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Los ingresos del Gobierno están estancados

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La Junta Anticorrupción pide más recursos humanos y materiales. Foto: Ariel Colmegna
Fachada de la Torre Ejecutiva, iluminacion, nocturna, ND 20110823, foto Ariel Colmegna - Archivo El Pais
Archivo El Pais

En el último año, se duplicaron los aportes de las EE.PP. y sus pagos a la DGI.

Los ingresos del gobierno reflejan la particular situación económica por la que atraviesa la economía uruguaya. El nivel de actividad se enlenteció notoriamente, pero sin llegar a la recesión. En particular, a partir del segundo semestre comenzó a procesarse una mejora en el humor de los consumidores, asociada más a la percepción de su situación personal que a la global, lo que alentó levemente el consumo.

Pero a nivel empresarial, con una visión más de largo plazo, persiste la incertidumbre sobre la evolución futura. Los problemas estructurales siguen presentes, en particular la baja competitividad asociada entre otras cosas a los elevados costos internos. Dentro de estos últimos sobresalen las tarifas públicas, que se han fijado en un nivel tal que permitió a las empresas públicas (EE.PP.) duplicar sus aportes al gobierno central en el último año. Esa menor competitividad y la incertidumbre reinante frena la inversión y la contratación de nuevo personal.

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Estas fuerzas contrapuestas se neutralizan parcialmente determinando que si se descuentan algunos aportes extraordinarios los ingresos del consolidado gobierno central-BPS en el último año estuvieron prácticamente estancados. En un contexto de gastos crecientes ello llevó a que déficit trepe al 4% del PIB.

De cara al futuro habrá que prestar atención a cómo evoluciona la recaudación en el presente año, en el que comienzan a regir los aumentos tributarios aprobados en la pasada Rendición de Cuentas y en el que la economía seguirá evolucionando por debajo de su tendencia de largo plazo.

El gobierno se ha comprometido a reducir el déficit, como así también a subir ciertos gastos. Espera que los nuevos impuestos le permitan hacerlo. Pero como en todo proceso de negociación de una nueva Rendición de Cuentas, comienzan a aparecer voces reclamando mayores gastos y mayores impuestos. Por el momento, los reclamos no pasan de eso y el gobierno parece estar firme en que ello no acontezca. De todas formas hay que seguir atentamente la marcha de estas negociaciones.

En el último año los ingresos del consolidado gobierno central-BPS se incrementaron 1,8% en términos reales respecto a 2015, revirtiendo el deterioro registrado en ese ejercicio. Tal como se muestra en el gráfico que ilustra la parte alta del cuadro, los ingresos han permanecido prácticamente estancados en términos reales a lo largo de los tres últimos años, registrando un repunte en el último mes de 2016.

El estancamiento tiene que ver con la marcha de la economía, que precisamente hacia el año 2014 ingresó en una nueva fase del ciclo. El período de altos precios de las materias primas llegó a su fin y cayeron los precios internacionales de los commodities. En el caso particular de nuestro país la caída no fue tan fuerte como la que soportaron los exportadores de minerales, y en líneas generales se puede decir que los precios son buenos.

Pero el descenso registrado y la situación recesiva por la que atraviesan nuestros vecinos determinaron que disminuyese la tasa de crecimiento de la economía, la que prácticamente se estancó. Si la base imponible no crece, los ingresos tampoco, tal cual se ve en el gráfico.

No obstante, el análisis de la coyuntura muestra algunos síntomas de recuperación hacia el segundo semestre del pasado año y en particular un salto muy importante de los ingresos en el último mes.

Básicamente son cuatro las fuentes de ingreso del gobierno central-BPS: la recaudación de la DGI, la recaudación del BPS, los aportes de las EE.PP. y los impuestos a las importaciones. El salto del último mes se explica por los aportes de las EE.PP., ya que UTE transfirió al gobierno casi US$ 160 millones.

Se trata de un ingreso extraordinario, que si se lo excluye reduce el incremento de los ingresos del gobierno a un modesto 0,8%, más a tono con el desempeño global de la economía en el último año. De hecho, ese aporte extraordinario explicó la mitad del incremento total de los ingresos del último mes.

La principal fuente de ingresos es la recaudación de la DGI, cuya recaudación bruta aumentó 1,8% en el último año. En el gráfico del medio se muestra la evolución anualizada desde septiembre de 2015. Se ve allí claramente que los impuestos que paga el sector privado están prácticamente estancados desde entonces, siendo las EE.PP. las responsables de la mayor recaudación. Esto refleja el ajuste que están experimentando en el que el efecto recaudatorio no es ajeno.

La DGI sólo discrimina entre privados y EE.PP. a nivel global pero no de cada impuesto. Así que el análisis de estos será global. En el marco general de estancamiento a lo largo del último año, en particular a partir del segundo semestre, aparecieron algunas señales de recuperación, concretamente en el caso del IVA. Si bien la recaudación global de este impuesto cayó en términos reales 2,1%, discriminando entre IVA interno e IVA importación surgen diferencias. El IVA interno creció 4,3% y el que grava las importaciones cayó casi 12%. Pero tal como se muestra en el gráfico chico de abajo a la derecha, el crecimiento del IVA interno se aceleró en el segundo trimestre.

Una serie de elementos tienden a explicar esa evolución. Los salarios en primer lugar. La flexibilización de las pautas en un contexto de inflación descendente y debilitamiento del dólar en el mercado interno estimuló el consumo, que lentamente fue volcándose hacia bienes importados, el incremento de ventas de 0km en diciembre es una prueba de ello. Si bien la recaudación de IVA importación cayó en el último año respecto a 2015 y en cada trimestre fue inferior, en el cuarto trimestre creció contra el tercero, tras tres trimestres de caída.

De cara al futuro, hay que ver cómo impacta en las decisiones de los consumidores la suba del IRPF y el comportamiento futuro del tipo de cambio.

El IRPF aumentó 4,2% en el último año, la menor tasa de crecimiento desde su creación en la Reforma Tributaria del año 2007, tal como se muestra en el gráfico chico de la izquierda.

La evolución es acorde al escaso dinamismo del mercado laboral, estando asociado el incremento más a la forma en que se actualizan los topes que a un aumento de los contribuyentes. A tono con el escaso dinamismo del mercado laboral —de hecho el empleo está cayendo— la recaudación del BPS disminuyó 0,7% en términos reales en el último año.

Por su parte, el IRAE es el impuesto que más creció. Incidió aquí los mayores aportes de las EE.PP. y los cambios tributarios que afectaron a los privados más que la mayor rentabilidad de estos últimos.

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La Junta Anticorrupción pide más recursos humanos y materiales. Foto: Ariel Colmegna

HORACIO BAFICO Y GUSTAVO MICHELIN

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