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Inflación puede volver a un dígito para fin de año

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Depurando rubros más volátiles, la variación del IPC en el último año se ubicó en 10%.

Cuando los precios aumentan y el encarecimiento en el costo de vida de las familias se empieza a sentir, el fenómeno macroeconómico de la inflación entra en los primeros lugares de preocupación de la gente. El último registro ubica la variación del IPC en 11%, un nivel de inflación que empieza a incomodar. A pesar de ello, hay una serie de indicios de que está cediendo y en los próximos meses deberían verse registros inferiores y es probable que, bonificación de UTE mediante, se ubique levemente por debajo del 10% al cierre del año.

De todas formas se ubica en niveles elevados que ameritan esfuerzos para encausarla dentro del rango objetivo, del que se está muy lejos.

Las causas de la inflación son varias, pero en última instancia es un fenómeno monetario, resultante de una convalidación monetaria de esas causas. En la última reunión del Comité de Política Monetaria se ratificó una política contractiva que apunta a frenar la escalada de los precios.

El análisis del IPC desagregándolo en sus principales componentes ayuda a entender mejor cómo funcionan esas fuerzas y en particular depurar aquellos factores extraordinarios que la afectan puntualmente. Tal el caso de los efectos de las fuertes lluvias de abril y mayo y sus impactos negativos sobre los cultivos. Ante la menor oferta de hortalizas y verduras frescas, que en los dos últimos meses registraron un aumento de casi el 30%. Pero ese aumento, que incide en el bolsillo del consumidor, y por construcción en el IPC que mide la variación de los precios de una canasta fija, no es un fenómeno inflacionario en sí mismo, sino un problema asociado a falta de oferta.

Por ello es que para analizar mejor la verdadera tendencia de la inflación se construyen índices de inflación subyacente o de tendencia. Estos indicadores depuran del IPC observado aquellos rubros cuya evolución es muy volátil y responde a factores de mercado como en este caso las verduras frescas, o las tarifas de la energía y los combustibles que en vuestro país suelen estar afectadas por decisiones de carácter político. La inflación subyacente refleja mejor la verdadera tendencia de la inflación.

En el gráfico alargado que aparece arriba en el cuadro que acompaña esta nota se muestra como el IPC observado en los últimos doce meses crece y roza el 11%, mientras que el indicador subyacente comenzó a ceder en el último trimestre y a junio se situó en el 10%. A su vez esa inflación subyacente se puede descomponer entre precios asociados a bienes y servicios transables, no transables y administrados. Y dado el descenso mostrado en los últimos meses, analizar el comportamiento de cada uno de esos componentes por trimestre ayuda a entender mejor la evolución de la inflación. A su vez, brinda pistas sobre la evolución futura de los precios.

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Lo primero que hay que decir es que en el primer semestre del presente año la inflación subyacente ascendió al 5,2%, levemente superior al registro del año anterior, 4,9%. Pero comparando trimestres, se constata una mayor variación en el primero (3,9% y 2,9% respectivamente) y una menor en el segundo (1,3% y 2% respectivamente). El menor registro inflacionario está asociado al comportamiento de los precios transables, cuya evolución se muestra en la gráfica alargada de abajo. Se ve allí que en el primer trimestre la variación de estos precios prácticamente duplicó a la del año anterior, en tanto que en el segundo trimestre tuvieron un incremento muy moderado.

Este comportamiento se corresponde con el del tipo de cambio. El peso uruguayo se devaluó 8% en el primer trimestre del año acompasando la incertidumbre por la marcha de la economía china y los problemas económicos-políticos en Brasil. Los cambios en las expectativas respecto a esas economías y el retraso en la suba de las tasas de interés en Estados Unidos, puso un freno a la demanda internacional por el dólar, que se devaluó frente a las restantes divisas en el segundo trimestre. En nuestro país, el peso se apreció 4,3% en el período.

El comportamiento futuro del dólar determinará el de los precios transables. Dada la incertidumbre a nivel internacional, la suba de tasas seguramente se siga posponiendo y en el corto plazo ello ayuda a frenar la suba del IPC doméstico.

Pero en una perspectiva de mediano plazo cobra relevancia la competitividad y Uruguay necesita imperiosamente profundizar el ajuste de precios relativos. Todo ello hace pensar que una vez se despejen sobre la economía internacional y suban efectivamente las tasas de interés, el tipo de cambio volverá a aumentar, con el consiguiente impacto en los precios transables.

Los otros componentes no están ayudando mucho hasta ahora, pero es probable que lo empiecen a hacer en el futuro inmediato. Fundamentalmente los precios no transables que se muestran en el gráfico chico de la derecha. Estos precios tuvieron a lo largo del primer trimestre del presente año el mismo comportamiento que en 2015, pero ante el enlentecimiento que muestra la economía es probable que empiecen a ceder.

Se trata de bienes y servicios que se comercializan fundamentalmente en el mercado interno, y cuyos precios evolucionan de acuerdo a la demanda interna. En momentos de expansión como los vividos a lo largo de la última década, en que el empleo y las remuneraciones reales aumentaban, lo mismo acontecía con la demanda, al tiempo que esa situación favorable que enfrentaban los empresarios les permitía trasladar a precios los mayores costos asociados a los aumentos salariales.

La situación cambió. El empleo está cayendo y el salario real no sube. A su vez cayó la confianza del consumidor. Todo ello incide negativamente en el consumo, que cayó 0,7% en el último año móvil al primer trimestre del presente año. Estas menores presiones por el lado de la demanda le ponen un freno a la escalada de estos precios, vía reducción de márgenes de las empresas.

Un aspecto importante a considerar es el grado en que los ajustes salariales se deslinden de la inflación pasada. Si así fuese se estaría amortiguando una de las principales fuentes que impulsaron los precios al alza en los últimos años.

Distinto es el caso de los precios administrados, que se muestran en el gráfico chico de la izquierda. En este caso, a diferencia de lo sucedido el año anterior, los precios subieron más, básicamente en el primer trimestre debido a los ajustes en las tarifas del agua y los servicios telefónicos y también los impuestos municipales. Desde este lado, a diferencia de lo acontecido en años anteriores, el margen de maniobra para frenar la escalada del IPC es reducido dadas las dificultades financieras, tanto del gobierno como de la Intendencia de Montevideo.

HORACIO BAFICO Y GUSTAVO MICHELINHORACIO BAFICO Y GUSTAVO MICHELIN

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