del Senador colorado, coincide con el planteo realizado por el Pit-Cnt, que se opone a que el aguinaldo y el salario vacacional de las personas con mayores ingresos se beneficien de la reforma propuesta.

Para explicar la situación en la Comisión de Hacienda, Bordaberry puso el siguiente ejemplo: "Voy a ser bien claro y franco: nosotros sí hicimos la simulación y como resultado nos dio que quien gana $ 321.000, tendría una rebaja promedio mensual de más de $ 2.000; quien gana $ 30.000, una de $ 204 y quien gana entre $ 50.000 y $ 60.000, cero." (Versión taquigráfica, Comisión de Hacienda del Senado). Adviértase que el Pit-Cnt también planteó al gobierno aumentar el mínimo no imponible del impuesto, lo que fue descartado por el Ministro Danilo Astori.

Toda esta discusión en torno al mínimo no imponible y las alícuotas progresivas del IRPF, refieren a la utilización de este impuesto como instrumento de redistribución del ingreso, para lograr así una mayor equidad en base al objetivo de "que pague más el que tiene más". Sin embargo, el IRPF es tan solo uno de los impuestos de nuestro sistema tributario y a pesar de su crecimiento, en el año 2014 representó apenas el 14,5% de los ingresos de la DGI. Por consiguiente, cualquier análisis aislado de los efectos distributivos de este impuesto sobre el ingreso, es absolutamente parcial e insuficiente.

Personas vs. empresas.

En la página web de la DGI se encuentra la información completa sobre el rendimiento de cada impuesto, de la cual surgirían los siguientes datos:

La recaudación por impuestos al consumo y por impuestos a las rentas en el 2014 fue 91,5% de la recaudación total; 61,5% correspondió a impuestos al consumo y 30,0% a impuestos a las rentas. En este período, la recaudación por impuestos a la propiedad (Impuesto al Patrimonio e Impuesto a las Transmisiones Patrimoniales) representó 6,6% de la recaudación total.

La recaudación por impuestos al consumo fue el 61,5% de la recaudación total; 51,4% correspondió al Impuesto al Valor Agregado (IVA), y 10,0% al Impuesto Específico Interno (Imesi).

La recaudación por impuestos a las rentas fue el 30,0% de la recaudación total; 11,7% correspondió al Impuesto a las Rentas de las Actividades Económicas (IRAE), 14,5% al Impuesto a la Renta de las Personas Físicas (IRPF), y el resto correspondió al IASS, al IRNR y al Imeba (en ese orden).

La recaudación proveniente de las distintas categorías del IRPF se descompone de la siguiente manera: Categoría I: 13%, Categoría II: 87%.

Distribución.

Si bien puede ser interesante comparar el monto y la evolución de lo recaudado por IRPF versus IRAE e Imeba, este no es un dato que permita afirmar que el sistema tributario es más o menos justo en función de sus efectos sobre la distribución de los ingresos. En tal sentido, como afirma el Subsecretario del MEF, Pablo Ferreri, el crecimiento de la recaudación del IRPF es una buena noticia en tanto es la consecuencia de los incrementos salariales, pero es un tema bien distinto a la equidad y progresividad del sistema tributario. Evidentemente, no es una buena noticia que los trabajadores dependientes e independientes sigan soportando la mayor carga tributaria en términos globales, conforme se analiza seguidamente.

Impuestos al consumo.

El dato relevante para valorar el peso del sistema tributario sobre las personas en relación a las empresas, no puede limitarse al análisis de los impuestos directos como el IRPF y el IASS, sino que también deben tenerse en cuenta los impuestos indirectos al consumo como el IVA y el Imesi, los que finalmente recaen sobre las personas físicas.

En este sentido, el IRPF representa el 14,5% de la recaudación, el IASS el 2,2% el IVA el 51,4% y el Imesi el 10%, lo que suma un 74,1% del total de los impuestos recaudados por la DGI.

No puede dejar de señalarse, que quienes viven de las rentas del trabajo, generalmente consumen la mayor parte de sus ingresos en bienes gravados por IVA e Imesi. De ahí que se sostenga que el IVA, desde el punto de vista de la justicia distributiva, es el impuesto más regresivo de todos, porque los que tienen menos ingresos consumen casi la totalidad de sus rentas en bienes y servicios gravados con IVA e Imesi.

Se trata de impuestos llamados "invisibles" o "anestesiantes", ya que el consumidor no los ve, por estar éstos incorporados al precio; mientras que el comerciante —si bien es el sujeto pasivo frente al Fisco— traslada dichos impuestos al consumidor. Por esa razón, la gente se queja de tener que pagar el IRPF y no del IVA, a pesar de que en la mayoría de los casos el IRPF tiene un impacto inferior al del IVA.

Esto se debe a que los contribuyentes sienten que el IRPF implica una apropiación coactiva por parte del Estado de su salario y no perciben lo mismo respecto al IVA, cuando desde el punto de vista económico el efecto de la traslación del IVA resulta más gravoso que el pago del IRPF.

Por ejemplo, una persona física, sin hijos a cargo, que tiene un salario nominal de $ 40.000, va a pagar mensualmente por concepto de IRPF $ 1.913. Efectuados los demás descuentos legales, le queda un salario líquido de $ 30.000 aproximadamente. Suponiendo que el trabajador consume su salario líquido en bienes y servicios gravados con un IVA del 22% y algunos a la tasa mínima del 10%, va a terminar pagando de manera indirecta una suma mayor por concepto de impuestos al consumo que los $ 1.913 de IRPF.

En consecuencia, el mayor problema del sistema tributario actual es el resultado económico de la combinación de ambos impuestos —renta y consumo— y su efecto regresivo sobre los salarios de los trabajadores.

En primer lugar, porque si bien el IRPF tiene alícuotas progresivas y un mínimo no imponible, continúa siendo un impuesto a las rentas brutas, ya que las deducciones previstas son pocas e insignificantes. Del mismo modo, la tasa mínima del IVA al 10%, que persigue dotar de cierta progresividad a este impuesto, tampoco es relevante en el consumo total de los contribuyentes.

Si bien con la reforma tributaria puede haberse atenuado la falta de equidad del sistema en su conjunto, lo cierto es que el grueso de la recaudación sigue recayendo sobre los trabajadores, ya sean dependientes o independientes.

Por otra parte, en el 2014 los impuestos sobre las rentas de las empresas (IRAE), representaron apenas el 11,7% de los ingresos totales de la DGI, a lo que se suma que las empresas muchas veces tienen un poder en el mercado que les permite trasladar parte de este impuesto hacia los consumidores de sus productos y servicios.

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Dirección General Impositiva. Foto: Archivo El País

Gonzalo Ramírez

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